Las autoridades de Moscú avisan de que abortarán cualquier intento de celebrar una marcha del Orgullo LGTB
Año tras año, la homofobia de Estado imperante en Rusia amenaza con impedir la celebración pacífica de una marcha del Orgullo LGTB. Los activistas, que a comienzos de esta semana presentaron una solicitud para manifestarse el próximo 25 de mayo en Moscú, se han topado con el rechazo frontal de las autoridades por octavo año consecutivo.
Desde el ayuntamiento de la capital argumentan que “no hay ninguna necesidad de este tipo de eventos en la ciudad”. Las fuerzas de seguridad reconocen su “actitud negativa” hacia la idea de una marcha del Orgullo y advierten: “Si los organizadores siguen intentando celebrar el evento, tomaremos las medidas oportunas y la actividad será abortada”. El pasado 1 de mayo se celebraron dos manifestaciones por los derechos LGTB en Moscú y San Petersburgo; en este último caso, desafiando además la legislación que prohíbe cualquier acto de “promoción de la homosexualidad”. Tanto en 2012 como en 2011, la represión policial y los radicales religiosos y nacionalistas impidieron el desarrollo normal de la marcha del Orgullo, que el año pasado fue prohibida durante 100 años por la justicia rusa.
Como conocen los lectores habituales de dosmanzanas, el Parlamento ruso tramita un proyecto de ley que persigue prohibir la llamada “propaganda homosexual” en toda la Federación Rusa. La norma sancionará con fuertes multas cualquier información positiva sobre la realidad LGTB e impedirá la celebración, por ejemplo, de marchas del Orgullo. Se trata de una normativa ya aprobada en varias regiones del país: Arkhangelsk, Bashkortostán, Kostroma, el Krai de Krasnodar, Magadán, Novosibirsk, Ryazan, San Petersburgo, Samara… La última de ellas, Kaliningrado, lo hizo en enero.
Tanto la comunidad LGTB rusa como sus activistas LGTB hacen frente, pues, a una difícil situación. Hace pocas semanas contamos precisamente como las autoridades españolas resolvieron favorablemente la solicitud de asilo que Alexei Kiselev, detenido en varias ocasiones tanto por su militancia LGTB como por su oposición al régimen de Vladimir Putin, formuló a mediados de 2012, cuando tuvo que huir de Rusia tras observar que estaba siendo vigilado por la policía. La noticia coincidía con la enésima muestra de homofobia de estado en Rusia: el anuncio por parte de Putin de que su país podría revocar los acuerdos sobre adopción internacional con aquellos países que hayan aprobado el matrimonio igualitario. Una homofobia de estado, en definitiva, que parece el mejor caldo de cultivo para que ocurran sucesos tan espeluznantes como el conocido hace pocos días: el bárbaro asesinato de un joven de 23 años por dos conocidos después de sincerarse y desvelarles su homosexualidad.