ALEAS-IU enmarca el 14 de abril en su proyecto por la defensa de las libertades afectivo-sexuales: ¡Orgullo es República!
Con motivo del 82º aniversario de la proclamación de la II República, el Área de Libertad de Expresión Afectivo-Sexual de Izquierda Unida muestra su rechazo a la institución monárquica por antidemocrática, machista, homófoba y patriarcal.
Un año más, ALEAS-IU reivindica la construcción de la Tercera República como una oportunidad para la conquista de derechos y libertades por parte de las mayorías sociales en general, y las personas LGTBI en particular. Tal y como se viene haciendo desde los distintos ámbitos de Izquierda Unida, desde ALEAS-IU expresamos nuestro más sincero apoyo a los actos de conmemoración de la proclamación de la II República. Este período político, si bien desgraciadamente breve, supuso enormes avances en igualdad social, así como la consecución de derechos y libertades hasta entonces desconocidos: el reconocimiento de los derechos de las mujeres, la mejora en las condiciones laborales de las clases trabajadoras o la aceptación de las diferentes realidades nacionales dentro del Estado Español son sólo algunos ejemplos de ello.
Por desgracia, la totalidad de los progresos democráticos y sociales de la República fueron eliminados por el bando golpista, que tras cuatro décadas de dictadura designó como heredero del régimen a Juan Carlos I de Borbón. Esta elección, y la imposición de la monarquía que ello conllevaba, supuso, una vez más, el menosprecio a la voluntad popular expresada democrática y rotundamente en las elecciones del 12 de abril de 1931 a favor de la instauración de la República como forma legítima de gobierno. En la actualidad, la ciudadanía del Estado Español sigue sin tener la oportunidad de votar en referéndum el sistema de gobierno que prefiere, -monarquía o república- a pesar de ser la elección de cargos públicos, también la de la Jefatura del Estado, uno de los principales pilares de la democracia.
Como consecuencia de ello, desde ALEAS-IU rechazamos toda forma política que dé cabida en su seno a una representación institucional mediante la cooptación hereditaria por ser ésta profundamente antidemocrática, como es el caso de la actual monarquía española. Con la monarquía se hurtan a la ciudadanía sus derechos legítimos a elegir y ser elegida en elecciones libres e iguales. Así mismo, nos negamos a defender un sistema político heredero del anterior régimen franquista que, en la figura de la Jefatura del Estado, se mantiene ajena a las responsabilidades propias de cualquier Estado democrático, sin poder estar sujeto a control alguno por parte de las instituciones públicas y de la ciudadanía en general.
De igual manera, desde ALEAS-IU rechazamos el sistema monárquico por machista, al premiar el hecho de haber nacido varón privilegiándolo frente a cualquier mujer a la hora de ocupar la Jefatura del Estado y legitimando así la situación de subordinación y discriminación de las mujeres; así como por heteropatriarcal, al reproducir diligentemente la ideología heterosexual en su seno, presentando la familia exclusivamente formada por un hombre y una mujer como la socialmente deseable. Parece evidente que una institución sustentada en valores retrógrados y anclados en el pasado como es la monarquía, no puede ser más que impotente a la hora de dar respuesta a las actuales demandas ciudadanas en lo relativo a las libertades afectivo-sexuales, dado que éstas responden a las características personales y sociales de una sociedad madura, democrática y progresista.
Por todo ello desde el Área de Libertad de Expresión Afectivo-Sexual (ALEAS) de Izquierda Unida defendemos la construcción de un amplio proyecto político-social republicano sustentado en los movimientos sociales y populares de todo el territorio del Estado Español, con el fin de profundizar en la democratización de la vida política así como en la participación ciudadana de los asuntos públicos. Desde éste Área vemos ineludible la necesidad de hacer converger las diferentes demandas republicanas y LGTBI en torno a un nuevo proceso constituyente, basado en la democracia participativa, que favorezca de manera efectiva la materialización de los derechos políticos, sociales, económicos y culturales de la ciudadanía, así como la posibilidad de desarrollar las libertades referidas a la libre elección sexual y afectiva, sin que ningún modelo legitimador coarte estas voluntades. De dicho proceso participativo y horizontal dependerá, llegado el momento, que consigamos una República democrática, igualitaria y social, construida colectivamente desde abajo. De lo contrario, como ocurre en otros países de nuestro entorno, nos encontraremos con una República capitalista y patriarcal, desprovista de cualquier contenido político transformador, con la que no podremos conformarnos.