La Corte Suprema de California rechaza la petición de los opositores al matrimonio igualitario de paralizar las bodas
Los defensores de la Proposición 8, la enmienda discriminatoria a la Constitución de California declarada contraria a la Constitución de Estados Unidos, han perdido otra batalla judicial. La Corte Suprema de California ha rechazado suspender las bodas entre personas del mismo sexo, reanudadas pocas horas después de conocerse la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos que dio por buena la sentencia de inconstitucionalidad de la Proposición 8.
ProtectMarriage, el grupo homófobo que reunió las firmas necesarias para llevar la Proposición 8 a referéndum en 2008, ha intentado en esta ocasión la vía de la Corte Suprema de California, la primera que autorizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en mayo de 2008. Durante varios meses, hasta noviembre de 2008, las parejas del mismo sexo pudieron casarse en ese estado. El referéndum reintrodujo de nuevo la discriminación, que la Corte Suprema de California dio por válida aunque manteniendo la validez de los aproximadamente 18.000 matrimonios celebrados durante esos meses.
Comenzó después la batalla en los tribunales federales. En una histórica sentencia, el juez federal Vaughn Walker consideraba en agosto de 2010 que la Proposición 8 era contraria a la Constitución de Estados Unidos. La sentencia, cuya aplicación hubiera supuesto la reanudación de las bodas entre personas del mismo sexo, fue cautelarmente suspendida por la Corte de Apelaciones de San Francisco, ante la cual los defensores de la Proposición 8 apelaron. Tras una disputa jurídica sobre si tenían derecho a hacerlo (el estado de California, que era en realidad la parte demandada, había decidido no apelar y dar por buena la sentencia de Walker) la Corte Suprema de California se lo permitió. Finalmente, el panel de tres jueces de la Corte de Apelaciones al que correspondía examinar el recurso se pronunció y ratificó la inconstitucionalidad de la Proposición 8. Lo hizo, eso sí, con una argumentación menos ambiciosa que la de Walker: consideró inconstitucional no la prohibición del matrimonio igualitario de forma genérica, sino el hecho de que un estado retire a una minoría un derecho fundamental que ese mismo estado le había reconocido previamente sin que medie razón legítima para ello.
Los contrarios al matrimonio igualitario intentaron que la Corte reexaminara el caso con una composición más amplia (once jueces), pero la solicitud fue rechazada en junio de 2012. A los contrarios al matrimonio igualitario ya solo les quedaba una salida: recurrir al Tribunal Supremo de Estados Unidos, tal y como finalmente hicieron. Con poco éxito: finalmente el Supremo optó no entrar en el fondo del asunto y considerar que, en efecto, los defensores de la Proposición 8 carecían del derecho a apelar. Ese derecho correspondía al estado de California, que en su momento declinó hacerlo.
La decisión de la Corte Suprema de California conocida este lunes de no paralizar las bodas mientras estudia los nuevos argumentos de los opositores al matrimonio igualitario apunta a que el último cartucho de estos, aferrarse a cuestiones procedimentales, parece definitivamente agotado. Aun así la Corte Suprema de California deberá pronunciarse en próximas semanas.