El Orgullo de Bruselas sobrevive a la división entre flamencos y valones
El conflicto entre las dos principales comunidades lingüisticas de Bélgica ha estado a punto de provocar una importante crisis en la celebración del Orgullo LGTB de Bruselas (que el pasado mayo congregó a cerca de 50.000 personas). Finalmente, al menos para el año próximo, la paz está asegurada. De fondo, una disputa económica: la mayor aportación que la comunidad flamenca venía haciendo hasta ahora, y el riesgo de que esta se desplazara finalmente a Amberes, ha hecho que la comunidad francófona aumentara también su parte.
Este año 2011, la comunidad flamenca (que agrupa a la región de Flandes y a los bruselenses de habla flamenca) ha aportado 70.000 euros a la celebración del Orgullo. Los francófonos, sin embargo, aportaban solamente 18.000 euros entre tres instituciones: la comunidad francófona, la región de Valonia y los francófonos de Bruselas. Las amenazas del Gobierno flamenco de retirar el apoyo económico si no se reequilibraban las aportaciones, y el temor a que Amberes se hiciera con el protagonismo, ha empujado a estas tres instituciones a aumentar su aportación para el próximo año hasta los 47.000 euros. A esto se sumarán los 23.600 euros que aporta la región de Bruselas y los 15.000 del Ayuntamiento, lo que permitirá equilibrar la situación.
El Orgullo LGTB de Bruselas, organizado por Çavaria (Flandes), Arc-en-Ciel Wallonie (Valonia), y la Maison Arc-En-Ciel (Bruselas) es uno de los pocos eventos «unitarios» que todavía se celebran en Bélgica, un país en permanente tensión territorial y con una compleja arquitectura institucional que superpone tres grandes niveles administrativos: el estatal, el regional (Flandes, Valonia y Bruselas) y el de las comunidades lingüisticas (flamenca, francófona y germanófona).
Una tensión que, por cierto, ha mantenido al país con un Gobierno en funciones desde hace más de un año, si bien la crisis habría llegado a su fin tras el acuerdo alcanzado recientemente entre varios partidos para formar por fin un nuevo Gobierno, que como adelantábamos en julio será presidido por el socialista francófono y abiertamente gay Elio Di Rupo. Di Rupo, hijo de inmigrantes italianos, se convertirá de esta forma en el segundo jefe de Gobierno abiertamente homosexual del mundo, tras la islandesa Jóhanna Sigurðardóttir.