El Tribunal Supremo ruso avala, con matices, la prohibición de la «propaganda homosexual»
Confusión, quizá interesada, en torno a las implicaciones de una sentencia del Tribunal Supremo ruso sobre una de las leyes que prohíben la así denominada «propaganda homosexual» a menores. Mientras medios oficialistas rusos la presentan como una victoria de los activistas LGTB, algunos de los más destacados entre estos, como Nikolai Alekseev, opinan que la sentencia es muy negativa y que la forma de presentarla no deja de ser un intento de «lavado de cara» del régimen ruso ante la opinión pública internacional.
Sobre el papel, y sin profundizar demasiado, la sentencia -referida en concreto a la ley que prohíbe la «propaganda homosexual» a menores en la región rusa de Arkhangelsk- podría parecer en efecto positiva, en tanto considera que no todos los eventos LGTB entrarían dentro de dicha categoría. La distribución de información «neutral» sobre la homosexualidad, o la participación de representantes de la minoría LGTB en debates públicos sobre la materia, por ejemplo, no estarían prohibidas.
Sin embargo, y según ha explicado el líder LGTB ruso Nikolai Alekseev, la sentencia es profundamente negativa. En primer lugar, el que excluya algunos eventos LGTB no significa que la ley no haya sido considerada legítima y acorde a las leyes federales rusas. Más aún, el Tribunal Supremo llega a considerar que en Rusia existe una «estructura familiar tradicional» merecedora de protección legal a través de leyes de este tipo. Para Alekseev, esta argumentación empeora incluso el marco legal al que los activistas LGTB se tienen que enfrentar. Por último, la sentencia del Supremo no sienta jurisprudencia, por lo que las autoridades siguen teniendo libertad, en la práctica, para prohibir cualquier evento LGTB.
El Orgullo LGTB de Moscú, prohibido durante un siglo
En agosto recogíamos, de hecho, como un Tribunal Superior de Justicia de Moscú rechazaba la apelación de Alekseev y consideraba válida la prohibición del Orgullo LGTB de Moscú durante los próximos cien años, que otro tribunal de orden inferior ya había validado. Después de que en mayo docenas de manifestantes fueran detenidos cuando intentaban celebrar la marcha, que por séptimo año consecutivo había sido prohibida, las autoridades de Moscú emitieron una nueva prohibición de las marchas del Orgullo LGTB válida durante un siglo. Respondían así a la iniciativa de Alekseev, que había formalizado peticiones de autorización para cada uno de los próximos cien años. Su objetivo final en realidad no era otro que agotar la vía legal y llevar la prohibición ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Alekseev, recordemos también, fue el primer multado por desafiar la ley que prohíbe la “propaganda homosexual a menores” en San Petersburgo, en concreto por desplegar una pancarta frente al Ayuntamiento de la ciudad con el lema “la homosexualidad no es una perversión“. San Petersburgo es el caso más conocido, pero normativas similares están ya vigentes en las regiones de Ryazan, Kostroma, Novosibirsk o la ya mencionada Arkhangelsk. También en el Krai de Krasnodar se está tramitando una medida de este tipo, e incluso se ha propuesto en el Parlamento ruso su extensión a nivel nacional. Precisamente el Tribunal Europeo de Derechos Humanos está pendiente de estudiar la demanda presentada por la activista Irina Fedotova por la primera de estas leyes, la aprobada en Ryazan.