Italia y la línea de la palmera
Italia se hunde. Y no me refiero solo a las turbulencias en ‘los mercados’ o a las rebajas en la calificación de la deuda soberana. El viñetista Altan ha reflejado el sentir de muchos italianos en una viñeta publicada hace unas semanas en L’Espresso: ‘Ya no quiero el futuro. Tráigame la cuenta’.
Se equivoca quien piense que Italia siempre ha estado en crisis y que esta es solo ‘una más’. No pueden estar más equivocados. La derecha mediática española que tanto ha criticado la política económica del presidente Zapatero debería venir a ver lo que está pasando aquí. Puede que el gobierno Berlusconi haya llegado a su ocaso, pero su régimen amenaza con perpetuarse. Italia es hoy un país en ruinas, sin rumbo ni gobierno, a la deriva política, social y económica. Un país sin memoria ni futuro, con medios de ‘comunicación‘ semi-libres (el periodista Michele Santoro ha afirmado que hasta la misma palabra censura ha sido censurada), intentos incensantes de limitar las libertades de asociación y de reunión, una red sitiada y bajo la amenaza continua de nuevas leyes ‘bavaglio‘ (mordaza), mafiosos aclamados como héroes o una ministra de Ciencia y Educación que cree que los famosos neutrinos que viajaron desde Suiza a los Abruzos lo hicieron a través de un túnel real de más de setecientos kilómetros…
Un país, además, lleno de homosexuales anti-gay, donde gays, lesbianas y transexuales no tienen ningún derecho, donde ni siquiera se debate acerca de los derechos LGTB, pero donde todo el mundo parece estar patológicamente obsesionado con la homosexualidad.
La crisis del movimiento LGTB
No pretendo hacer un diagnóstico sobre la homofobia en Italia: me concentraré en aspectos menos conocidos de la realidad italiana. Dos Manzanas es uno de los pocos medios LGTB extranjeros que ha hecho siempre un buen trabajo en su ‘coverage’ de Italia, que es de altísimo nivel, y sus lectores saben ya que este es un país homofobo y que la fijación de numerosos políticos y personalidades públicas italianas (de izquierda y de derecha) por atacar las relaciones entre personas del mismo sexo no conoce límites. Como ha dicho Wu Ming: ‘en la Italia berlusconalizada se autoalimenta desde hace tiempo un círculo vicioso entre incitación a la homofobia (con cada vez más episodios violentos en la calle) y la rutilante exhibición/exaltación del gay famoso y posiblemente de derechas (de Platinette a Signorini a Lele Mora, pasando por Dolce & Gabbana)’.
En los últimos años tanto la izquierda como el mundo LGTB italianos han llevado sus respectivas crisis hasta extremos increíbles. Ha habido de todo, incluso gente de ‘izquierda’ que firmaba peticiones en favor de los fascistas, los defendía y los alababa con entusiasmo. Por lo que se refiere al movimiento LGTB, desde siempre débil e ineficaz, ha permanecido inmóvil, descomponiéndose durante décadas hasta que finalmente se ha desplomado, sumiéndose en una crisis abierta entre distintas facciones (el reciente debate sobre el ‘outing’ de personalidades públicas puso una vez más de manifiesto estas divisiones). Hay siglas muy conocidas en el extranjero que ya no representan casi nada. Al mismo tiempo se ampliaba la ruptura ya existente entre el movimiento y una mayoría de la comunidad LGTB. Pero en lugar de intentar comprender porque no lograba conectar mejor con la gente, una parte del movimiento ha respondido a las críticas como suelen hacerlo los políticos de la llamada ‘izquierda’: ignorándolas, cerrándose en sí mismo y acusando a los demás de ser unos vagos que saben solo quejarse. Muchos han empezado a ver en el movimiento un problema, pasando de la indiferencia a la hostilidad y rechazando todo lo relacionado con el activismo LGTB. Finalmente, se puso de moda ser de derechas. El problema es que algunos fueron más allá, negando que en Italia exista homofobia, llamando victimista a quien la denunciaba y rechazando la cultura gay, a la que tachan de ‘ghetto’. Las cosas parecen haberse calmado en los últimos tiempos, pero Italia sigue llena de homosexuales anti-gay: conformistas, clericales, contrarios a las drag queens, al orgullo, al matrimonio y en general a todo lo que sea gay (ghetto!).
El movimiento debería reorganizarse y pasar de la destrucción a la (re)construcción. El colectivo LGTB italiano necesita un movimiento fuerte y bien organizado, que sea muy LGTB y poco italiano, sin ‘líderes máximos’, con menos guerras ridículas entre ‘machos’ y más mujeres y trans en los puestos de mando. Un movimiento que sea capaz, por lo menos, de hablar con la gente. Es fundamental un cambio radical y que los viejos ‘líderes’ se marchen a casita de una vez. Afortunadamente hay asociaciones como Agedo, Rete Lenford y Certi Diritti cuyo trabajo en defensa de los derechos LGTB merece ser destacado, y que suponen una brizna de esperanza.
Genocidio cultural
La crisis del movimiento LGTB puede quizás entenderse mejor si se pone en el contexto italiano: estos últimos 20 años pueden verse como la culminación de un largo proceso de desculturalización que ha preparado el terreno para el retorno del fascismo (un fenómeno que Pasolini fue el primero, y el solo, en entender). Un fascismo nuevo, de rostro consumista, que está en la calle y se puede ver en la manera como la gente actúa, piensa, habla y trata los demás. Los efectos de la propaganda han sido devastadores (en las mujeres, por ejemplo, de las que se pretende que ‘sean guapas y se callen‘). Entre los ganadores de ese proceso se encuentran la ‘casta’ y las mafias. La iglesia católica, por su parte, ha logrado dos de sus objetivos: interrumpir el proceso de modernización de los años 60 y 70 y luego lanzarse con éxito a la ‘reconquista’, retomando el control del pueblo, recortando derechos civiles y libertades y poniendo fin al proceso de liberación de la mujer. Hoy todo el mundo se define católico en Italia. La iglesia se hace aclamar en la prensa de ‘izquierdas’ por condenar a Berlusconi (cuando en realidad sigue apoyándole) y es cada vez más rica, poderosa e intocable (tan intocable que ya casi nadie se atreve a oponerse o a denunciar los casos de pederastia en el clero). No hay un espacio que se libre de la influencia del católicismo.Los pocos laicos y antifascistas que quedan en Italia son sistemáticamente tachados de intolerantes (esta neolengua, esto de discriminar a alguien y luego tacharle de intolerante si se defiende es algo muy característico de esta Italia).
Es cierto que, como ha dicho Miguel Mora, ‘lo más grave es que ese proyecto nihilista, que ha convertido a los ciudadanos en espectadores y a la oposición en un guiñapo, ha terminado arrastrando a la mayoría a asumir que la normalidad es esto’ pero también es importante subrayar que los italianos no han sido víctimas de Berlusconi, solo de sí mismos. El ‘berlusconismo’ es, antes de todo, un fenómeno sociológico profundamente italiano. Además, el problema ya no es (solo) ‘él’. La llamada ‘izquierda’ tiene una responsabilidad enorme en lo que ha occurrido en el ‘belpaese’ a lo largo de estos años. Umberto Eco ha dicho en una entrevista al diario Il Manifesto que el 75% de los italianos son ‘berlusconianos’. Hace mucho tiempo que nadie dice ‘algo de izquierdas‘ en Italia.
La línea de la palmera
Hoy más que nunca sería necesario cambiar el régimen y la narrativa dominante pero no hay oposición. Todo el mundo se queda en los límites del discurso dominante (no hace falta subrayar, creo, que en Italia este es es el de Berlusconi y el Papa) y la mayoría de los italianos, anestesiados por 30 años de tele-basura, apoyan rabiosamente a la ‘casta’. Lo más probable es que Italia sigua hundiéndose cada vez más en la pobreza, el clericalismo, el fascismo, el ecocidio, la desculturalización y el olvido.
Italia ha sido un laboratorio. Lo ocurrido aquí deja una cuantas lecciones para el futuro, que tanto España como el resto de Europa no parecen haber aprendido. Deberían hacerlo cuanto antes. La ‘línea de la palmera’ o la ‘línea del café cargado’ de la que hablaba el gran escritor siciliano Leonardo Sciascia ha seguido ascendiendo hacia el norte y amenazan con cruzar la frontera italiana (será debido al cambio climático…). Como ha dicho Miguel Mora, ‘si este espanto ha sucedido en Italia, que hace solo 40 años era la vanguardia cultural de Europa y quizá del mundo, mucho más fácilmente puede suceder en un lugar como España… Ya nos contagiamos del virus hace 75 años, y eso son solo migajas en el río del tiempo’.
Nicola
Por deseo del autor, se prohíbe la reproducción total o parcial de este texto sin permiso expreso.
“Una carta en dosmanzanas” quiere ser una sección abierta, a la que podéis enviar cartas que deseéis que publiquemos en dosmanzanas y con las que queráis dar vuestro punto de vista sobre actualidad, noticias o cualquier otro tema relacionado de una u otra forma con la realidad LGTB. Todas las cartas para ser publicadas deberán ser recibidas en nuestro correo electrónico (Para que no lo confundamos con cualquier otro mail recibido en esta misma dirección, indicad en el asunto: “Una carta a dosmanzanas”).
Dosmanzanas se reserva el derecho a no publicar alguna de las cartas recibidas. Dosmanzanas puede no compartir las opiniones expresadas en las cartas publicadas en esta sección.
Bravo.
Magnifica carta, y creo que en parte tiene razon sobre esa italinacion española, a cuantos conocemos que no les molesta que una tia que no sabe hacer la O con un canuto, se la compare con Lady Di y se le llame la princesa del pueblo. Y que incluso algunas chonis y poligoneras sean a lo que aspiran ser.
Gente que no duda en votar a los que van a dar carta blanca a los pedidos de la CEOE, de rebajar las condenas judiciales de los despidos improcedentes de 45 a 20 dias, ¿alguien votaria por que las condenas de carcel se rebajaran a la mitad? Y todo con la escusa de igualarnos a la UE, pero nadie dice de igualar el salario minimo interprofesional que en Francia es de mas 1000 euros.
Es muy dificil comentar esto, porque realmente la situación es así.
La desesperación de muchos italianos no se nota, sólamente porque valoran más que antes la vida privada (lo cual es un problema, caundo todo se «guarda en casa»).
Por otro lado, me atrevería a decir que la situación es, aún, peor: el individualismo «teledirigido» (y alienado), a veces relacionado con Internet, es un suceso que se desarrolla en toda la humanidad.
Lagunas y retrasos culturales, mentalidad medieval o nuestro cerebro reptiliano, nuevas tecnologías… hacen cortocircuitos singulares. Italia es un buen ejemplo de esto (quizás un experimento), pero no el único…
En España tenéis la «renovación» de Rajoy (algo igualmente horroroso), o la incapacidad de valorar a ZP como gran referente, y adelantado.
Hay un poco de paranoia y de panico en esta carta de Nicola (coherente con la visión de MA Mora, corresponsal de El Pais en Italia hasta hace poco tiempo).
Yo -todo lo contrario- no soy pesimista. Creo que sì, la raza humana pueda ser considerada un experimento fallido… pero vamos, todos juntos. Luchando hasta el final, como diría Carlos Berlanga.
Hay un documental italiano magnífico sobre este tema, «Di me cosa ne sai?» de Valerio Jalongo: habla de la «transmutación genética, o no», de Italia, y contiene una respuesta: la esperanza cínica por el futuro.
Mientras tanto, hay que vivir y hacer el amor.
Hasta donde alcanzo a conocer la realidad italiana, me parece un análisis muy bien hilvanado. Sobre la advertencia que se hace a un contagio de esa situación a España, llega un poco tarde. Un escenario similar es esperable en la Piel de Toro desde los primeros meses del próximo año….y luego se hará mucho peor.
Excelente articulo, y lo peor es que toda Europa parece ir en la misma direccion
Nicola,
¡Enhorabuena! Coincido plenamente contigo. Tu análisis de Italia demuestra lo bien que la conoces. soy español, llevo un año viviendo en Italia, en Bologna, pero aún no soy capaz de entender muchas de las cosas que caracterizan, para bien o para mal, el Belpaese. Tú, sin embargo, has hecho un retrato muy aproximado de la realidad en este país que dirige un anciano de apellido Berlusconi.
Gracias, Nicola por poner por escrito un cancer sin diagnosticar.
Oskr
El problema de Italia es que los políticos no se enteran REALMENTE de lo que pasa. Ellos siguen teniendo el dinero sin merecerlo. Quien suda son los obreros, los que no no saben como pagar las impuestas, y los pocos que ahora trabajan no tienen bastante dinero para la familia.
Y los Italianos que hacemos? …nos quedamos en el sillón a ver a la tele como Italia se hunde, en algunos canales, o a oír que según Berlusca todo va bien, en otros. Si no estamos delante a la televisión tenemos el ordenador por las manos y protestamos allí: en el facebook. Esto lo hacemos maravillosamente.
No somos bastante valientes como deberíamos y las manifestaciones que hacemos las hacemos contra la gente inocente, los que pagan honestamente los coches que les destruyen o, al revés, son manifestaciones tan pacificas como procesiones.
No sabemos ni manifestar!
Si hablamos del tema LGTB en Italia, el todo no cambia. En este caso también no somos bastante valientes: el Vaticano hace política, y como los políticos no la hacen son ellos a tomar decisiones importantes en nombre de todos acerca de los derechos humanos. El problema es que Italia no debería ser un estado confesional donde los ciudadanos están educados en nombre de una doctrina. El resultado es que esta manera de pensar se transmite, y por tanto se se convierte en pensamiento uniforme también entre los que no son católicos.
Si unimos esto con el hecho de que muchos italianos no leen nada… lo que obtenemos es una mezcla fatal.
Italianos: tenemos que animarnos. Todos queremos dejar nuestro país… pero: ¿realmente no queremos animarnos ni un poco? ¿realmente queremos que todos nos tomen por el pelo, incluso la DERECHA española que se ríe de Berlusconi (y esto es grave, porque ni la derecha española es famosa para trabajar bien)?
Las impuestas o los impuestos? Perdonadme pero no soy español. 🙂
Pues tengo que discrepar contigo, Neike, yo no creo que ahora mismo esta situación se esté extendiendo a Europa. Los últimos resultados electorales no parecen ir en ese sentido, en Alemania Merkel tiene ahora mismo que hacer encaje de bolillos para mantenerse en el poder mientras sus aliados, los liberales, que han apostado fuerte por el radicalismo, ven muy palpable la amenaza de convertirse en un partido extraparlamentario; si en Francia Sakozy supuso llevar al poder buena parte del ideario del F.N. (lógico, ya que su estrategia pasaba por ganar las elecciones gracias al apoyo de esa base electoral), ahora parece que va a ser inevitable que la izquierda llegue al poder. En el Reino Unido, la llegada de los conservadores al poder tiene toda la pinta de que va a suponer no una derechización, sino el fin de un período muy oscuro de gobierno laborista de Blair, los signos son muy claros: Apuestas por el matrimonio gay y Murdoch en el banquillo. En Polonia acaba de fracasar el intento de hegemonía política de los sectores católicos más próximos al Vaticano, y con un partido anticlerical aupado al 10%. En la propia Italia el año pasado yo pude asistir a un Europride ante el que acabaron por sucumbir incluso instituciones nada sospechosas de progresismo ni de centrismo moderado, y en el mismo fin de semana el pueblo italiano asestó una sonora bofetada a Berlusconi vía referéndum. En Dinamarca se va a formar un gobierno donde por primera vez en muchos años la extrema derecha no va a tener influencia, mientras que en la vecina Noruega el partido que representa esos valores ideológicos ha sufrido un revés muy serio en sus cuotas de poder local y de apoyo social. Y con esos antecedentes dudo mucho que en Finlandia los populistas vayan a mantener durante mucho tiempo sus elevados apoyos electorales. Incluso habría que tener en cuenta el resultado del último plebiscico sobre la cuestión de las parejas del mismo sexo en el pequeño Liechtenstein, que cualquier observador imparcial habría pronosticado como un paseo militar para los huestes del integrismo católico.
En resumen, buena parte del análisis que Nicola aplica a Italia está en realidad mucho más próximo a la realidad actual española que a las perspectivas de futuro de su país. Allí el futuro es incierto, pero hay posibilidades reales de que el período Berlusconi llegue a su fin, aunque es verdad que está por definir una alternativa de gobierno creíble desde el progresismo. Aquí sin embargo el futuro no tiene incertidumbres, aparece claro como el cristal, y me temo que no será un régimen con lazos influyentes en Europa, en ese continente los afines ideológicos están en la oposición o fuertemente desprestigiados y amenazados por los procesos electorales. En mi opinión la nueva España está abocada a sostener lazos sólidos sólo con el Tea Party norteamericano (recordar los últimos años del gobierno de Aznar), y está por ver que la adhesión de los conservadores españoles a esos principios vaya a tener una reciprocidad desde el otro lado del Atlántico. El planteamiento de país laboratorio que hace Nicola para Italia me parece oportunísimo para España, y si no recordar el desarrollo de las recientes JMJ, que por cierto me vienen al pelo para apoyar mis comentarios sobre el previsible cambio de actitud internacional hacia nuestro país, incluso desde el otro lado del Atlántico; recomiendo revisar las hemerotecas de la prensa internacional y buscar los artículos referidos a todo lo ocurrido en esos días en nuestro país, es posible que el tono de los futuros artículos sea similar sobre las venideras acciones de gobierno a partir del año que viene…al tiempo.
Neike, lo siento pero no estoy para nada de acuerdo contigo, creo que Nazareno ha explicado estupendamente cuál es la situación en Europa. El único lugar que va a sufrir verdaderos retrocesos en el ámbito social y civil es España, donde el PP, partido de derechas que tira más hacia la extrema derecha que hacia un supuesto centrismo, va a gobernar con mayoría absoluta. Repito el PP es un partido donde la extrema derecha pesa mucho, por esta razón no tenemos un partido específico de extrema derecha en España como lo pueda haber en Francia o Dinamarca. Muchos de los dirigentes y personalidades del PP son de extrema derecha y algunos integristas católicos. Por poner algunos ejemplo: Botella, Cospedal, Oreja, Sánchez Camacho entre otros.
pero es lo que hay. si la confusion de real y mentira es la arma de nuestros enemigos, el web (que con la mentira y la broma en plan positivo tiene mucho a que ver) puede ayudar a nosotros. el pesimismo es inutil.
no me gusta lamentarme de Italia y sus desastres en España que ya tiene de lo suyo (si acepta el «nuevo» Rajoy, un facha con cara de Disney).
tenemos que intercambiar estrategias y tecnicas de defenza y ataque. gracias a la ironia hoy en Milan tenemos un alcalde de izquierda. y nunca se haria imaginado posible en la ciudad del Enano Presidente.
De acuerdo con Paolo, no se gana nada con el victimismo o pesimismo, sí con la organización y en estos tiempos estamos viendo lo útil que es internet para que esto no avance. Cuando las barbas de tu vecino veas pelar…
Un artículo muy interesante, con muchos temas a debate. De lo poco que conozco la sociedad italiana me sorprendió el machismo que está todavía muy vigente, y vi cosas que en España serían inconcebibles, en ese sentido espero que no vayamos a retroceder.
Por degracia otras muchas cosas que dice Nicola podrían aplicarse a España, únicamente el movimiento del 15-M me hace ser ligeramente optimista con respecto al despertar de parte de la sociedad española frente a los continuos abusos del poder económico y político que cada vez recortan más derechos.
Testigo, como italiano te puedo decir que estoy de acuerdo con la primera parte de tu comentario. Me gustaría vivir en vuestro país.
Hola 🙂
Antes de nada quiero agradecer a todos aquellos que han leído esta carta y especialmente a los que la han comentado. Me alegro mucho que os haya gustado 🙂
@Nazareno/Ozores: lo siento pero yo estoy de acuerdo con ‘Neike’. Me parece evidente que la ‘línea de la palmera’ se está extendiendo a toda Europa…incluida España, por supuesto y desgracia.
@Paolo: No es cuestión de optimismo o pesimismo. Lo siento pero no has entendido nada de lo que yo he escrito. Estoy en desacuerdo con casi todo lo q has dicho. Y una pequeña puntualización: Milán No es gobernada para la izquierda.
Muchas gracias de nuevo a todos 🙂