Dos años de proceso judicial contra un militar expulsado del Ejército por ser gay que se encadenó a la valla de la Casa Blanca
Dan Choi, el teniente expulsado del Ejército de Estados Unidos por ser gay y que en 2010 fue detenido tras encadenarse a la valla de la Casa Blanca en protesta por el retraso en la derogación de la política de «Don’t ask, don’t tell», ha sido declarado culpable tras más de dos años de proceso y condenado a pagar una multa de 100 dólares.
En noviembre de 2010 fueron arrestadas trece personas por encadenarse a las vallas de los jardines de la Casa Blanca, en protesta por la demora en la derogación de la política de “Don’t ask, don’t tell”, que prohibía a las personas abiertamente gays y lesbianas servir en el Ejército de los Estados Unidos. La norma fue finalmente derogada en septiembre de 2011. Entre los detenidos se encontraba Dan Choi, un teniente del ejército que comunicó su orientación sexual en un conocido programa de televisión, tras lo cual fue inmediatamente separado del servicio militar.
Veterano de la guerra de Irak y experto en lengua árabe, Choi fue el único en declararse inocente de entre los detenidos, llegando el resto a un acuerdo para ser sancionados únicamente con una multa, proceso habitual para quienes se encadenan a la valla de la Casa Blanca, según una ordenanza municipal. Sin embargo, al no aceptar los cargos, el caso de Choi fue encomendado a la justicia federal, que acusándole de desobediencia a la autoridad, le enfrentó a la posibilidad de ser condenado hasta a seis meses de prisión. En septiembre de 2011 el juez federal John M. Facciola estimó las pruebas presentadas por la defensa, que demostraban que el caso estaba siendo tratando por los abogados del Gobierno federal de forma diferente a otros dado el contenido de la protesta. Sin embargo, suspendido el juicio en diversas ocasiones, se reanudó definitivamente este mes de marzo de 2013, actuando el acusado en su propia defensa.
Durante sus alegatos, con sus antiguos compañeros ofreciéndole su apoyo desde el exterior del edificio de justicia, Dan Choi, que lloró en varios momentos durante las cuatro horas que duró la vista, se mostró entre emocionado y furioso por la tortura que ha representado para él este larguísimo proceso, que no ha hecho más que agravar su delicado estado de salud psicológica. “Pido perdón por mis emociones, pero no puedo pedir perdón por mi humanidad”, dijo al juez tras concluir su defensa, que había terminado en lengua arábiga. Según explicó su antiguo compañero, el capitán James Pietrangelo, que también le ha ofrecido asesoramiento legal, el exteniente tuvo que ser ingresado en un hospital tras la sentencia. Ya desde días antes de la reanudación del juicio Choi estaba luchando con un recurrente ataque de trastorno de estrés postraumático. “Este caso le ha estado conduciendo a la muerte. Ya han visto el estado mental en que se encontraba hoy”, comentó Pietrangelo. Choi ya había indicado anteriormente a los medios de comunicación que su trastorno provenía de su servicio prestado en combate durante la guerra de Irak.
Finalmente, el pasado 29 de marzo el juez Facciola dictó sentencia, declarando al acusado culpable de los cargos pero condenándole únicamente a una multa de 100 dólares. Mientras escuchaba la sentencia, Choi expresó su intención de apelarla y comunicó su negativa a pagar la multa. Una de las antiguas compañeras de Choi, la sargento Miriam Ben-Shalom, también detenida en 2010, ha resumido así sus impresiones sobre el juicio: “la lección que hemos aprendido hoy es que tenemos que empezar a cuidar de los activistas que están dispuestos a ponerse en pie y luchar contra la injusticia. Hoy hemos tenido un ejemplo perfecto del precio que tiene que pagar un ser humano por levantarse y luchar».