La coalición de Gobierno alemana rechaza prohibir las “terapias reparadoras” en menores

Los partidos que sustentan al Gobierno alemán de Angela Merkel, los democristianos de la CDU/CSU y los liberales del FDP, han dado muestra, una vez más, de su nulo compromiso con los derechos LGTB. En esta ocasión, además, en un tema especialmente preocupante: el de las ineficaces y dañinas “terapias reparadoras” de la homosexualidad, al rechazar la tramitación de una propuesta de ley que habría castigado con multas su utilización en menores de edad.

La proposición de los Verdes pretendía penar como infracción dichas prácticas en menores de 18 años con multas de 500 euros como mínimo. El partido de Merkel y sus socios del FDP han considerado la iniciativa “innecesaria” y argumentan que, si bien las “terapias reparadoras” son “cuestionables”, la legislación vigente ya castiga en el derecho de familia los daños infringidos a menores. Además han acusado a Los Verdes de hacer “política del espectáculo” por pedir algo “para lo que no hay ninguna necesidad”.

El resto de grupos de la oposición, sin embargo, han secundado la propuesta. Desde las filas socialdemócratas calificaron la idea de que pueda existir una “curación” para la homosexualidad de “estúpida, irrespetuosa y discriminatoria” y reclamaron la responsabilidad de los gobernantes en la protección de la infancia. La representante de La Izquierda fue más allá y pedió que cualquier forma de “terapia reparativa” sea considerada como una estafa a los ciudadanos.

Lo cierto es que la propia canciller mantiene contactos con organizaciones que defienden estas peligrosas prácticas, en su afán por ganarse el apoyo de los sectores evangélicos y católicos más reaccionarios de Alemania. El pasado mes de enero envió una felicitación a una asociación evangélica que cumplía 125 años, y en julio ha anunciado su participación en un evento de las juventudes evangélicas de Württenberg. Ambos grupos defienden que la homosexualidad se puede “cambiar”.

No solo inútiles, también peligrosas

Lo cierto es que de acuerdo a la evidencia científica disponible ninguna de estas “terapias” se ha mostrado efectiva para cambiar la orientación sexual de una persona, pudiendo resultar además peligrosas, tal y como ya han denunciado organizaciones como la Asociación Americana de Psicología (APA) o la Asociación Médica Británica. También se han pronunciado contra este tipo de “terapias” la Asociación Médica Americana, la Asociación Americana de Psiquiatría, la Asociación Nacional de Trabajadores Sociales, la Asociación Americana de Counseling, la Academia Americana de Pediatría o la Asociación Americana para la Terapia Matrimonial y de Familia. Además cada vez son más los casos, como el que recogíamos este mismo sábado, de líderes «ex-gays» que reconocen la inutilidad y el daño que causan estas prácticas.