La nueva ordenanza del taxi madrileña mantiene la discriminación de las personas con VIH/sida
Una noticia que parece propia de otra época. La nueva ordenanza municipal que regula el servicio del taxi en Madrid mantiene una cláusula que según informan diversos medios prohíbe ejercer como taxistas a las personas enfermas de sida. Un anacronismo que ya es grave que hubiera pervivido hasta ahora, pero que resulta incomprensible que no se elimine con ocasión de la renovación de la normativa.
Entre otras muchas medidas, la ordenanza ha merecido gran atención mediática sobre todo por el hecho de que a partir de ahora exija a los nuevos taxistas haber cursado la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) y les imponga unas normas de vestimenta clásicas, algunas rayanas en lo absurdo. No podrán vestir pantalones cortos ni usar prendas o calzado deportivo y deberán llevar obligatoriamente medias o calcetines. La norma impone hasta el color de la tapicería del taxi, que deberá ser de «diseño discreto, uniforme en todos los asientos, sin coloraciones vivas ni motivos añadidos».
Pero lo que nos ha sorprendido desagradablemente es conocer que la normativa excluía y seguirá excluyendo a personas que padezcan «enfermedad infecto-contagiosa o impedimento físico o psíquico que imposibilite o dificulte el normal ejercicio de la profesión», lo que según diversos medios de comunicación han recogido incluye también a las personas enfermas de sida. Una medida indiscutiblemente discriminatoria y anacrónica, en tanto que la infección por VIH/sida es transmisible mediante relaciones sexuales no protegidas que conllevan contacto directo entre el semen o las secreciones vaginales con la sangre (que el servicio de taxi,a nuestro entender, no incluye) pero no «se contagia» a través de la respiración, ni del contacto con la piel, ni al dar la mano, ni al compartir utensilios como vasos o cubiertos, etc., etc.
Asusta ver que exista tal grado de desconocimiento entre los responsables de las administraciones públicas, y esperamos en cualquier caso que la prohibición se subsane lo antes posible.
Escandaloso el titular de El País, por lo visto es más importante que te exijan tener la ESO que el discriminar a las personas con VIH/Sida, lo primero es discutible pero lo segundo es directamente inconstitucional, al menos hasta que alguien demuestre que el VIH/Sida se contagia por ir en el mismo coche.
A esta cerda se le está yendo la olla,y a los de alrededor igual..no hay derecho a vivir asi,con este odio,con esta inquina y con estas ganas de hacer daño a los demás,a los de abajo,de joderlos y de pisarlos…no puedo entender los sentimientos de la gente mala mala como esta…
Uy, uy, uy, que están resucitando el espíritu de Paquito… y no precisamente el chocolatero. ¡Menudo pelaje tienen!
¿La normativa dice “enfermedad infecto-contagiosa o impedimento físico o psíquico que imposibilite o dificulte el normal ejercicio de la profesión” y alguien ha creado una noticia donde no la hay o especifica en algún sitio «personas con VIH/sida»?
En Madrid se tiene como alcaldesa a una ignorante ultramontana y ultraconservadora. Pobre Madrid.
Sin intención alguna de defender a la alcaldía, me parece que este puede ser uno de tantos casos en los que quien redacta la norma, no se da cuenta que los términos generales pueden ser insuficientes. Es como cuando se olvidan de las personas con discapacidad, por ejemplo, con un servicio telefónico de atención al cliente que no puedan usar personas sordas, y cosas así.
Ahora, rectificar a tiempo es de sabios, y si a los redactores se les «pasó por alto» que no todas las enfermedades infecto-contagiosas se transmiten igual, ahora que se ha denunciado deberían rectificar.
Conociendo las ideas de la Sra., posiblemente prefieran permanecer en el despiste.
Debe ser que los taxistas van a venir ahora a sangrarte encima a ver si te contagian. O son de los de las pelis de REC.
En fin, despropósitos que se encuadran en el miedo y la ignorancia.
¡¿que pasa que taxi que coge la Botella taxista que se tira o que?!
Es sencillamente denigrante y decepcionante ver que todavía mucha gente sigue emperrada en no querer salir de la cuadrícula de la ignorancia.
Si la situación no tuviera la gravedad que tiene, sería para reírse, pero de lo majaderas y analfabetas que son algunas. Se cree que está gobernando la Madrid de 1900.
1) ¿Y si a alguien le repatean las tapicerías de taxi con «diseño discreto, uniforme en todos los asientos, sin coloraciones vivas ni motivos añadidos», no tiene derecho a que se dicte una ordenanza a su estricto gusto en que se obligue e imponga el que lleven tapicerías según su gusto particular? Si se apellidase Botella y se hubiera casado con alguien que será Presidente del Gobierno, tal vez.
2) ¿Subirse a un taxi implica necesariamente mantener relaciones sexuales sin protección, compartir jeringuillas, compartir cuchillas de afeitar, máquinas de depilación o cepillo de dientes (en el caso de encías sangrantes)? ¿Todo eso también va incluido en el «pack», además de llevar al pasajero a donde ha solicitado? Según la Botella sin tapón (o sea, sin luces) sí.
3) Sólo faltaba que pidiera que no lleven calcetines blancos, que lleven polos de «reconocidas marcas», que los pantalones que vistan vayan planchados con raya en medio, que tengan la obligación de ofrecer el ABC o La Gaceta, que sintonicen obligatoriamente durante el trayecto Intereconomía, que midan 1’80 metros como mínimo y de ojos azules, que tengan titulaciones académicas de la Universidad de Navarra, que lleven el escapulario colgando del retrovisor o estampita de cualquier santo o virgen (de tantos como hay o inventan), que sólo hagan manifestaciones de afecto (ya sea de palabra o de obra) con personas de diferente sexo, etc… Vamos, imposiciones en esferas de la libertad personal, justo lo que hacen las empresas privadas, pero sin serlo.
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¡Vaya!, al taxista de «Mujeres al borde de un ataque de nervios» le habrían quitado la licencia 🙁
En fin, bromas aparte, la norma es demencial.
P.D. la frase entrecomillada era esta:
La norma impone hasta el color de la tapicería del taxi, que deberá ser de “diseño discreto, uniforme en todos los asientos, sin coloraciones vivas ni motivos añadidos”.