La «crisis» y los derechos LGTBQ
Veo a muchos amigos y amigas empeñados en seguir llamando «crisis» a lo que no deja de ser una estafa de los bancos contra el pueblo y la sociedad. Esto nos afecta a todos/as, pero no de la misma forma. Así, uno de los primeros tijeretazos del nuevo gobierno fue contra las asociaciones de lucha contra el sida. Después hemos visto desahucios, hipotecas convertidas en estafas, expolio de lo público, suicidios, gente en paro, recortes en educación y sanidad… y ¿parece una frivolidad decir que también afecta en particular a gays, lesbianas, bisexuales y transexuales? Pues no. Los recortes de este gobierno se van cargando de ideología reaccionaria y doble moral cuando van acompañados de recortes en derechos en materia de libertad sexual y reproductiva de las mujeres (como la reforma la Ley del Aborto), en derechos de los más jóvenes (que ya no pueden estudiar) y en derechos LGTB cuando nuestros representes políticos hacen declaraciones del tipo «el matrimonio gay supone una amenaza para la supervivencia de la especie» y son apoyadas por el resto del equipo gubernamental.
No voy a hablar aquí de los sobres, narcopolíticos, los cumpleaños de lujo, los trajes, la financiación ilegal de partidos o la corrupción y especulación inmobiliaria. Ni siquiera de los millones gastados en la visita del papa. Tampoco de la monarquía y sus secuaces. Pretendo plasmar como esta situación socioeconómica de devastación y recortes no va dirigida solo contra los que menos tienen en el plano material sino también se cargan de ofensas simbólicas reflejadas en el aumento de agresiones en Europa a inmigrantes, gays, lesbianas, transexuales, seropositivos, prostitutas o personas sin techo.
También en la vuelta al armario de la gente en sus empleos por miedo a perderlos, con las consecuencias de «destrucción psicológica» que todo esto conlleva. Chueca palidece mientras el ayuntamiento de Madrid construye Eurovegas, se inauguran aeropuertos de los que no despega ningún avión o se dedica una calle a Margaret Tatcher. Los enfermos de sida sin papeles ven amenzados sus tratamientos, igual que las personas con discapacidad ven peligrar las ayudas. Nada de esto es solo una cuestión de economía sino también de la ideología de un político que solo sabe responder «que se jodan» o con evasivas del tipo de llamar «movilidad laboral» a la «fuga de cerebros» o “ajustes” al abandono de la enseñanza y la educación. Políticos que consideran el “matrimonio gay” como una amenaza para la supervivencia de la especie, mientras cobran por ambulancias y suben el precio de las medicinas. Austeridad llaman al fin de los servicios públicos en favor de los privados. Vuelven los crucifijos a las aulas mientras faltan los pupitres y los libros de texto suben de precio.
Nada de esto es nuevo pero si más sangrante. Como sangrante es que sea este mismo pueblo el que elija y reelija a estos gobernantes que los llaman nazis o terroristas cuando se atreven a protestar. Viejos fantasmas recorren la anciana Europa que ahora mira a Estados Unidos o a China como lugares donde ¿Emigrar? ¿Huir? No podemos permitir esto y por eso la voz de la comunidad LGTB debe sumarse a los que no quieren tolerar más abusos. Las cárceles se llenan de pequeños delincuentes mientras los grandes estafadores presumen de sus «hazañas». Nuestra democracia o como queremos llamarlo, está en la UCI y nadie va a visitarla. Los tertulianos llenan sus bocazas y los políticos solo aparecen parapetados en pantallas virtuales, poniendo tonterías en twiter o escoltadas por una policía cada vez más feroz y descerebrada. Imágenes de No-Do y empobrecimiento sociocultural. Nuestros derechos conquistados también peligran. El silencio nos hace cómplices.
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Estoy de acuerdo, punto por punto, con todo lo que has escrito. Nadie nos va a librar del retroceso en todos los órdenes y en todos los derechos (sociales, laborales…), si no somos nosotros mismos quienes nos ponemos manos a la obra para evitar esta vuelta encubierta al feudalismo.