Dos estados de Malasia estudian endurecer la persecución de la homosexualidad
Dos estados de Malasia plantean endurecer la persecución de la homosexualidad entre sus ciudadanos musulmanes. Se trata de Pahang y Malacca, cuyos líderes religiosos están considerando añadir castigos suplementarios a los que ya prevé la legislación federal. La noticia se produce días después de que las autoridades malayas ordenaran la cancelación de un Festival que se venía celebrando desde 2008 para promover el respeto a la diversidad sexual.
Considerado tradicionalmente uno de los países de mayoría musulmana más secularizados, las leyes de Malasia siguen castigando la “sodomía” con penas de hasta 20 años de cárcel, si bien en la práctica la homosexualidad no suele perseguirse penalmente. O así ha sido hasta ahora, cuando la mayor visibilidad de la realidad homosexual parece estar desencadenando las iras de los sectores más conservadores. «La homosexualidad va contra el islam. Los hombres deben buscar a las mujeres, no a otros hombres. Por eso es por lo que nos negamos a seguir esta actividad promovida por los países occidentales«, ha argumentado Mohamad Ali Rustam, ministro del Gobierno regional de Malacca. «Se habla de derechos humanos, pero esto no está bien«, ha añadido.
El endurecimiento de las penas se aplicaría a los musulmanes, tanto a los homosexuales como a todos los que los apoyen de alguna manera. Hay que tener en cuenta que Malasia es un país de variada composición étnico-religiosa, aunque de mayoría musulmana, en el que conviven leyes civiles (de obligado cumplimiento para todos) y leyes islámicas, de aplicación a los ciudadanos musulmanes. El islam se considera de hecho la religión oficial del estado (aunque se practican sin problema otras religiones) y como en muchos otros países de mayoría musulmana, la sharia o ley islámica se considera una fuente más de derecho, especialmente a nivel local.
Frecuentes noticias de carácter homófobo
Malasia es una de las principales economías del sudeste asiático y constituye un importante socio comercial de Occidente, pero también es fuente habitual de noticias de corte homófobo. Entre las últimas, el intento de enviar a 66 adolescentes “afeminados” a un campamento para masculinizarlos o la censura de la canción Born This Way, de Lady Gaga, por su contenido LGTB. Semanas antes, un joven gay musulmán recibía amenazas de muerte por difundir un vídeo en el que animaba a otros homosexuales a salir del armario.
En marzo de 2010 informábamos sobre la relajación de la censura, dispuesta a permitir la presencia de personajes homosexuales en el cine siempre y cuando se arrepientan o se vuelvan heterosexuales. Pocas semanas después la ley contra la sodomía era usada para juzgar a Anwar Ibrahim, un líder opositor, noticia que también recogimos. Antes, en noviembre de 2008, nos hacíamos eco de como las autoridades musulmanas dictaban un edicto contra las “actitudes masculinas” en las mujeres, entre las que se incluía el lesbianismo y el vestir “como un hombre”.