A punto de entrar en la Unión Europea, Croacia se suma a la ola homófoba: posible referéndum contra el matrimonio igualitario
La situación resulta altamente representativa de la deriva homófoba que experimentan varios países de Europa. Croacia, república exyugoslava que el próximo 1 de julio se incorpora a la Unión Europea, podría celebrar próximamente un referéndum con el objetivo de enmendar la Constitución para consagrar al más alto nivel la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo.
La petición de referéndum ha sido secundada ya por más de 700.000 firmas, lo que constituye más de una quinta parte del cuerpo electoral croata (un país de apenas cuatro millones y medio de habitantes). Ello ha sido posible gracias a la fuerte movilización de los sectores católicos, muy influyentes en el país balcánico.
La campaña, de la que informamos por primera vez a finales de mayo, nació al parecer para oponerse a la introducción de la educación sexual en la escuela, pero viró rápidamente hacia el matrimonio igualitario tras llegar a Croacia los ecos de lo sucedido en Francia, un país en el que la fortísima oposición al matrimonio igualitario por parte de la derecha política y de sectores católicos ha sorprendido al mundo. No deja de ser paradójico, en cualquier caso, dado que en Croacia ni hay matrimonio igualitario ni se esperaba una proposición en ese sentido. Lo máximo que se ha llegado hasta la fecha a plantear es un reconocimiento jurídico limitado de las parejas del mismo sexo, en el sentido de concederles algunos de los derechos de los que gozan las parejas casadas.
El referéndum, conviene precisar, no ha sido aún convocado oficialmente, aunque las firmas reunidas son ya más del doble de las que exige la ley. Debe ser el Parlamento el que lo haga, y este podría consultar antes a la Corte Constitucional. Algunos parlamentarios reclaman que incluso en el caso de celebración de un referéndum la modificación requeriría además una mayoría de dos tercios en el Parlamento (la necesaria para cambiar la Constitución por vía parlamentaria) pero la simple sugerencia ha provocado la reacción indignada de los grupos homófobos. Otra posibilidad que se debate es que los cambios en la Constitución que afecten a los derechos fundamentales no puedan ser sometidos a referéndum. Lo cierto es que el asunto amenaza con provocar una seria crisis política.
La posibilidad de éxito en un referéndum contra el matrimonio igualitario estaría además animando a los sectores católicos, que ven en esta vía una forma de modificar la Constitución a su medida. Esto es así porque en la actualidad la ley croata no exige una participación mínima en las consultas para que estas sean vinculantes. La legislación fue precisamente modificada para garantizar el éxito del referéndum de incorporación a la Unión Europea celebrado el pasado año, y ahora puede suponer que una minoría de la población, fuertemente motivada, puede imponer cambios constitucionales frente a una mayoría desmovilizada. Ya se escuchan voces alertando de que el próximo objetivo sería la prohibición del aborto. Los promotores de la iniciativa de referéndum contra el matrimonio igualitario, articulados en torno a un grupo autodenominado En el nombre de la familia, lo niegan, al igual que niegan que la iglesia católica como tal esté detrás de la iniciativa. También aseguran no ser homófobos. Según ellos, de lo que se trata es de que «las relaciones homosexuales no sean definidas como matrimonio, porque eso no es matrimonio», en palabras de una de las fundadoras del grupo, Zeljka Markic.
Defensores de los derechos civiles y grupos LGTB, mientras tanto, expresan su oposición a la iniciativa. Este próximo sábado, precisamente, saldrán a las calles de Zagreb, la capital croata, para celebrar una más reivindicativa que nunca marcha del Orgullo LGTB. El pasado fin de semana fue el turno de Split, la segunda ciudad croata, a cuya marcha acudieron tanto el alcalde como el ministro croata de Exteriores (hace dos años, precisamente, el Orgullo LGTB de Split fue víctima de la ira de los manifestantes de extrema derecha, que impidieron su celebración).
Una razón más para abandonar esta indecente UE de Merkeles y Barrosos. A medida que los países homófobos del este entren deberíamos empezar a salir los que estamos más al oeste.
Llama la atención que los países procedentes de la antigua unión soviética en otro tiempo decían que paradígna de las libertades, resultan las más homófobas.
Mucho cuidado que una vez dentro no estarán quietas.
El otro día en un programa americano de la CNN, hablando de la nueva ley rusa, dijeron que en Europa occidental ya no hay duda sobre el reconocimiento de la igualdad. Muchos yanquis siguen teniendo una imagen idílica de Europa. Deben de haber alucinado con las manifestaciones en Francia.
Los americanos tienen esa cosa puritana que les hace ser muy militantes, tanto en la intolerancia como en la tolerancia. Yo creo que en EEUU los republicanos no se atreverían a montar una manifestación masiva contra el matrimonio gay. Les perjudicaría. Les llamarían de todo. Es más, yo creo que ningún candidato contrario al matrimonio va a ganar las elecciones presidenciales en EEUU.
En cambio a la derecha francesa no creo que le perjudique nada electoralmente lo que ha hecho. El líder de la UMP ha ido a las tres grandes manifestaciones. Y eso que Copé es el secular, frente al católico Fillon.
Perdón por desviarme del tema.
Me parece muy bien que quieran someter esa cuestión a referéndum, si en España hubiera habido un referéndum seguro que ahora no habría matrimonio homosexual. Y estar en contra del matrimonio homosexual no es ser homófobo.
Si, Meli, si, y estar en contra del matrimonio interracial tampoco es ser racista.
A veces oigo hablar de ciertos temas de la historia de Europa como si fueran temas ya superados como si hubieran pasado hace mil años y partiendo desde esa idea no se pueden comprender ciertas cosas. No se puede olvidar que Croacia hace menos de 100 años fue gobernada por un régimen pronazi y ultracatólico, un régimen que perseguía a todas las minorías y con un gran apoyo popular. Yo sinceramente no creo que un pueblo cambie en tan poco tiempo. A Croacia como sociedad le tengo un poco de desconfianza.
Recuerdo también que los dos primeros estados que reconocieron la actual independencia de Croacia fueron Alemania y el Vaticano, cosa que me chirrió mucho en su momento.
Un beso.
Fabri, si estamos hablando de homofobia deberíamos hablar de países como Arabia Suudí o Irán, en los que la homosexualidad se castiga con penas de cárcel y hasta con la muerte y no de paísess democráticos como Croacia, me parece demagogia hablar de homofobia porque una sociedad no acepte el matrimonio homosexual.
Bueno, Melissa, puestos a hablar de demagogia sobre el término homofobia, habría de que señalar que el Presidente de Senagal, respondiendo a un discurso de Obama, no considera que considerar delito la homosexualidad sea homofóbico. Hace poco, también, el primer mandatario ruso dejó muy claro que las multas por «propaganda homosexual» no hacían de su país un lugar donde se discriminase a las personas LGBT; e incluso 3 magistrados del tribunal supremo de Estados Unidos hace tan sólo diez años, sin ir más lejos, considerarían que mantener sanciones penales por mantener relaciones sexuales entre personas del mismo sexo pueda ser considerado como algo homofóbico.
Estoy seguro, Melissa, que ni en Arabia Saudí ni en Irán consideran que sus ordenamientos jurídicos puedan ser, ni mucho menos, considerados homofóbicos.
Ya ves, que tienes muchísimos más amigos en el mundo que, como tu, no consideran que defender cualquier tipo de discriminación hacia las personas LGBT pueda merecer la consideración de homofobia.
Meli, por definición, si una sociedad no esta de acuerdo con el matrimonio igualitario, es una sociedad homofóbica.
Irán solo lleva esa homofobia hasta el extremo de practicar lo que a más de un croata le gustaría hacer.
#Fernando, mas bien tendríamos que prohibir la entrada en la UE a todos los países homofobicos
Melissa, no se puede negar que en Arabia Saudí hay mas homofobia que en Croacia, pero no se puede negar que en ambos sitios la hay y que hay que seguir luchando para que esto cambie.