La falsa llamada del papa a un joven gay francés revoluciona los medios durante unas horas

A primera hora de este viernes circulaba la noticia de que el papa Francisco había llamado a un joven homosexual francés para darle ánimos. La historia era la siguiente: el joven de Toulouse Christopher Trutiño, agente comercial de 25 años y católico practicante, le había escrito una carta al papa. En ella, le expresaba su malestar a raíz de las actitudes homófobas en las manifestaciones contra la aprobación del matrimonio igualitario en Francia y le contaba como ello había desembocado en una crisis de fe. Según contaba Trutiño, el 29 de agosto recibía como respuesta una llamada del papa en persona, que le había dado ánimos, le había explicado que su homosexualidad «no era grave» y le decía que tenía que ser valiente, seguir creyendo y siendo bueno. La noticia era desmentida pocas horas después.

La noticia circuló con fuerza en la red, siendo recogida con sorpresa por medios tanto LGTB como generalistas, algunos tan importantes como Le Figaro. Pero a las pocas horas el portavoz vaticano Federico Lombardi la desmentía de forma rotunda. La única ocasión en la que el papa ha llamado a Francia ha sido, al parecer, para hablar con el cardenal Barbarin, arzobispo de Lyon. Algunos datos de la propia noticia, de hecho, ya parecían sugerir su falsedad: según el joven, Francisco le dijo que tenía que dejarle para recibir al rey de Jordania. Sin embargo, la llamada supuestamente tuvo lugar a las 14:00 horas, mientras que la recepción tuvo lugar por la mañana. O bien el joven inventó la historia, o bien fue víctima de una broma pesada. Los medios publicaron rápidamente el desmentido, e incluso algunos de ellos borraron todo rastro de la noticia original, como si no quisieran reconocer que le habían dado credibilidad (el propio Le Figaro contaba la noticia como si él mismo no la hubiera publicado en su edición digital).

La noticia había parecido verosímil ya que el joven había dado como número de procedencia el de la centralita telefónica del Vaticano; además, afirmaba tener familia de origen español y haber hablado con el papa en castellano. A lo largo del mes de agosto se habían conocido además casos reales de personas que efectivamente recibieron llamadas telefónicas del papa. A esto se añadía que en las palabras de ánimo supuestamente pronunciadas por Francisco no había nada que no fuera rigurosamente compatible con la actual doctrina. Parecían, más bien, ir en la línea ya marcada con por sus conocidas declaraciones durante su viaje de vuelta de Brasil, en las que afirmó que «si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo?”.

En cualquier caso, lo sucedido denota la expectación generada por la figura de Jorge Bergoglio, que solo con algunos cambios en el tono de su discurso como papa ha revitalizado esperanzas entre los sectores más aperturistas de la Iglesia católica y entre personas deseosas de ver cambios en esta institución. Por lo que se refiere al colectivo LGTB, hay antecedentes aparentemente contradictorios, que se remontan a su época como arzobispo de Buenos Aires: por un lado, sus duras declaraciones a propósito de la aprobación del matrimonio igualitario en Argentina, que llegó a calificar de “pretensión destructiva al plan de Dios”. Por otro, las referencias de dos personas, un activista católico LGTB y un pastor protestante gay, a los que habría asegurado que «en la Iglesia hay opositores más acérrimos que yo» y les habría expresado su acuerdo con la idea de una unión civil entre personas del mismo sexo. Ya siendo papa, están las referidas declaraciones en el viaje de vuelta de Brasil. Resulta indiscutible en cualquier caso que ha habido un cambio en el modo de referirse a las personas LGTB respecto a papados anteriores, sin que propiamente haya habido por el momento cambio alguno en la doctrina de la Iglesia.