Cine y VIH
Acabamos de conmemorar el día mundial de lucha contra el sida. No es mala ocasión para hacer recapitulación de la historia del VIH en la gran pantalla, desde los telefilmes moralistas o lastimeros (como «Diagnóstico fatal: Sida») o las películas tipo “Philadelphia” de Jonathan Demme, o los maravillosos alegatos contra la hipocresía y el silencio institucional surgidos de las filas del “new queer cinema” como “The living end” de Greg Araki, una suerte de “Thelma y Louise” con dos seropositivos de personalidades opuestas al volante. O la virulenta “Poison” de Todd Haynes con su agria metáfora sobre la pandemia inspirada en el mundo de Jean Genet. También ha habido apuestas discutibles que apuntaban hacia un sector de la juventud sin conciencia de la importancia de la pandemia (como la polémica “Kids”, de Larry Clark)
En Europa tuvimos filmes algo descerebrados como “Les nuits fauves” a mayor gloria de su autor, el cantante y actor Cyrill Collard o los testimonios documentales como la de la enfermedad del escritor Hervé Guibert o del realizador Derek Jarman (Blue). Hubo películas curiosas y amables como “Los amigos de Peter” de Kenneth Branagh una comedia de enredos y amistad que concluía con la salida del armario serológico del anfitrión del encuentro. Con mayor visceralidad, calidad, optimismo y también compromisos también en el país vecino André Techine filma “Los testigos”. Un filme que está llamado a convertirse en el mejor testimonio filmado acerca del surgimiento de la pandemia y sus repercusiones sociales en la Francia de la noventa. Un trabajo coral, que a pesar de ser un drama en toda regla, incluía una lección de lucha, voluntad y optimismo. También de Francia es la comedia humanista, satírica y romántica “Drôle de Félix” sobre un joven seropositivo que recorre Francia en busca de su verdadero padre, encontrándose con diferentes tipos humanos. El filme de Oliver Duscastel como “Close to Leo” de Christopher Honoré nos mostraba que es posible encontrar apoyos, vivir y amar con la pandemia incluso en una sociedad no tan avanzada como quiere aparentar.
En España Miguel Albadalejo nos obsequio con la comedia melodramática “Cachorro” con una excelente primera parte pero un final melodramático un tanto aparatoso. En ella nos narra la vida de Daniel un dentista seropositivo que debe enfrentarse a los sectores conservadores del Madrid del momento. Una visión diferente es la de Almodóvar en “Todo sobre mi madre” (sobre el VIH y la maternidad) o la de León de Aranoa en “Princesas” (sobre la prostitución callejera) donde la seroconversión es un aspecto tangencial en la trama del filme.
De Canadá nos vino la algo truculenta “Tres agujas” de Thom Fitzgerald, filme de episodios y testimonio de la enfermedad en diferentes lugares del mundo y como esta afecta a diferentes sectores de la población, hablándonos también del negocio de la sangre.
Visiones de comedia musical como “Jeffrey”, “Zero patience” o la francesa “Jeanne et le garçon formidable” de Duscastel y Martineau han venido a desdramatizar la enfermedad, a mostrar las vidas de los que viven, trabajan y aman con la enfermedad, sin dejar de dar testimonio que aún nadamos en un mar de prejuicios con los que hay que terminar.
Eduardo Nabal