El Gobierno francés exige a Twitter que impida la difusión de mensajes homófobos
La ministra portavoz del Gobierno francés, Najat Vallaud-Belkacem, ha exhortado a los responsables de la red social Twitter a que luchen contra quienes la utilizan para difundir mensajes de odio homófobos, racistas o xenófobos, recordándoles que, según el Código Penal francés, dichos mensajes son constitutivos de delito.
En el transcurso del proceso de aprobación de la ley de matrimonio igualitario, la escalada de odio homófobo en Francia no ha hecho más que recrudecerse. Como no puede ser de otra manera, ese odio se ha trasladado a las redes sociales. A finales de diciembre se hicieron tristemente conocidos en Twitter los hashtags #SiMonFilsEstGay y #TesUnPd (#Simihijofueragay y #Eresunmaricón, respectivamente), que alcanzaron rápidamente el nivel de trending topic. Entre los miles de mensajes, se pudieron leer algunos como lo siguientes:
#Simihijofueragay lo mataría
#Simihijofueragay lo ataría a un árbol y le metería un tronco por el culo
#Simihijofueragay le pegaría un tiro en la cabeza, me tengo por tolerante pero eso sería abusar
#Simihijofueragay le mearía encima
#Simihijofueragay lo encerraría en el sótano de por vida
#Simihijofueragay le metería un cactus por el ojete, le echaría gasolina por los cojones y le tiraría un mechero
La organización SOS Homophobie decidió reenviar los mensajes a los responsables de la red social para que tomaran las medidas oportunas, igual que hicieron muchos usuarios conmocionados por el nivel de odio que se vertía, y solicitó a los responsables políticos que reaccionaran. Nicholas Gougain, portavoz de Inter-LGTB (principal federación de asociaciones LGTB francesa), se lamentó de que Twitter no respondiera a sus denuncias, aun habiéndoles recordado la ilegalidad en que incurrían los mensajes. Los secretarios nacionales para medios de comunicación y asuntos sociales del Partido Socialista, Philippe Buisson y Marc Coatanéa, a través de un comunicado, solicitaron que la red social “haga respetar la ley francesa en su espacio web”, recordando que “las discriminaciones, el racismo, el antisemitismo, la homofobia y las llamadas al odio son ilegales y están castigados por la ley: el que se expresen por internet no constituye una excepción a esa regla”. Los mensajes de indignación de activistas LGTB y responsables políticos se sucedieron, entre ellos el de la ministra portavoz del Gobierno, Najat Vallaud-Belkacem, que tuiteó: “Declaraciones homófobas en Twitter: en contradicción absoluta con los valores de nuestra República. Inaceptables y sancionadas por la ley francesa.”
Posteriormente, en una tribuna de opinión en el diario Le Monde, la ministra exhortaba a los administradores de Twitter a “encontrar soluciones para que los mensajes enviados desde nuestro territorio, en nuestra lengua, y destinados a nuestros conciudadanos, no contengan una clara violación de los principios que hemos establecido”. Najat Vallaud-Belkacem se mostraba orgullosa de que Francia “haya incluido progresivamente en su Código Penal castigos para la incitación al odio o la violencia contra una persona o grupo de personas por razón de su origen, su pertenencia a una etnia o una nación y su orientación o identidad sexual” y recordaba que “estos actos o comentarios están castigados por la ley, que el canal elegido por quienes los cometen sea el virtual no los hace menos punibles ante un tribunal”. La portavoz del Gobierno anunció la celebración de una reunión con los responsables de la red social y de las asociaciones implicadas el próximo 7 de enero, en la que espera que “Twitter pueda examinar las condiciones de aplicación de dispositivos que contribuyan a la lucha contra infracciones en materia de provocación o injurias como las que se han descrito anteriormente, y puedan prevenir la comisión de estos delitos, o, en todo caso, puedan alertar a los administradores de la red “.
Las asociaciones alertan sobre el peligro del discurso homófobo
Esta y otras escaladas de violencia, verbal y no verbal, han tenido incidencia entre los más jóvenes. Asociaciones en apoyo de las personas LGTB como SOS Homophobie y Le Refuge dicen haber recibido el triple de llamadas en este fin de año de las que eran habituales en las mismas fechas de años anteriores. Elizabeth Roncier, la presidenta de SOS Homophobie, denuncia “el sufrimiento, la angustia, incluso el peligro” en que se encuentran muchos homosexuales, “los jóvenes homosexuales no quieren renunciar a formar una familia, como hicieron sus mayores, y de repente tienen que oír que son un peligro para los niños, o que son responsables de la decadencia de la sociedad. Es terrible para ellos.”
Nicolas Noguier, presidente de Le Refuge, comenta que “recibimos muchas llamadas de jóvenes de 16 a 17 años, son homosexuales que no lo han dicho a sus familias, ni siquiera han hablado nunca de este asunto con ellas, y de repente lo que les oyen son esos insultos contra los homosexuales. Cuando nos llaman están completamente desamparados…”.
Para los responsables de las asociaciones no se trata tanto de un aumento de la homofobia como de de un resurgir de la que permanecía latente en la sociedad francesa, y que se ha despertado con las deliberaciones sobre el proyecto de matrimonio igualitario. Como explica Quentin, un joven de 26 años que prefiere conservar el anonimato: “Pensaba que la sociedad había evolucionado realmente, y de repente, bajo la apariencia de un debate democrático, ha estallado lo peor. Yo siempre he vivido mi homosexualidad con naturalidad, y ahora me sorprende sentirme atacado simplemente por ser lo que soy”.
Me sorprende muchísimo estas reacciones, yo nunca salí de Argentina y tenía el preconcepto de que en las potencias europeas occidentales estos temas ya estaban recontra-archi-mega superados, que nadie, salvo quizá en pequeños y marginales reductos sociales, podían prenderse a estas cosas y con ese entusiasmo. Pero veo que no soy la única provinciana ilusa, hasta los mismos franceses se asombran de la homofobia que anida en su sociedad. Me quedo estupefacta, en mi país durante este mismo proceso, no pasó nada: la marcha homófoba multitudinaria convocada por entidades religiosas totalmente esperable, algún que otro exabrupto de obispos y políticos pero que eran inmediatamente puestos en ridículo por la prensa y se transformaron en blanco de burlas y chanzas en las redes sociales. La aprobación de la ley y a otra cosa mariposa. Punto. Aunque pienso que si el «debate» se hubiese dilatado hasta estos días (más de dos años) el desgaste del tema hubiese jugado en contra del proyecto.
La responsabilidad por la escalada la tiene el gobierno socialista que alargó el tratamiento de la ley, estas cosas no se deben consultar tanto, se sacan y chau. A les que les gusta bien, y a los que no hay que darles un tiempo hasta que se acostumbren.
si es cierto que las llamadas al odio son ilegales ¿por qué no tienen mano más dura contra el clero católico por incitar al odio contra las personas LGBT?. No hay más que ver cómo se han puesto esos cristóides cuando se anunció que se aprobarían las bodas entre personas del mismo sexo y las aberraciones que han dicho al respecto…