Polémica amarillista alrededor de un trabajo científico al que acusan de estudiar “por qué las lesbianas están gordas”
Así es como varios medios conservadores estadounidenses describen un estudio de la Universidad de Harvard, acusando a la administración Obama de malgastar fondos públicos para determinar, según dichos medios, “por qué las lesbianas están gordas”. La realidad es más compleja, y el estudio en cuestión pretende analizar la correlación entre el género y la orientación sexual y las disparidades observadas en la incidencia de la obesidad, con el fin de mejorar las políticas de prevención y tratamiento.
No son pocos los medios conservadores estadounidenses que han aprovechado una oportunidad aparentemente perfecta para atacar a la administración Obama y de paso hacer chistes fáciles sobre las mujeres lesbianas y las personas con sobrepeso. Como suele ser el caso, la realidad no es tan simple, y el estudio víctima de las críticas no está centrado en las mujeres lesbianas, sino en la relación general entre el género y la orientación sexual por una parte, y los índices de obesidad por la otra.
El estudio, titulado «Orientación Sexual y Obesidad: Test de un Modelo Biofísico que incluye el Género» y liderado por S. Bryn Austin en la Escuela de Salud Pública de Harvard, lleva ya dos años en marcha y se espera que continúe hasta 2016. Su coste total hasta la fecha asciende a 1.5 millones de dólares, aproximadamente un 0.08% de los fondos destinados a investigación sobre obesidad por el NIH (Institutos Nacionales de Salud, dependientes del Departamento de Salud de los Estados Unidos).
Según la descripción del estudio, “se trata de un hecho establecido que la epidemia de obesidad afecta de manera desproporcionada a las mujeres de orientación sexual minoritaria, siendo casi un 75% de las lesbianas adultas obesas o con sobrepeso, comparadas con un 50% de mujeres heterosexuales. En marcado contraste, el riesgo de obesidad entre los varones heterosexuales es casi el doble que entre los varones gays. Pese a la clara evidencia proporcionada por la investigación epidemiológica descriptiva sobre el marcado efecto de la orientación sexual y el género sobre sobre la prevalencia de la obesidad, apenas existe [análisis alguno] sobre las causas de estas diferencias”.
Hace unas semanas hablamos por cierto de otro estudio, según también el cual los hombres gays o bisexuales presentarían mejores indicadores de salud que sus compañeros heterosexuales. En aquel caso los investigadores sugerían por una parte que los mecanismos de defensa y de superación adquiridos al vivir de forma visible una orientación sexual estigmatizada podrían contribuir a una mayor resiliencia, y por la otra que los hombres gays suelen cuidarse más que los heterosexuales, con una mejor dieta y más ejercicio físico (quizá por ser objeto de la “mirada masculina”, como las mujeres heterosexuales).
La utilización amarillista por parte de medios conservadores de estudios científicos relacionados con el género o la sexualidad no es infrecuente. Un buen ejemplo lo sufrimos en España hace tres años, cuando la derecha mediática acusó al entonces Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de conceder una subvención a la elaboración de un “mapa de excitación sexual del clítoris”. Un proyecto cuyo objetivo era conocer mejor la inervación sensitiva de los genitales externos de la mujer, para de este modo perfeccionar la funcionalidad de las cirugías de reconstrucción.
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No están gordas, están fuertes xD
Jajaja XD… vaya medio imbéciles de mierda! XD