Puestas en libertad cuatro de las cinco mujeres detenidas en Senegal acusadas de homosexualidad
Cuatro de las cinco mujeres detenidas el pasado 11 de septiembre en Dakar, capital de Senegal, han sido puestas en libertad sin cargos por no haberse aportado pruebas suficientes de la comisión de un delito. Al ser la quinta mujer una menor, debe comparecer ante un tribunal distinto, comparecencia que aún no ha tenido lugar.
Las cinco mujeres fueron detenidas cuando celebraban una fiesta de cumpleaños en un restaurante de Dakar, descrito por la prensa como de ambiente homosexual. La Policía, que fue directamente a la mesa que ocupaban, arguyó que estaban perpetrando actos homosexuales en público, algo que la ley senegalesa castiga con dureza. Dieng Sene, presidenta del grupo de activistas LGTB Women’s Smile, fue una de las detenidas y considera, por el contrario, que el motivo de la detención fue una denuncia ocasionada por su activismo a favor de los derechos de las lesbianas.
La Policía siguió afirmando ante la corte donde se presentaron los cargos que las mujeres se estaban besando en público. Las mujeres lo negaron categóricamente durante su declaración. Djamil Bangoura, que preside la ONG Prudence, cuya labor también comprende el trabajo con gays y lesbianas, estima que la denuncia fue prefabricada: “no es posible. El bar está en la avenida principal. Está lleno de gente. No es un lugar discreto. Es un bar al que acude todo el mundo. No veo cómo dos homosexuales o dos lesbianas podrían reunirse allí y comportarse abiertamente delante de gente que no es como ellos».
Afortunadamente, el tribunal falló que no había pruebas de cargo suficientes y dictó la puesta en libertad de las cuatro mujeres que declararon. Aún falta la comparecencia de la quinta mujer ante el tribunal de menores. Esperemos que el resultado sea igualmente satisfactorio. De haber continuado el proceso, las detenidas se hubieran enfrentado a penas de cárcel de hasta cinco años y multas de hasta 3.000 dólares (unos 2.200 euros).
Las organizaciones de defensa de los derechos LGTB, aunque se felicitan por la decisión del tribunal, no creen que el fallo vaya a suponer una diferencia en cuanto a la realidad cotidiana de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Según Neela Ghoshal, activista de Human Rigths Watch, las minorías sexuales en Senegal «continuarán siendo objeto de cazas de brujas homófobas, alentada por líderes religiosos extremistas y sin impugnar por las autoridades».
La realidad LGTB en Senegal
Senegal es un país situado en el África occidental, de mayoría musulmana, que, como señalábamos anteriormente, actualmente castiga las relaciones homosexuales con hasta cinco años de cárcel y multas que en los casos más extremos pueden llegar hasta los 2.200 euros, cifra exorbitante para un ciudadano senegalés. A finales de 2010 nos hacíamos eco de un informe de Human Rights Watch que alertaba del incremento de las agresiones hacia las personas homosexuales en ese país, estimuladas por líderes políticos y religiosos que habrían sido decisivos a la hora de fabricar un clima de brutal violencia homófoba con la connivencia de buena parte de los medios de comunicación. Muchas de las agresiones, detenciones e incluso linchamientos ni siquiera alcanzarían las páginas de la prensa internacional.
El pasado mes de abril de 2013, la jefatura del Estado emitió un comunicado en el que declaraba que “los valores culturales básicos enraizados [en Senegal] no pueden ser compatibles con la opción de despenalizar la homosexualidad”, afirmando con firmeza que “el Estado no ha considerado esa opción, que se excluye por completo de su doctrina política”. Esta misma declaración fue reiterada por el presidente Macky Sall dos meses más tarde, durante la visita que en el mes de junio efectuó al país africano el presidente estadounidense Barack Obama.
Aunque una opción es que los países democráticos presionen a aquellas naciones homofóbicas con bloqueos comerciales y de préstamos, me pregunto si la otra opción es ofrecer asilo político en países occidentales a aquellas personas víctimas de la homofobia de Estado. Aunque es un asunto complicado, los países con menos homofobia, aclarando «menos homofobia» pues todavía está presente, ojalá abrieran sus puertas a estas víctimas inocentes de la locura de sus gobernantes.