La Presidenta de Liberia y Premio Nobel de la Paz matiza sus declaraciones contrarias a la homosexualidad tras la polémica suscitada
La Presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, ha anunciado que se opondrá a la aprobación de cualquier medida «extremista» que suponga la marginación de las personas homosexuales. Johnson Sirleaf, que en 2011 fue una de las galardonadas con el Premio Nobel de la Paz, intenta así acallar la polémica suscitada por sus recientes declaraciones en una entrevista a The Guardian en la que precisamente defendía la penalización de la homosexualidad.
Las declaraciones de Ellen Johnson Sirleaf desencadenaron un gran revuelo, acentuado precisamente por el hecho de que se trate de una Premio Nobel de la Paz, hasta el extremo de que el propio Departamento de Estado de Estados Unidos hizo pública su preocupación. Ahora la Presidenta de Liberia expresa que en su país no existen leyes contra la homosexualidad aunque las creencias cuturales y religiosas del país condenen «ciertas prácticas sexuales». Johnson Sirleaf añade que nunca ha defendido la discriminación contra ningún grupo, que se reserva el derecho de vetar cualquier «legislación extremista» en ese sentido y que simplemente se ha mostrado partidaria de que «el proceso democrático siga su curso y los liberianos puedan discutir en una atmósfera de libertad».
El comunicado de la Presidenta de Liberia «olvida» que el Código Penal liberiano sí que castiga la «sodomía voluntaria». Aunque es cierto que dicho castigo es en teoría aplicable tanto a relaciones homosexuales como heterosexuales, a nadie se le escapa que en aquellos países que aún mantienen leyes contra la sodomía estas son utilizadas en la práctica como una forma de persecución de la homosexualidad.
Una situación muy difícil
Como hemos informado recientemente, se da la circunstancia de que en los últimos meses activistas del movimiento LGTB liberiano han promovido una campaña pidiendo el reconocimiento de derechos para las minorías sexuales. Los activistas también han pedido a las autoridades que intervengan para proteger a la comunidad LGTB del país, víctima de una violencia creciente. Esta campaña ha desatado la reacción enfurecida de las iglesias cristianas de Liberia, que han llegado hasta amenazar con una revuelta si se llegan a aprobar medidas en ese sentido, así como la presentación de al menos un proyecto de ley con el objetivo de endurecer la persecución penal de la homosexualidad.
El último episodio de esta ola homófoba nos llegaba hace pocos días, con la divulgación de una lista con nombres de activistas en favor de los derechos LGTB amenazados por una organización homófoba.
Bueno al menos tuvo la decencia de no decir que tiene muchos amigos homosexuales, algo es algo .
El tono directo y EXTREMO de sus declaraciones homófobas contrasta con esta tibia «rectificación» de circunstancias. No me creo a esta tía. Ser mujer, negra y homófoba es no haber comprendido nada acerca de la discriminación, por mucho reconocimiento internacional que tenga.
Esta tipeja, por mucho premio que tenga, no se ha enterado que los derechos humanos se respetan o no y ella está propiciando, por activa o pasiva, que se vulneren los derechos humanos de la comundidad LGTB liberiana. Ya podían aprender de Sudáfrica donde tras años de apartheid, en la Constitución se consagra la igualdad por motivo de orientación sexual y se recoge expresamente el derecho al matrimonio entre las personas del mismo sexo. Pero claro, como siempre, detrás están los inquisidores religiosos y las malditas confesiones cristianas, casi todas igual de retrógradas, ignorantes, anticuadas, ridículas y supersticiosas.
Yo no me lo creo, sus declaraciones no suenan muy convincente.
Esta se ha hecho caquitas pensando en la posibilidad de que le retiren el Nobel.
Deben quitarle el Nobel a esta mujer tan prejuiciosa