Un año de noticias LGTB en el Perú
A lo largo de 2012 los peruanos y peruanas LGTB hemos visto cambiar muy pocas cosas por lo que a avances en nuestros derechos se refiere. Es más, ya casi al terminar el año la promulgación del nuevo reglamento de la Policía Nacional en el que se sancionaba las relaciones homosexuales entre sus miembros nos hizo ver cuánto falta por hacer si queremos lograr un cambio cultural verdadero y que las relaciones homosexuales dejen de ser consideradas escandalosas y condenables.
Un hecho que nos recuerda, en lo que a las ideas que se manifiestan como trasfondo se refiere, otro acontecido al inicio del año, cuando la directora de la Casa Hogar San Francisco de Asís, un albergue para niños y adolescentes en situación de abandono, señaló el hecho de ser homosexual como «causa» de las violaciones sufridas por un adolescente en ese establecimiento. También nos rescata de la memoria el caso del asesinato de Myriam Fefer, por el cual fue sentenciada Eva Bracamonte y se mantuvo en prisión a Liliana Castro, su pareja. Un caso que demostró cuantos prejuicios estan aún vigentes en el imaginario peruano, ya que la jueza que veía el caso llegó a ordenar exámenes periciales para determinar relación entre orientación sexual de Eva y Liliana y su «predisposición a cometer actos ilícitos».
El horrendo crimen del que fue víctima Enrique Arméstar, activista de Todo Mejora (versión peruana del proyecto It Gets Better), sirvió a muchos para reforzar el prejuicio de que las relaciones homosexuales están vinculadas a patología. Arméstar, de 27 años, fue asesinado y descuartizado por Ricardo Vásquez, de 36, con quien mantuvo una relación que intentaba cortar.
El prejuicio que vincula la homosexualidad con el tan reiterado como indefinible concepto de escándalo y con lo ilícito está tan arraigado que muchos siguen considerando un «deber» de las autoridades erradicar a los homosexuales en aras del «orden público». Y no es de sorprender que la situación que describimos sea y se mantenga así, si tomamos en cuenta que en las escuelas peruanas se usan manuales de tutoría donde se enseña que la homosexualidad es un «desorden sexual» que «crea adicción» y puede ser «corregido“. El caso del manual en cuestión fue denunciado ante el Ministerio de Educación, pero desconocemos si se tomó alguna acción al respecto.
Entre lo poco positivo que nos ha dejado el 2012 está el hecho de que empezó a ser reconocido el derecho de las personas transexuales a cambiar su nombre y sexo en su documento nacional de identidad. Un logro que fue posible gracias a que algunos jueces tomaron conciencia de la situación injusta que viven estas personas y sentenciaron en consecuencia. En el Congreso se presentó un proyecto de ley al respecto, pero no ha habido avances mayores. También podemos calificar de positivo el que la presión ejercida desde las redes sociales y los medios de comunicación obligara al Gobierno a modificar el reglamento policial arriba mencionado, de una manera poco elegante aunque efectiva: a través de una fe de erratas.
El poder de las redes sociales para movilizar opinión había ya quedado de manifiesto en el caso de Miss Perú Universo, Cindy Mejía, quien se disculpó por sus declaraciones poco sensibles respecto de las personas homosexuales y, luego de visitar las oficinas del Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) se comprometió a luchar contra la homofobia en Perú. Las redes sociales fueron protagonistas también en la denuncia del secuestro de una joven lesbiana a la que su familia ingresó a la fuerza a una clínica para “curar” su homosexualidad.
Casos que permitieron atisbar un rayo de esperanza, ya que a pesar de todo lo dicho respecto a la subsistencia del prejuicio, hay un avance en el sentido común respecto de que no se puede ni se debe discriminar a las personas por su orientación sexual. Un nuevo sentido común favorable a la igualdad y el respeto de la diversidad, que por desgracia parece limitado todavía a ciertas élites intelectuales liberales y de centro-izquierda, y sobre todo en las generaciones más jóvenes con acceso a la educación superior.
Por lo que se refiere al movimiento LGBT peruano, 2012 mostró que hay nuevos liderazgos y un recambio generacional en proceso de consolidación, pero que sigue fraccionado. Se celebró un Encuentro Nacional de Jóvenes LGBT, pero la convocatoria fue poca y los cuestionamientos muchos. También en 2012 el MHOL celebró con austeridad sus 30 años recibiendo el reconocimiento «Tributo al Valor por la Democracia» de la Asamblea del Movimiento Mundial por la Democracia celebrada en Lima.
Jordi de Lima