Arcigay, histórico colectivo LGTB italiano, sufre una grave crisis interna
El colectivo LGTB italiano Arcigay se ha visto sacudido en las últimas semanas por una grave crisis, consecuencia del enfrentamiento abierto entre sus distintas facciones en vísperas de su próximo congreso nacional. La crisis tiene lugar justo cuando el movimiento LGTB italiano libra un duro enfrentamiento con el Partido Demócratico (PD) sobre el futuro de los derechos de las minorías sexuales.
Arcigay celebrará en Ferrara (Emilia-Romaña) su XIV Congreso Nacional entre los días 23 y 25 de noviembre. Allí los delegados elegidos por los congresos provinciales elegirán al nuevo presidente nacional entre las dos candidaturas que optan a dirigir la organización. La primera la encabeza el presidente saliente, Paolo Patanè, mientras que la segunda lleva como número uno al presidente provincial de Ferrara, Flavio Romani. Pero más allá de la mera existencia de dos candidaturas, la convocatoria del congreso ha puesto de manifiesto las profundas divisiones existentes en el seno de la histórica organización.
El episodio más grave ha ocurrido en Bari (Apulia), donde la elección del nuevo presidente provincial y de los delegados al congreso nacional degeneró en un penoso enfrentamiento entre los partidarios del presidente saliente Giuseppe Maffia y los del opositor Graziano Andriani. Los partidarios de Andriani (considerado próximo al presidente de la región Apulia, el político abiertamente gay Nichi Vendola, y respaldado por Paolo Patanè) acusaron a Maffia (respaldado por el PD y opositor de Patanè) de impedirles votar. El enfrentamiento derivó en una autentica pelea que obligó a intervenir a la Policía. Al final el congreso provincial tuvo que ser suspendido y aplazado. Lo ocurrido en Apulia ha supuesto además la apertura de un serio conflicto entre Arcigay y el PD. Paoló Patané llegó a hacer público un comunicado en el que acusaba al PD de interferir en la vida interna de Arcigay.
Otros conflictos internos…
El ocurrido en Bari es solo el último de una serie de enfrentamientos que han marcado esta etapa precongresual, como el que ha opuesto a la presidencia nacional con el círculo il Cassero de Bolonia (precisamente la sede nacional de Arcigay). Il Cassero se ha posicionado a favor de Flavio Romani y ha amenazado incluso con abandonar Arcigay si Patané es reelegido. Un documento preparado por el reciente congreso provincial, que renovó la dirección del círculo, afirma que “en los últimos años Arcigay ha sido el escenario de una muy intensa guerra fratricida que ha debilitado el papel de la asociación, paralizado los procesos de toma decisión y hecho muy laborioso el trabajo de planificación”.
Quizá más grave aún es el conflicto que ha enfrentado a Arcigay con los locales de ambiente, que suman más del 90% de los inscritos y contribuyen de forma determinante a la financiación del colectivo. Los dueños de los locales han comenzado a desvincularse de Arcigay y han anunciado que podrían abandonar la asociación si no hay un cambio de presidencia. Algunos observadores opinan que de hecho sin el apoyo de los locales Arcigay podría tener sus horas contadas.
Estas recientes polémicas son una muestra más de la crisis interna que Arcigay arrastra desde hace años. No hay que olvidar que también la gestión de los presidentes anteriores, en particular la de Aurelio Mancuso, fue muy criticada. No es la primera vez, además, que los congresos de Arcigay son objeto de críticas y de protestas. En 2010, por ejemplo, graves polémicas rodearon tanto al congreso provincial de Roma como al congreso nacional. Y en junio de este año el periodista y ex dirigente nacional de Arcigay Tommaso Cerno acusó a la asociación de discriminar a los gays, afirmando que la selección de los delegados al congreso nacional no respondía a criterios democráticos. El presidente de ARCI (asociación a la que entre otras entidades pertenece Arcigay), Paolo Beni, llegó a amenazar con expulsar a esta si no modificaba sus estatutos.
Lo ocurrido refleja también la profunda transformación que vive el movimiento LGTB italiano, que a lo largo de los últimos años ha visto nacer a un sinfín de nuevos colectivos a nivel local, de forma que el papel de algunas de las asociaciones LGTB más antiguas -a las que muchos reprochan su vinculación con partidos políticos que en Italia no se caracterizan precisamente por su apoyo a los derechos LGTB- ha ido reduciéndose.
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