La deportación desde Reino Unido de un hombre homosexual a Camerún, temporalmente paralizada
El proceso de deportación del camerunés Ediage Valerie Ekwadde se ha visto detenido, al menos por el momento, al negarse Ekwadde a embarcar en el avión que lo iba a trasladar de Londres a París. Ekwadde llegó al Reino Unido en noviembre del pasado año, y solicitó asilo aduciendo que su vida corría peligro en Camerún debido a su homosexualidad, pero la Agencia de Fronteras británica no consideró creíble que el camerunés fuese gay.
Ekwadde, de 26 años, entró en el Reino Unido el pasado mes de noviembre, poco antes de que tres hombres homosexuales fuesen condenados a cinco años de prisión en su Camerún natal. Ekwadde solicitó asilo en base a su orientación homosexual, pero las autoridades británicas se lo denegaron al no encontrar “pruebas creíbles” de su homosexualidad. El 5 de mayo el camerunés iba a ser trasladado a París como primera escala de su deportación, pero consiguió abandonar el avión tras amenazar con “armar un escándalo” porque su vida corría peligro. Se piensa que se encuentra actualmente detenido cerca del aeropuerto de Heathrow.
Se da la circunstancia de que la Corte Suprema británica sentó un precedente histórico en julio de 2010, al reconocer el derecho de asilo a personas perseguidas por su condición sexual. Anteriormente dichas personas eran sencillamente deportadas con el consejo de “disimular” su orientación o identidad sexual. No obstante, parece que la situación actual dista de ser perfecta. En palabras del activista Paul Canning las autoridades ‘han pasado de su antigua excusa para denegar asilos, “vuelve a casa y sé discreto”, a “demuestra que eres homosexual”’.
Escalada homófoba en Camerún, mientras sacerdote protestante defiende derechos LGTB
Lo cierto es que la situación de las minorías sexuales en el país africano es francamente difícil. En febrero informábamos de la detención de al menos tres mujeres lesbianas, acusadas de mantener relaciones homosexuales. Aunque por desgracia ya habíamos conocido numerosos casos de hombres detenidos y juzgados por homosexualidad en Camerún, se trataría al parecer de la primera vez que mujeres lesbianas eran formalmente acusadas de un “delito” castigado con penas de hasta cinco años de cárcel.
Ante semejante panorama, resultan especialmente llamativas y de agradecer las palabras del sacerdote protestante Jean-Blaise Kenmogne, que ha mostrado su apoyo a las minorías sexuales en Camerún. Kenmogne habría mostrado su desacuerdo con la opinión extendida en dicho país de que el VIH/sida sería un castigo contra los homosexuales, y también ha negado que la homosexualidad sea ajena a las costumbres africanas, una “importación occidental”, o que esté ligada a la pedofilia.
Mis respetos para Jean-Blaise Kenmogne.