Moscú y San Petersburgo organizan manifestaciones LGTB desafiando legislación homófoba
Las ciudades de Moscú y San Petersburgo celebraron el 1 de mayo sendas manifestaciones por los derechos LGTB. En el caso de San Petersburgo los participantes lo hicieron desafiando la legislación de la antigua capital del país, que prohíbe cualquier acto de “promoción de la homosexualidad”.
La manifestación de San Petersburgo comenzó a las 11:30 de la mañana, hora local, y transcurrió con éxito. La estrategia de los organizadores para esquivar la represión policial consistió en manifestarse en el seno de una “marcha democrática” que sí había sido autorizada por las autoridades. En torno a 80-100 personas –según los organizadores– marcharon por la avenida central de la ciudad, ondeando banderas arco iris y entonando lemas contra la homofobia de estado en Rusia. Al parecer la policía habría intentado impedir el reparto de banderas arco iris al inicio de la marcha, pero los activistas consiguieron desfilar con banderas y pancartas. El acto de Moscú empezó a las 13:30, y en ambos casos los organizadores habían recomendado a los participantes llegar y abandonar la marcha en grupos, para evitar problemas con homófobos violentos.
Como bien saben los lectores habituales de dosmanzanas, la Duma (Parlamento ruso) tramita en estos momentos un proyecto de ley que a semejanza del caso de San Petersburgo prohibirá la llamada “propaganda homosexual” en toda la Federación Rusa. La norma aprobada sancionará con fuertes multas cualquier información positiva sobre la realidad LGTB e impedirá la celebración, por ejemplo, de marchas del Orgullo. Se trata de una normativa que ya ha sido aprobada en numerosas regiones del país: Arkhangelsk, Bashkortostán, Kostroma, el Krai de Krasnodar, Magadán, Novosibirsk, Ryazan, Samara… La última de ellas, Kaliningrado, lo hizo en enero.
Lo cierto es que los activistas LGTB rusos hacen frente a una difícil situación. Hace unos días contamos que las autoridades españolas habían resuelto favorablemente la solicitud de asilo que Alexei Kiselev formuló a mediados del pasado 2012, cuando tuvo que huir de Rusia tras observar que estaba siendo vigilado por la policía. Detenido en varias ocasiones tanto por su militancia LGTB como por su oposición al régimen de Vladimir Putin, Kiselev había declarado al llegar a Barcelona: “como homosexual sufriré todo tipo de violaciones físicas y de mis derechos en la cárcel. Temo por mi vida”. La noticía coincidía con la enésima muestra de homofobia de estado en Rusia: el anuncio por parte del presidente Putin de que su país podría revocar los acuerdos sobre adopción internacional con aquellos países que hayan aprobado el matrimonio igualitario.
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Tod@s l@s activistas que luchan en países donde la homofobia de estado y/o social es asfixiante son las personas más valientes que uno puede llegar a conocer.
Admiro la valentía de los rusos que se atreven a ir a manifestar.