Hombre Angel
Hombre Ángel
Gunther Geltinger
Editorial Pre-textos
Podríamos empezar diciendo que Hombre Ángel es otra novela que cuenta el paso de la adolescencia a la edad adulta de un joven homosexual, pero es mucho más: el personaje principal, Leonard-Ángel, que se desdobla constantemente y obliga al lector a estar atento para poder distinguir la realidad (Ángel persona) de la ficción (Ángel escritor) expresa su disconformidad o su diferencia o su desintonía (“algo radicalmente discordante dentro de sí mismo”) a base de automutilaciones no aptas para lectores sensibles. Sin embargo uno sabe que detrás de cada corte, detrás de cada cicatriz, detrás de cada salto al vacío, o al río Meno, Angel se va construyendo poco a poco. A su manera y como hemos hecho muchos: agarrándose a la escritura como salvación.
Conoceremos sus primeros amores de adolescencia, Mario y Volker, tan distintos: uno no le recordará al cabo de los años y el otro no podrá olvidarle. Pronto irá a vivir a Viena con la hermana de Volker (Feline, tan compleja como el propio protagonista) y conocerá a Tiago, un chapero que le desequilibrará aun más. Una nueva huida, esta vez con la familia formada por su hermana, su cuñado y su sobrino, acercará a Ángel a su ansiada estabilidad con Boris, un buen hombre (eso parece) al que conoce en una lavandería y con el que se irá a vivir inmediatamente, emprendiendo juntos un viaje en bici para intentar construir algo a medias. Un ciclista que se cruzará con ellos en el camino pondrá constantemente en cuestión el frágil equilibrio de la relación.
Resulta destacable que Geltinger se centre en los episodios clave, haciendo un abundante uso de las elipsis que, en cualquier caso, quedarán aclaradas rápidamente pese al desconcierto inicial que causa cada cambio de capítulo, en el que siempre tenemos la sensación de que nos hemos perdido algo, por no hablar de las creaciones del Ángel escritor, que confundirán al lector tanto como al propio Ángel e intentarán (a medias, el lector y Ángel) dilucidar qué es realidad y qué es ficción, deliciosamente confundidas en un juego perverso. El excesivo consumo de tranquilizantes influye también, claro.
Es tremendamente emocionante (hasta las lágrimas, y va en serio), el capítulo de la muerte de la madre, un conmovedor personaje que pasa toda la novela en la sombra (literalmente): sus dolores de cabeza la obligan a permanecer en su habitación a oscuras, rodeada de libros de Historia. Su muerte es lo más real de la novela, por lo que tiene de irrefutable y hará que Ángel comprenda que, pese a su negación, hay cosas que son como son. Finalmente, las conversaciones con los animales recuerdan al cine de Apichatpong Weerasethakul, del que no dudamos que el autor es ferviente admirador. O debería serlo.
Gunther Geltinger nació en 1974, en Erlenbach del Meno, estudió para guionista y dramaturgo en Viena y asistió a la Escuela de Arte y Comunicación de Colonia. Ha participado en el taller de narrativa del Colloquium Literario de Berlín y ha obtenido la beca Rolf-Dieter de Colonia, ciudad donde reside como escritor independiente. Hombre Ángel es su primera novela y fue incluida entre los finalistas de 2008 del Premio Aspekte, el galardón para debuts novelísticos más reputado en Alemania.