El primer ministro australiano, el laborista Kevin Rudd, promete ahora aprobar el matrimonio igualitario si gana las elecciones
Ahora sí. A menos de un mes de las elecciones generales en Australia, y cuando las encuestas muestran que la posición de los candidatos sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo puede ser decisiva entre los votantes más jóvenes, el primer ministro laborista y candidato Kevin Rudd ha anunciado que en caso de victoria su gobierno presentará en los primeros 100 días un proyecto de ley de matrimonio igualitario. Se da la circunstancia de que los laboristas australianos han actuado como freno a la aprobación del matrimonio igualitario a lo largo de los últimos años.
Hasta hace pocas semanas, recordemos, la primera ministra era Julia Gillard, radicalmente opuesta al matrimonio entre personas del mismo sexo, y que durante los últimos años no ha dudado en maniobrar para impedir que los partidarios de dicho derecho dentro del Partido Laborista -en teoría mayoritarios- trasladaran su criterio al Parlamento. Y ello pese a que en su último congreso nacional, celebrado a finales de 2011, los laboristas decidían incorporar a su ideario la defensa del matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero Julia Gillard se encargó de convertir ese mismo ideario en papel mojado al imponer que los legisladores laboristas tuvieran libertad de voto. Una libertad de voto que el liberal Tony Abbott negó a los suyos (pese a existir partidarios del matrimonio igualitario entre sus filas) y que finalmente desembocó en el fracaso de la iniciativa a nivel federal.
El empecinamiento de Gillard contra el matrimonio igualitario dejó en cualquier caso heridas internas a los laboristas, que se sumaron al severo deterioro global de la popularidad de la primera ministra. Las encuestas, de hecho, auguraban a los laboristas una contundente derrota en las próximas elecciones. La situación era tal que en junio Kevin Rudd desafiaba a Gillard y le arrebataba el liderazgo del partido y por ende el puesto de primer ministro (Rudd le devolvía la jugada a Gillard, que hace tres años hizo exactamente lo mismo con él).
Semanas antes, Rudd había hecho público, casualmente, su apoyo al matrimonio igualitario… Y es que la anterior etapa de Rudd como primer ministro se caracterizó también por un rechazo frontal al matrimonio entre personas del mismo sexo e incluso a las uniones civiles. “Tengo una visión bastante básica en esto, como se refleja en la posición adoptada por nuestro partido, y es que el matrimonio es entre un hombre y una mujer”, afirmaba justo antes de su elección en 2007. Rudd, sin embargo, admitía ahora haber cambiado de postura gracias a la influencia de sus hijos, que lo tacharon “dinosaurio”. “Creo que el estado secular de Australia debería ser capaz de reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo”, aseguraba ahora…
Habrá que ver qué sucede en septiembre, pero lo cierto es que desde que Rudd sustituyó a Gillard al frente de los laboristas estos han recortado la distancia que les separaba en las encuestas de los liberales, que siguen siendo favoritos. Serán en cualquier caso unas elecciones poco previsibles desde el punto de vista del matrimonio igualitario. Aun en caso de victoria de los liberales a estos les será complicado mantener la disciplina de voto en esta materia, como su propio líder ha reconocido. También será importante el resultado de los Verdes, decididos partidarios del matrimonio igualitario, y ver qué influencia tendrá en el resultado final la participación de Julian Assange, fundador de WikiLeaks, que presenta su candidatura al Senado.
La vía de los estados sigue viva
En cualquier caso, no está de más recordar que pese a que la discusión alrededor del matrimonio igualitario en Australia parece retornar al nivel federal la vía de los estados sigue viva. En anteriores entradas nos hemos hecho eco de diferentes iniciativas en este sentido, ninguna de las cuales se ha materializado todavía, entre otros factores debido a las dudas sobre si los estados y territorios australianos tienen o no competencias para modificar la legislación matrimonial, clásicamente atribuida al nivel federal.
Pero el reciente dictamen de una comisión parlamentaria de Nueva Gales del Sur, afirmando que los estados sí tienen capacidad de legislar en esta materia, ha despertado de nuevo las esperanzas de que esta vía se materialice. La propia Nueva Gales de Sur y el Territorio de la Capital Australiana (ACT), donde se localiza Canberra, la capital federal, parecen los candidatos más probables.
El milagro o la fuerza del grupo de la unidad.
Gays somos muchos y de todos los colores.
Unidos en las elecciones podemos lograr al menos UN objetivo. El problema es que a la mínima sacamos las uñas y nos arañamos.
Unidad en los gays de partidos políticos.
Unidad en los gays de las redes sociales.
Unidad en los gays de los sindicatos.
Unidad en los gays de los mil grupitos cristianos.
Si hemos de defendernos Unidad. si hay que atacar Unidad.
Eso sería lo justo o ideal, pero somos idénticos a los heterosexuales con sus mismas virtudes y defectos y, encima y para nuestro malestar tenemos el virus de la desidia y el conformismo dos grandes hándicaps que hacen inútil cualquier buena iniciativa.
En fin pa´entendernos que esto no lo arregla ni la madre que nos parió.
A ver si es verdad
Malas noticias, la amplia victoria de la coalición que dirige Abbott va a complicar mucho el futuro de los derechos de las personas LGBT en Australia. Además se produce un éxito de formaciones políticas homófobas en el senado. La situación recuerda a la de 10 años atrás cuando Howard convirtió aquel país en un bastión de la reacción mundial.
Habrá que ver que pasa en los próximos meses, ver el balance entre diputados favorables y contrarios a los derechos de las personas LGBT elegidos en cada formación política, y si los liberales en favor del matrimonio igualitario mantienen ahora su compromiso y pueden hacer algo…
La hermana de Abbott es lesbiana y dice que su postura está evolucionando. Quién iba a decir hace 5 o 6 años que los conservadores británicos iban a aprobar el matrimonio?
Los laboristas australianos han tenido 6 años para hacerlo. La primera ministra (atea, por cierto) estaba en contra. Rudd ha cambiado su postura a última hora.