Shame
Después de Hunger, la anterior película de Steve McQueen, esperaba con auténtica devoción Shame (Reino Unido, 2011). Y si encima vuelve a salir Michael Fassbender, interpretando esta vez a un adicto al porno, no digo más… No es Shame mejor que Hunger, pero es que Hunger era excepcional. Lo curioso es que tanto por la publicidad como por lo oído hasta ahora pensaba que Shame iba a ser un especie de American Psycho: un hombre vacío y superficial que solo usa a los que le rodean para conseguir su placer sexual y que sería una película repetitiva, fría y mecánica hasta el vómito… y puede que lo sea, pero hay mucho más.
Porque desde el momento en que aparece en pantalla Sissy (Carey Mulligan), la hermana de Brandon (Fassbender), uno sabe que la película imaginada se acaba de caer por los suelos, una vez más. Y es que me he rendido a su personaje de chica mala, maltratada por la vida, una perdedora, alcohólica (quizá), enamorada sin salida (quizá), y cantante de jazz (quizá) en un club nocturno. Seguramente ya solo se tienen el uno al otro pero ella quiere mantener ese vínculo cuando él ya está fuera del mundo.
Es fácil pensar que Shame desprende una moralina que haría las delicias de ciertos influyentes (y pesadísimos) grupos de poder: se empieza así y se acaba asao… Y más cuando descubrimos que Brandon, en una de las salidas nocturnas, acaba en un club de sexo para hombres. Y es que se puede caer muy bajo, pero lo más bajo de todo es la homosexualidad “por vicio”. Siempre me he sentido fascinado por esa tesis sobre una homosexualidad “de nacimiento” que no queda más que aceptar porque Dios lo ha querido y otra “de vicio” a la que se llega de manera inevitable tras mucha depravación, mucha puta y mucha lujuria desmedida. Curiosamente, la tesis opuesta causa risas generales: un hombre homosexual que en su descenso a los infiernos del sexo llega a lo peor, lo más horrible, lo más degradante: acostarse con una mujer. Un hererosexual “de vicio” (o un gay curado).
Sin embargo, y pese a la fuerte tentación de calificar a Shame de moralista e incluso algo homófoba, uno no puede dejar de pensar que el personaje del jefe/amigo es aún más repugnante que el de Brandon: al menos Brandon no tiene esposa e hijos esperándole en casa. Por otro lado, las escenas de sexo, con la exquisita música (a veces Bach, a veces la compuesta por Harry Escott para el film) están rodadas como si de una epifanía se tratara, un porno a lo Capilla Sixtina ante el que el que suscribe, y pese a la tendencia a condenar lo que está viendo, no puede dejar de mirar fascinado, e incluso en éxtasis.
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No he visto hunger, pero shame me impacto, eso si, me dejo un poco de mal cuerpo, el fass espectacular, me sobra la escena del local para hombres nocturnos 🙂
Pues yo siento decir que, salvo la BSO que es una auténtica joya, no me gustó nada. Si bien es cierto que la trama es perfectamente verosímil y va mucho más allá de la simplicidad de «tío más salido que el rabo de un cazo que se tira todo lo que se le pone delante», tiene algo sin embargo que no me consigue enganchar.
A mí me gustó mucho, la soledad del protagonista, y las imágenes que son perfectas: ya no quiero ir a New York, a ver si no es tan guapa como en la peli.
A mí me encantó. Un peliculón, igual que «Hunger». Es verdad que, poniéndonos tiquismiquis, podemos hacer lecturas moralistas o incluso homófobas de ella (ese cuarto oscuro que tanto recuerda al de «Irreversible»), pero no creo que las intenciones del director vayan por ese camino. Y si van, desde luego yo no las interpreto así. Prefiero quedarme con todo lo demás, que es excelente. Una lástima que en su estreno se hablase más del tamaño del rabo de Fassbender que de las virtudes cinematográficas de la película, que son muchas.
Fassbender me encantó, y la película también.
Ya puedes decir lo de la moralina que haría las delicias de influyentes grupos de poder, puto.
A cuento de esta película, el señor Juan Manuel de Prada, ese rancio ultracatólico reprimido que al mismo tiempo escribe libros con títulos como Coños, escribió la típica columnilla demagoga de lo terriblemente vacía que está la vida de quienes no creen en sus majaderías y sus memeces represivas.
Sobre Shame, no la he visto, pero la veré, sin duda alguna.
Sobre la posible homofobia de la película, señalar que el director Steve McQueen es gay y ha firmado trabajos (como videoartista) sobre las técnicas y rituales de ligoteo en esos mismos «clubs de hombres nocturnos», que diría el otro.
La caída final en el abismo puede interpretarse como una degradación al llevar a Brandon a un bar gay, pero también como una aniquilación moral: el personaje renuncia al rasgo que le define esencialmente, la atracción por las mujeres, con tal de procurarse un orgasmo. Servidor, al menos, lo ve así.
¿Que Steve McQueen es gay? Pues creo que está casado y tiene una hija pequeña. Por lo menos en Internet hay fotografías de los tres en premieres y festivales.
Por otro lado la interpretación que haces de la escena del bar gay es más o menos la misma que hago yo. Creo que, efectivamente, eso es lo que se pretende contar con ese momento.
#1 Pues a mi la escena del local para hombres nocturnos me encanta! Y no me parece homófobo en absoluto.
Lo que no me gusta es la moralina de promiscuidad=soledad. No es cierto.
Sí que veo muy bueno el contraste entre el protagonista, promiscuo pero al mismo tiempo más cercano y comprensivo con las mujeres, y el jefe que es un hombre «ejemplar» de familia que luego resulta ser un cabr** con su esposa y un inútil comunicándose con mujeres.
chica mala, maltratada por la vida, una perdedora, alcohólica (quizá), enamorada sin salida (quizá)
Desgracidamente con estas características te quedas fuera del mercado de los matrimonios, la gente guay y la felicidad. Estás condenada/o