El 5% de los solicitantes de ingreso en una universidad estadounidense se declara LGTB
Aproximadamente un 5% de los solicitantes de ingreso en el Elmhurst College, una universidad de Chicago (Illinois) se identificaron como gay, lesbiana, bisexual o transexual en los formularios. Se trata de la primera vez que un centro universitario de Estados Unidos pregunta directamente el dato.
«No sabíamos lo que nos iban a responder, que al fin y al cabo es por lo que lo preguntamos», ha explicado Gary Rold, responsable de la admisión en la universidad. Rold ha explicado que sintieron la necesidad de conocer de forma más precisa el dato cuando antes de la festividad de Acción de Gracias un solicitante contactó con la universidad para encontrar un lugar donde vivir durante sus últimos meses de instituto después de que sus padres le echaran de casa al enterarse de que era gay.
Lo cierto es que, pese al escepticismo de algunos, los solicitantes no parecen haber tenido problema en reconocerse como LGTB en el formulario. De los 2.200 solicitantes, 109 lo hicieron (de ellos, 63 fueron finalmente admitidos). Rold cree, no obstante, que el número real podría ser mayor, dado que las familias están muy involucradas en el proceso de solicitud y muchos jóvenes pueden haberse sentido coartados.
El dato no ha sido utilizado, en cualquier caso, para tomar decisión alguna sobre las admisiones, aunque sí contará a la hora de solicitar una beca de diversidad. No faltan los que piensan, de hecho, que algún joven puede haber rellenado su formulario identificándose como LGTB sin serlo para mejorar sus posibilidades de conseguir una de estas becas, algo que Gary Rold no cree.
El Elmhurst College es un «colegio de artes liberales«, un tipo de institución universitaria menor que por lo general permite graduarse en ciencias y en humanidades pero no ofrece el grado de doctorado ni imparte estudios de ingeniería. Se espera que muchas otras universidades sigan pronto su ejemplo, por cierto, a la hora de conocer cuántos alumnos LGTB tienen. La Universidad de Harvard, por ejemplo, (uno de cuyos centros ya dispone de una directora responsable de promover y coordinar la vida estudiantil LGTB) estudia ya hacerlo en próximos cursos.
Parece una buena medida. O al menos parece que está hecha con buena intención. Pero, ¿no debería ser al revés?
Es decir, que los jóvenes que quieran se acerquen a las asociaciones LGTB. Que las universidades fomenten las actividades asociadas al colectivo LGTB.
Por una parte es una buena muestra de que la sexualidad es un dato más de nuestra identidad, como la edad o la altura. Una muestra de que hay diversidad y de que esa diversidad no se oculta.
¿Pero qué pasa si alguien recoge esos papeles y usa ese dato en contra del alumn@?