Las memorias de un prostituto bisexual desvelan las relaciones homo y bisexuales de numerosas estrellas del viejo Hollywood
Las memorias de Scotty Bowers, que salen a la venta en Estados Unidos el 14 de febrero, prometen desvelar las experiencias homo y bisexuales de muchas de las estrellas del Hollywood de la edad dorada: Cary Grant, Spencer Tracy, Katharine Hepburn, Montgomery Clift o Rock Hudson, entre otros. De algunas de ellas ya se conocían, en otros casos es toda una sorpresa, al menos para el gran público.
Scotty Bowers ejerció durante años como prostituto bisexual y se relacionó con muchas estrellas del Hollywood de los años cuarenta y cincuenta. Full Service: My Adventures in Hollywood and the Secret Sex Lives of the Stars es el título de su libro de memorias, coescrito con Lionel Friedberg, y que cuenta su historia a partir de los 23 años, cuando recién graduado de la marina tras la Segunda Guerra Mundial comenzó a trabajar en una gasolinera cercana a los estudios Paramount. Un día se detuvo allí el coche de Walter Pidgeon, que le ofreció 20 dólares a cambio de sus servicios. Fue el inicio de un próspero negocio por el que, con la gasolinera como tapadera, pasaron durante años personas que buscaban directamente sus servicios sexuales o a las que se los conseguía de otros y otras.
Algunas de las revelaciones de Bowers son especialmente sorprendentes. Afirma, por ejemplo, que llegó a conseguirle a Katharine Hepburn relaciones con unas 150 mujeres. “He mantenido silencio durante todos estos años porque no quería hacer daño a ninguna de estas personas», argumenta. Ahora que todos ellos han muerto «la verdad ya no puede herirles», sostiene. Casado con una mujer desde hace 27 años, la llegada del sida en los 80 puso definitivamente fin a su negocio. “El juego ya no era seguro”, afirma.
El anuncio de la publicación del libro, al que los cronistas de sociedad dan credibilidad (Bowers, que tiene ahora 88 años, llegó a ser bastante conocido en el Hollywood de la época, si bien nadie había conseguido hasta ahora que revelase sus experiencias) ha causado ya las primeras polémicas. Frente a los que piensan que no debe sacarse del armario a personas ya fallecidas, otros defienden que nada hay de malo en conocer su homosexualidad o su bisexualidad.