Los organizadores de los Juegos de Sochi piden ayuda al COI ante la oleada de protestas contra la homofobia de estado en Rusia
El presidente del comité organizador de los próximos Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, Dmitry Chernyshenko, ha solicitado la ayuda del Comité Olímpico Internacional (COI) para detener lo que considera «campaña de especulación» sobre la reciente legislación homófoba aprobada en Rusia. Al parecer los organizadores de los Juegos están preocupados por la repercusión en materia de imagen y patrocinadores de las protestas de grupos LGTB y de defensa de los derechos humanos alrededor del mundo. Lo que es más preocupante es que el COI parece dispuesto a prestar dicho apoyo.
La petición de Dmitry Chernyshenko ha tenido lugar durante la sesión que el COI celebra estos días en Buenos Aires. Chernyshenko ha asegurado que la ley que prohíbe la «promoción de las relaciones sexuales no tradicionales» a menores no supone la prohibición de la homosexualidad y ha dado garantías de que ni deportistas ni visitantes a los Juegos de Sochi sufrirán las consecuencias de esta legislación. «La Constitución de la Federación Rusa garantiza la igualdad de derechos para todos en el país. Explícitamente prohíbe cualquier forma de discriminación», ha afirmado ante el COI. Unas palabras muy en la línea de las pronunciadas hace pocos días por el presidente ruso, Vladimir Putin, que escenificaba un evidente cambio de tono al mostrarse dispuesto a recibir a activistas LGTB e incluso admitir abiertamente la homosexualidad del compositor Piotr Chaikosvki. Un tono conciliador que contrasta con las manifestaciones que las autoridades rusas hacían apenas un mes, cuando aseguraban que la legislación homófoba sería aplicada con todo rigor, también durante los Juegos.
Conviene recordar, para no dejarse distraer por las maniobras de imagen, que la ley recientemente aprobada en Rusia prohíbe informar positivamente sobre homosexualidad en cualquier ámbito al que tengan acceso menores. Ello supone en la práctica que ni marchas del Orgullo, ni manifestaciones públicas, ni programas contra el acoso escolar, ni información sobre salud sexual, ni cualquier cuestión que un juez considere susceptible de ser entendida como “propaganda homosexual” puede tener lugar en todo el estado ruso. Ya la semana pasada recogíamos, por ejemplo, la acusación contra el joven activista gay Dmitry Isakov de vulnerar la ley simplemente por haberse manifestado frente al ayuntamiento de su ciudad en defensa de sus derechos.
El COI, por cierto, parece dispuesto prestar a los organizadores de los Juegos de Sochi el apoyo que reclaman, o al menos eso es lo que se desprende de algunas declaraciones que se han podido escuchar en Buenos Aires. Su portavoz, Mark Adams, ha insistido en las garantías ofrecidas por Rusia de que sus leyes homófobas no afectarán a los Juegos. «Como ello funcionará en la práctica es algo que las autoridades rusas deberán resolver», ha asegurado. El presidente del COI, Jacques Rogge (en vísperas de finalizar su mandato) ha declarado además que los deportistas participantes en los Juegos de Sochi serán advertidos de la prohibición de participar en manifestaciones públicas de carácter político durante esos días, al igual que ya sucedió durante los Juegos de Pekín en 2008. Vladimir Putin firmaba en agosto, recordemos, un decreto prohibiendo manifestaciones y otros actos de protesta desde el 7 de enero al 21 de marzo de 2014.
Preocupación entre los patrocinadores
Las peticiones al COI para que ayuden a suavizar la polémica coinciden con la preocupación que en estos momentos tendrían los patrocinadores de los Juegos, entre ellos importantes compañías estadounidenses como Coca-Cola, General Electric, McDonald’s, Visa, Dow Chemical o Procter & Gamble, contra las que ya dirigen sus miradas algunos activistas LGTB.
Se da la circunstancia de que el Gobierno de Estados Unidos es uno de los que más críticos se ha mostrado hacia la homofobia de estado rusa (el presidente Barack Obama recibía la pasada semana a activistas LGTB rusos).
Protestas en forma de besos en decenas de ciudades
Afortunadamente parece que los activistas LGTB siguen dispuestos a dar la batalla y denunciar lo que está sucediendo en Rusia. Este domingo tuvieron lugar en decenas de ciudades del mundo concentraciones de protesta y besadas, en la mayor parte de los casos ante embajadas y consulados rusos. Ha ocurrido en Madrid, en Barcelona, en Berlín, en Bruselas, en Buenos Aires, en Dublín, en Londres, en México D.F., en Milán, en Montreal, en Múnich, en París, en Praga, en Roma, en Santiago de Chile, en Viena, en Wellington (Nueva Zelanda)… y en muchas ciudades más.
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Flick
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