Dos chicas de 85 y 77 años, primera pareja del mismo sexo en obtener su licencia matrimonial en el estado de Washington
Mucho hemos hablado de los éxitos del matrimonio igualitario en los recientes referéndums de Maine, Maryland y Washington y de la apertura de buenas perspectivas en muchos otros estados de Estados Unidos, pero a veces olvidamos que detrás de estas noticias políticas se encuentran personas de carne y hueso. Como Pete-e Petersen, de 85 años, y Jane Abbott Lighty, de 77, dos luchadoras a favor del matrimonio igualitario y primera pareja del mismo sexo en conseguir su licencia matrimonial en el estado de Washington.
Pete-e y Jane son pareja prácticamente desde que se conocieron en California, el 13 de enero de 1977, gracias a un amigo común que les organizó una cita a ciegas. Hubo flechazo: a las dos semanas de conocerse estaban ya viviendo juntas. En 1986 se trasladaron a Seattle, en Washington. Durante años vivieron su relación de forma discreta, pero poco a poco fueron saliendo del armario. En los noventa se unieron a un grupo coral de hombres gays. Años después fundaron su propio coro de mujeres lesbianas y contrajeron matrimonio religioso, aunque sin valor legal. En 2005 un documental recogió su historia, y durante los últimos tiempos la pareja ha ejercido el activismo a favor del matrimonio igualitario en la campaña del referéndum que el pasado día 6, por fin, validaba la ley que ya en febrero había aprobado la legislatura del estado.
Este domingo celebrarán formalmente su boda, ya con validez legal. Ya tienen en sus manos, de hecho, la licencia de matrimonio: han sido la primera pareja del estado de Washington en obtenerla. «Ha sido un largo viaje. Nos consideramos bendecidas por la gente que hemos conocido y las oportunidades que hemos tenido», ha declarado Pete-e Petersen.
Os dejamos con el vídeo del momento en el que Dow Constantine, máxima autoridad gubernativa del condado de King (en el que se localiza Seattle, la mayor ciudad del estado) les hace entrega de la licencia, firmada con el mismo bolígrafo que utilizó la gobernadora Christine Gregoire cuando firmó la ley de matrimonio igualitario:
¡Que historia de amor y de lucha por los derechos!.
Un ejemplo para todos nosotros en estos dos aspectos.
Una pequeña sugerencia. ¿Por qué llamar «chicas» a dos mujeres de más de 80 años?
Me parece más adecuado llamarlas «mujeres». Lo de chicas se refiere a personas jóvenes.
Me parece que a veces valoramos tan en exceso la juventud que parece que los términos de la misma suenan mejor si se extienden. Quizá haya que colaborar en la valoración de todas las edades. Quizá se note que ya estoy dejando la juventud y ya me veo fuera del Olimpo.
No digo que en dm se haga adrede. Pero se trata de algo más hondo, de hábitos arraigados en el lenguaje que seguimos sin darnos cuenta pero que, justo por ello, atestan que son representaciones muy arraigadas y casi dadas por supuestas.
Así, felicidades a estas dos mujeres, que son unas señoras maravillosas. 🙂
Dos Manzanas: un millón de gracias por colgar ese enlace y quedar emocionado con esas dos chicas que, finalmente, han logrado ver reconocida legalmente su relación afectiva. Uno ve esto y piensa que realmente vale la pena la lucha por nuestros derechos. La actitud serena y feliz de esas dos mujeres es una auténtica lección ética para quienes todavía se empeñan en hacernos la vida más difícil a los LGTB.
Felino Minino: creo que DM las ha llamado así de forma respetuosa y en plan cariñoso. Yo mismo tengo madre de 87 años y dos tías solteras de 90 y 86 años, que siempre andan alrededor de la casa, y también las llamamos chicas o «chicas de oro»; y para que veas que llamarlas así no les molesta, ellas siempre nos responden llamándonos rey, tesoro y cariño.
Felino Minino, yo mismo dudé al elegir ese titular por la razón que expones. Quería darle un matiz especialmente cercano a la noticia, y me parecía que titular «dos mujeres» quedaba demasiado frío, demasiado en plan «teletipo». También dudé (eso no le mencionas, pero ya te lo digo yo) por el hecho de que fueran mujeres.Quizá con dos hombres no hubiera escogido «dos chicos». Pero por otra parte cuando yo me dirijo en grupo a amigos de mi edad (y tengo ya 44) utilizo «chicos» y no creo que deje de hacerlo nunca…
En fin, admito que es discutible, pero en este caso di más peso al elemento de cercanía que a otros argumentos. Ya que se ha creado la discusión, de todas formas, lo dejo así y para la próxima le daré un par de vueltas más.
¡Muchas gracias! ¡También a ti, Santi!