La denuncia contra una médica de Jaén por homofobia se resuelve con unas simples «disculpas mutuas»

Lo recogía este lunes eldiario.es. La denuncia por homofobia presentada hace pocos días por el joven David Cámara contra su médica de cabecera, Dolores Chica Maestre, ha quedado finalmente resuelta tras las «disculpas mutuas» que ambas partes se han presentado en una reunión mantenida «con el objeto de aclarar  la situación generada, que ambas partes entienden como un malentendido, en el contexto de una conversación surgida en una atención sanitaria  médico-paciente», en palabras de la Delegación del Gobierno andaluz en Jaén.

En esa reunión, auspiciada al parecer por representantes de la Junta de Andalucía (en ella habría estado presente la delegada territorial de Salud y Bienestar Social, Ángeles Jiménez) tanto el denunciante como la médica han lamentado la situación creada y «se han pedido disculpas mutuas». «Como consecuencia de este encuentro, la persona denunciante afirma que va a proceder a la retirada de la denuncia presentada ante el juzgado y entiende como resuelta la reclamación interpuesta tras la conversación mantenida con la profesional  sanitaria», añade la Delegación. Ambas partes expresan «su satisfacción por la resolución de estos hechos» y solicitan «respeto, tanto para la profesional sanitaria, como  para el reclamante, una vez alcanzado un entendimiento fruto del diálogo entre ambas partes».

La Federación Andaluza Arco Iris, colectivo que precisamente dio a conocer el caso, ha valorado su «rápida resolución». Su presidenta en Jaén, Rosa Martínez, ha subrayado que el objetivo que perseguían tanto la organización a la que representa como el denunciante era que «esto no vuelva a ocurrir en la sanidad pública». Martínez se ha felicitado por la valentía del joven y porque gracias a su denuncia se haya conseguido «que la doctora acceda a pedir disculpas y la Consejería de Salud esté alerta». El presidente regional de Arco Iris, Gonzalo Serrano, ha agradecido por su parte el esfuerzo de la delegada provincial de Salud, Ángeles Jiménez, que al parecer se reunió con su organización «antes incluso de hablar con la doctora».

Una resolución que deja cabos sueltos

Según denunció en un principio David Cámara, recordemos, Dolores Chica Maestre llegó a decirle en plena consulta y delante de su madre que ser homosexual es antinatural y le recomendó tratamiento. Por otra parte, fue la propia Federación Andaluza Arco Iris la que en un primer comunicado dio a conocer las opiniones conservadoras de la médica en materia de sexualidad. Arco Iris ha llegado a denunciar, de hecho, la existencia de otro episodio de presunta homofobia protagonizado por la misma médica.

Desde dosmanzanas respetamos la decisión individual del denunciante, pero ante lo grave de los hechos no podemos dejar de constatar lo endeble que nos parece la resolución de este episodio por parte de la Junta de Andalucía: más allá de la retirada de la denuncia, la Junta debe actuar como garante de que ninguno de sus profesionales sanitarios lleva a cabo, difunde o ni siquiera sugiere que la homosexualidad es un trastorno o que la orientación sexual es susceptible de ser modificada mediante «terapia». Y no parece, al menos de acuerdo a la información que ha trascendido públicamente, que la resolución del caso disipe la alarma creada en este sentido.

Opiniones muy peligrosas

Como destacábamos hace varios días a raíz del caso de Victoria Uroz, médica forense que difundía en Twitter mensajes homófobos en los que, entre otras cosas, defendía las “terapias reparadoras” de la homosexualidad, resulta alarmante que se utilice el argumento de autoridad que otorga el ser médico para promocionar prácticas desacreditadas por la evidencia científica. No se trata solo de que la homosexualidad dejara hace años de ser considerada un trastorno por las sociedades médicas y por la OMS. Sobre los peligros de las “terapias” para “dejar de ser homosexual” ya han alertado organizaciones como la Asociación Americana de Psicología (APA) o la Asociación Médica Británica.

La APA, por ejemplo, tras una completa revisión de la evidencia científica disponible, concluyó que no es posible sostener que un paciente puede cambiar su orientación sexual a través de terapia, mientras que los daños potenciales de tales intervenciones pueden ser graves, incluyendo depresión y tendencias suicidas. Respecto a la problemática que suponen las personas homosexuales que movidas por su fe religiosa acuden por voluntad propia a las consultas para cambiar su orientación sexual, la APA recomendaba ser honestos con ellos sobre la eficacia de tales prácticas. El objetivo en estos casos debe ser favorecer la aceptación de la propia realidad sin imposiciones.

En definitiva, la aplicación o recomendación de este tipo de prácticas van en contra del conocimiento médico actual y de la lex artis que obliga a todo profesional sanitario. Hay países en los que incluso estas prácticas están castigadas por los organismos reguladores (en el caso de Brasil, por ejemplo, las prohíbe el Consejo Federal de Psicología, pese a que recientemente diputados evangélicos han intentado, por el momento sin éxito, acabar con dicha prohibición) y ya hay dos estados de Estados Unidos (California y Nueva Jersey) que han aprobado leyes prohibiendo su uso en menores.