Arcópoli pide a Dios que el próximo Papa reconozca el amor entre personas del mismo sexo y no bendiga la muerte de lesbianas, gais y bisexuales
El 11 de febrero de 2012 el Papa Benedicto XVI anunciaba la renuncia a su cargo dentro de la jerarquía eclesiástica, dando paso a la elección de un nuevo Papa por parte de los cardenales de dicha institución. Desde Arcópoli, deseamos aprovechar para pedirle al nuevo Papa que emprenda una reforma dentro de la institución a la que representa, ya que en España hemos tenido declaraciones retrógradas y ofensivas como las del obispo de Córdoba, según el cual “la ideología de género destroza la familia”, así como una feroz oposición al feminismo, que deseamos recordar que lo que persigue es la igualdad entre hombres y mujeres. Tristemente, Benedicto XVI también ha demostrado estar en contra de la igualdad de sexos y de cualquier política para combatir la lacra del machismo en la sociedad.
Además, exigimos una rectificación de las políticas del Vaticano en lo referente a salud, ya que el Papa saliente ha reiterado su convencimiento de que el uso del preservativo, lejos de evitar el contagio del VIH, aumenta los problemas. Dichas declaraciones son escandalosas, ya que, al negar la efectividad del preservativo en la contención de la pandemia, está provocando su expansión y por consiguiente la muerte de miles de personas en todo el mundo, sobre todo en África.
Asimismo, deseamos expresar nuestro deseo de que el próximo elegido para dicho cargo se desmarque de la LGTBfobia que caracterizó a su predecesor. Sus ataques al colectivo transexual con declaraciones en las que afirmaba que dicho colectivo “cambiaba su género dado por Dios para que se ajustase a sus preferencias sexuales” o que destruía la esencia humana muestran un profundo desconocimiento, además de unos arraigados prejuicios sobre la realidad del colectivo transexual. Por otro lado, Benedicto XVI nos sorprendió con declaraciones en las que afirmaba su convicción de que el matrimonio entre personas del mismo sexo era “una amenaza para la humanidad” y más tarde “una amenaza para la paz”. Tristemente, estos no son casos aislados, ya que a lo largo de todo su papado ha defendido que el matrimonio igualitario era un ataque a la familia, demostrando su visión reduccionista y excluyente del concepto de familia. Asimismo, consideramos intolerable que haya bendecido a Rebecca Kadaga, presidenta del Parlamento ugandés, que trata de aprobar una ley para penalizar con la muerte las relaciones homosexuales en su país, siendo esto, a nuestro parecer, un verdadero atentado contra la humanidad y la dignidad.
Para finalizar, reiterar nuestro deseo de que el máximo representante de la iglesia católica modernice dicha institución y acepte la diversidad familiar, afectivo-sexual y de género, dando un paso adelante para terminar con la LGTBfobia que aún existe en nuestra sociedad.