Suicidio en Kenia de lesbiana retenida por su familia
Según la página de noticias Identity Kenya, una mujer lesbiana se habría quitado la vida esta semana por pura desesperación, tras una sucesión de desgracias: al parecer fue atacada y apuñalada por su novia, y al descubrir el género de su pareja su familia la mantuvo confinada en el hogar familiar y la casó a la fuerza con un hombre mayor.
Joan Sandy Achieng vivía y trabajaba en Nairobi y habría sido víctima de una brutal agresión a manos de su propia novia. A raíz del incidente su familia descubrió su orientación sexual y procedió a aislarla del mundo exterior reteniéndola desde el mes de marzo en el hogar familiar en la pequeña localidad rural de Mbita Point, en el oeste de Kenia. Además, la casaron a la fuerza con un hombre mayor que ella, que habría estado abusando de ella.
Según amigos de la fallecida, su teléfono habría sido confiscado y no podía recibir visitas. Pese a ello, se habrían enterado de su matrimonio forzado y los abusos que sufría a causa de los deseos de su familia de verla embarazada. Tres días antes de su suicidio Achieng consiguió contactar con una de sus amistades cercanas, y le contó que ya no podía más y que estaba dispuesta a suicidarse y acabar con el sufrimiento en que se había convertido su vida. Prometió llamar de nuevo para dar noticias sobre su situación, pero desgraciadamente dicha llamada nunca llegó a producirse.
Las activistas lesbianas que están investigando el caso declaran saber de otros cuatro suicidios similares, en los que las víctimas también fueron casadas a la fuerza con el propósito de “curarlas”. Suicidios que ponen de manifiesto el escaso o inexistente apoyo familiar con que cuentan las personas LGTB en el país africano.
Desgraciadamente en los últimos días nos hemos visto obligados a hablar en varias ocasiones de la dura situación de las minorías sexuales en Kenia, país que castiga la práctica de la homosexualidad con penas de hasta 14 años de cárcel (en base a leyes heredadas de la época colonial británica), y donde únicamente un 3% de sus habitantes estaría dispuesto a algún tipo de reconocimiento social de la personas homosexuales, y un 96% considera tal orientación sexual inaceptable.