La elección de Bersani como candidato del centro-izquierda italiano siembra dudas sobre futuros avances en materia LGTB
La situación de los derechos civiles de gays y lesbianas en Italia es probablemente la peor de Europa occidental, y ello no es responsabilidad exclusiva de la derecha. Prueba de ello es que ninguno de los dos finalistas en las primarias celebradas por el centro-izquierda italiano se ha posicionado de forma clara a favor ni del matrimonio igualitario ni de la plena igualdad jurídica para las personas LGTB. Una vez más la izquierda italiana acudirá a unas elecciones generales, en las que cuenta además con posibilidades de victoria, sin una posición clara sobre la materia.
Como pronosticamos en octubre, el ganador de las elecciones primarias que el centro-izquierda italiano celebró en segunda vuelta el 2 de diciembre para elegir candidato a primer ministro ha sido el secretario general del Partido Democrático (PD) Pierluigi Bersani, que obtuvo el 60% de los votos frente al 39% del alcalde de Florencia Matteo Renzi. El candidato abiertamente gay Nichi Vendola, que por cierto no pudo librarse de los previsibles ataques homófobos, había quedado apartado de la lucha junto al resto de contendientes una semana antes, en la primera vuelta. La de Bersani es vista por muchos como la victoria de la misma clase dirigente que lleva liderando el centro-izquierda italiano los últimos 20 años, buscando acuerdos con los sectores católicos aunque ello conlleve el menoscabo de los derechos civiles. Se trata del mismo grupo que en los últimos meses se ha posicionado contra cualquier avance hacia el matrimonio igualitario.
Entre los apoyos de Bersani se encuentra, en particular, la presidenta del PD y diputada católica Rosy Bindi, una de las más firmes opositoras al matrimonio igualitario (llegó a animar a las parejas del mismo sexo a marcharse de Italia si querían casarse). En julio, Bersani y Bindi lideraron una asamblea nacional del PD que degeneró en enfrentamiento abierto entre sus distintas facciones, y en particular entre “laicos” y “católicos”. Una asamblea que terminó con la aprobación, entre las protestas de los “laicos” y de los partidarios de los derechos LGTB, de un texto que califica de inconstitucional al matrimonio igualitario y propone la creación de un régimen jurídico para parejas convivientes con independencia del nexo que les una. Un resultado interpretado por muchos como una nueva victoria del sector católico del partido. Calificar de inconstitucional el matrimonio igualitario es, por cierto, una falsedad: hay decisiones judiciales favorables, y el propio Tribunal Constitucional italiano dictó en 2010 una sentencia, nº 138/2010, que dejaba en manos del Parlamento la facultad para decidir.
Tras la asamblea citada, y durante todo el verano, Rosy Bindi y otros lideres del PD fueron abucheados en mitines por activistas y militantes que les reprocharon su postura. Es llamativo que la única respuesta que los dirigentes dieron fue la de mandarlos callar, calificando como “agresiones” simples protestas, acusando a los activistas LGTB de ser “incívicos” y “maximalistas” y amenazándoles incluso con abandonar cualquier debate sobre los derechos LGTB.
Bersani y los derechos LGTB
Bersani nunca se ha caracterizado, de todas formas, por ser un partidario entusiasta de los derechos LGTB. Y aunque su posición ha evolucionado a lo largo de los años, sigue oponiéndose al matrimonio igualitario, al que ha ha calificado de inconstitucional (erróneamente, como ya hemos explicado) habiendo afirmado incluso que “las parejas homosexuales no pueden ser asimiladas a las heterosexuales”. Bersani también se ha pronunciado contra la adopción homoparental, ha calificado a las familias homoparentales de “problema” y ha sostenido que los homosexuales deben ser “pacientes” y aceptar la solución que se le proponga. Durante la campaña de las primarias lo más que llegó a prometer fue legislar sobre «las uniones gays» en un sentido parecido al de la actual normativa alemana.
Aunque varios activistas LGTB han respaldado su candidatura, otros se han posicionado abiertamente en su contra. El letrado de Rete Lenford, Francesco Bilotta, ha criticado con fuerza su proposición de uniones civiles; el fundador del portal Gay.it, Alessio De Giorgi, ha dicho “no confiar” en él, y el activista del Círculo de cultura homosexual Mario Mieli de Roma Dario Accolla ha pronosticado que en caso de victoria el líder del PD no reconocerá ningún derecho a las parejas del mismo sexo.
La coalición de centro-izquierda y los derechos LGTB
Es importante subrayar que, con independencia de que Bersani se haya mostrado partidario de una ley de uniones civiles a la alemana, no es esto lo que propone el texto que aprobó la asamblea nacional de su partido en julio. Un segundo elemento que debe destacarse es que en vísperas de las elecciones primarias los líderes del PD, del Partido Socialista Italiano (PSI, Riccardo Nencini) y de la coalición Izquierda, Ecología Libertad (SEL, Nichi Vendola), firmaron un documento común en el que se comprometían a formar pacto de gobierno en la próxima legislatura. Un texto que no menciona el matrimonio igualitario y se refiere de manera vaga a los derechos LGTB. La cuestión se menciona en la sección 9, “Derechos”. Los tres partidos afirman estar a favor de una “ley urgente contra la homofobia” y aseguran que legislarán de acuerdo con el “principio reconocido por la corte constitucional según la cual las parejas del mismo sexo tienen derecho a vivir libremente una condición de pareja”. El documento no menciona que tipo de solución se ofertará; no reconoce la realidad familiar homoparental; no se compromete a retirar la controvertida “circular Amato” (que prohíbe el reconocimiento de las uniones entre personas del mismo sexo contraídas por italianos en el extranjero) y se olvida por completo de las personas transexuales. Se queda mucho más corto que, por ejemplo, el texto de la histórica sentencia de la Corte Suprema de Casación italiana, que en marzo falló que las parejas del mismo sexo tienen derecho a una vida familiar con los mismos derechos que las de distinto sexo.
Es probable que en las listas del centro-izquierda se incluyan varios candidatos LGTB, y no es descartable que en caso de ser elegido primer minstro Bersani intente dar un signo de «modernidad» nombrando a uno de ellos ministro (quizá a la diputada abiertamente lesbiana Paola Concia, a la que en dosmanzanas tuvimos oportunidad de entrevistar). Siendo ello positivo, lo que las personas LGTB italianas buscan es el reconocimiento pleno de sus derechos, y no son pocos en Italia los que temen que, como sostenía recientemente una web gay italiana, la izquierda siga “proponiendo propinas en lugar de auténticos derechos”. Para muchos, Nada sería peor que al final se aprobara, al más puro estilo gatopardiano, una ley que «cambie todo para que nada cambie«.
En el PD, y antes en el Olivo, si el candidato es de izquierdas el presidente del partido debe ser democristiano. Y viceversa. Preferiríais a Rosy Bindi de candidata?
Bersani tendrá que pactar con los democristianos dentro y fuera de su partido. La verdad es que el Vaticano lo ha montado muy bien. Su gente es imprescindible en todos los gobiernos.
Desgraciadamente es como dice «yo», hay católicos tradicionales en todos los partidos y ello dificulta cualquier avance.
Muchos políticos tanto a nivel local como regional saben que tienen que tener el apoyo de la Iglesia católica si quieren ganar elecciones.
En Italia los políticos de todos los signos son funcionales a los dictados del Vaticano, son más papistas que el papa. Las excepciones a la regla son pocas.
Oscar De Madrid