Un instituto católico de Nueva York permitirá a dos alumnos gays acudir como pareja al baile de graduación
Dos estudiantes abiertamente gays de un instituto católico de Estados Unidos podrán acudir como pareja a su baile de graduación. El presidente del centro, el jesuita Edward Salmon, ha justificado la autorización en una carta en la que llama a tratar a las personas homosexuales con «respeto, compasión y sensibilidad», tal y como marca el Catecismo católico.
«Al tomar esta decisión no estoy contradiciendo las enseñanzas de la iglesia católica romana en materia de sexualidad. No estoy promoviendo ni avalando la actividad homosexual, de la misma forma que no promuevo ni avalo la actividad heterosexual en un baile. No estoy contradiciendo la oposición de la iglesia a la redefinición del matrimonio. Con esta decisión invito y animo a todos nosotros, como hace el papa Francisco, a practicar la preocupación por los demás, la protección y la bondad que exige ternura, ‘que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: un signo de fortaleza del espíritu y capacidad de cuidado, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor. No debemos tener miedo de la bondad, de la ternura’ [palabras pronunciadas por el papa en la homilía de su misa de inicio de pontificado]«. Es la explicación con la que el padre Edward Salmon, presidente del Instituto Jesuita de Enseñanza Media McQuaid (en Rochester, Nueva York) justifica su decisión.
Además de al papa Bergoglio y al Catecismo, Salmon cita en su carta la postura oficial de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, según la cual «tener una orientación homosexual supone en sí mismo suficiente ansiedad, dolor y problemas relacionados con la autoaceptación como para que la sociedad añada un tratamiento prejuicioso adicional». Parece evidente que Salmon ha querido dejar todo bien atado y argumentar su decisión en base a la más pura ortodoxia para evitar la polémica que esta puede causar entre los sectores más conservadores de la iglesia.
Tras ver materializado su objetivo, una petición que había sido puesta en marcha en la plataforma change.org para pedir al centro que autorizara la asistencia de la pareja ha sido ya cerrada, tras conseguir 828 apoyos. Inicialmente había sido denunciado que el instituto había prohibido a los dos estudiantes acudir como pareja, algo que el centro siempre ha negado. «No se ha tomado aún ninguna decisión», llegó a declarar Samon al saltar la polémica a los medios. Una decisión que fue finalmente favorable…
¿Pequeñas grietas en un monolito que se transformarán en caminos más adelante? Sólo el tiempo lo dirá. Por el momento, queriéndolo o sin querer, el «estilo» del Papa Francisco está haciendo que algunos pierdan el miedo a hablar y que muchos que hasta ahora estaban en exilio interior a la espera de tiempos mejores empiecen a sacar la cabeza. Sólo el tiempo dirá si esto es una primavera o una falsa señal (y en todo caso, los grandes cambios tienen infancias largas, y más en instituciones como la Iglesia Católica).
Menudo cínico! Siento repulsa por las palabras de ese jesuita pues ser homosexual no te causa ni ansiedad, ni dolor, ni problemas relacionados con la autoaceptación pues los únicos causantes de ello son los homófobos con sus palabras crueles como las de este personaje, la ansiedad la produce no tener derechos, ser excluido, enamorarte de forma clandestina. Si los heterosexuales pasaran por eso estoy seguro que no sería nada divertido para cualquiera
Al parecer hay una grieta muy grande para algunos católicos entre lo humano, su enfermiza moral, la empatía y sus tradiciones que atentan contra los derechos humanos.
Si que les cuesta mucho ser humanos y no atentar contra las mismas palabras de su Dios.