«Al otro lado del armario» – Oficialmente cuerdos
En días pasados se ha filtrado que la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) dará un paso adelante en la despatologización de la transexualidad y en su próximo manual (el DSM-5, previsto para mayo) cambiará el término “trastorno de la identidad sexual” por el de “disforia de género”. No es ni mucho menos aún lo deseable, pero sí es más de lo que teníamos hasta ahora. En la actualidad, a una persona transexual se le adjudicaría un supuesto trastorno psiquiátrico por el mero hecho de ser transexual. Lo mismo ocurría hace (¡tan sólo!) veinte años con la homosexualidad, hasta que en 1990 la Organización Mundial de la Salud decidía eliminarla de su catálogo de enfermedades (la APA lo había hecho en 1973). Por eso los homosexuales sabemos lo que conlleva el hecho de que lo que tú eres sea considerado una patología. Lo que ello estigmatiza y legitimiza la discriminación.
Tras la salida de la homosexualidad del DMS, algunos psiquiatras reacios a quitar toda connotación patológica, pasaron a utilizar el término “homosexualidad egodistónica” para etiquetar a aquellas personas que acudían a consulta porque el tener una orientación homosexual les hacía sufrir. El mismo paso intermedio quieren hacer ahora con la transexualidad y el término “disforia de género”. De alguna manera desean reflejar a aquellas personas que, por tener una incongruencia entre su sexo biológico y su sexo psicológico y social, sufren y quieren pasar por el proceso de reasignación de sexo. Y me pregunto yo, ¿Qué persona no sufriría si por el hecho de ser transexual te pueden apedrear por la calle, sufrir el acoso de la policía, tener muchas dificultades para encontrar un trabajo normalizado, o que en tu país exista la pena de muerte para castigar lo que eres o que, por el hecho de no tener papeles ni recursos, se te niegue el tratamiento que necesitas?
El objetivo es que desaparezca cualquier alusión a la transexualidad de estos manuales de psiquiatría, sin que ello conlleve la pérdida de la cobertura sanitaria que se necesita. Que no tenga que venir ninguna persona externa a ti, en este caso un psiquiatra, para decirte a qué sexo perteneces, como ocurre ahora. Que en las Unidades de disforia de género no den cursos de maquillaje a las mujeres transexuales como si ello fuera parte imprescindible del ser “mujer de verdad” o que los hombres transexuales no tengan la necesidad imperiosa de hacerse una faloplastia con los peligros que ello supone (entre ellos, incontinencia urinaria) para sentirse un “hombre de verdad” si realmente no lo desean. Que lo que haya que tratar como patología psiquiátrica no sea la transexualidad, sino la transfobia.
‘Al otro lado del armario’ es una sección escrita por Pablo López, Director de educadiversa.org, que versará en torno a la psicología y a la educación sobre la diversidad afectivo-sexual y prevención del maltrato en el aula. Pablo es Psicólogo Clínico especializado en el colectivo homosexual y desde la plataforma Educadiversa trabaja en centros escolares la prevención del bullying homofóbico.
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Una pregunta. Me he liado con las fechas de despatologización de la homosexualidad. Yo tenía entendido que la APA, en una decisión muy controvertida en su momento, eliminó la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales en 1974, y que fue la Organización Mundial de la Salud la que hizo lo propio en 1990 (no en 1992), un 17 de mayo, concretamente…
Crasament, tienes toda la razón del mundo. Es a mi al que le han bailado las fechas. Salió del DSM en 1973 y la OMS la dejó de considerar enfermedad el 17 de mayo de 1990. Siento la confusión y muchas gracias por el cable!
Hola!! felicidades por el artículo. Expica muy bien en qué quedan estos cambios.
Un par de apuntes: creo que se pone el acento cuando se describe a a alguien en «transexual». por ejemplo cuando se describe a a las chicas que reciben el «curso de maquillaje obligatorio» se dice que son personas transexuales en vez de chicas trans.
Lo mismo cuando pone «transexuales masculinos» transexual como sustantivo en vez de chico como sustantivo.
Revisando la guía de estilo que hay publicada para referirse a chicos y chicas trans, y dado que uno de los problemas es el kakao mental que la gente se hace con respecto al sexo que son y de lo que se tienen que defender…¿no estaría mejor poner el énfasis en que son chicos y chicas, como sustantivo?
Por otra parte, los efectos de la faloplastia, creo que lo de la incontinencia urinaria, aún siendo verdad, queda un poco cómico (a mi parecer) al leerlo dentro del artículo, y que hay problemas asociados bastante severos en comparación con la incontinencia que mencionas.
Unos ligeros apuntes. Pero creo que el artículo da buena cuenta de la noticia y la situación actual. Felicidades!