El primer ministro de Uganda cree que los homosexuales no deben ser castigados porque son «anormales» que necesitan ayuda

La ley que endurece el trato penal a las personas homosexuales en Uganda, recientemente aprobada por su Parlamento, continúa pendiente de ser firmada por el presidente Yoweri Museveni para su entrada en vigor. Si Museveni expresaba hace unos días algunas reticencias respecto a la ley, ahora es el primer ministro Amama Mbabazi quien ha expresado su disconformidad con el castigo de la homosexualidad, basándose, eso sí, en que es una anormalidad y las personas anormales lo que necesitan es ayuda.

En la rueda de prensa posterior a una reunión mantenida en el Ministerio de Exteriores ugandés con los embajadores de las misiones diplomáticas, el primer ministro Amma Mbabazi fue interrogado acerca de la ley que endurece las penas por mantener relaciones homosexuales, recientemente aprobada por el Parlamento y aún pendiente de la firma del presidente Museveni. Las palabras de Mbabazi, que puedes escuchar en el vídeo que insertamos a continuación, fueron las siguientes:

“Pienso en nuestras tradiciones, y esto es lo que creo. La homosexualidad es tratada como una anormalidad. Si tomamos eso como un hecho, ¿cómo tratamos a los anormales en nuestra sociedad? ¿Los matamos? Si usted identifica una anormalidad y dice ‘vamos a matar a esos anormales’, mi conclusión es que es usted quien es anormal…. Necesitan ayuda. ¿Cómo tratas a los niños que nacen mongólicos? ¿Acaso se les ejecuta, se les encarcela de por vida?”

Presiones internacionales

No sabemos si en las reticencias del presidente Museveni o en la absurda condescendencia del primer ministro Mbabazi han pesado las presiones internacionales, que se han recrudecido desde que se supo de la aprobación final de la ley. El Departamento de Estado de los Estados Unidos emitió un comunicado oficial expresando su “profunda preocupación” al respecto y uno de sus portavoces transmitía además al diario keniata Daily Nation su condena expresa de cualquier legislación “que criminalice las relaciones sexuales consentidas entre adultos o que simplemente criminalice el tener una determinada orientación sexual o identidad de género”.

En parecidos términos se han expresado el Foreign Office británico, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia o la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, la inglesa Catherine Ashton, así como organizaciones de defensa de los derechos humanos como Amnistía Internacional (desde cuya página puedes solicitar al presidente de Uganda que vete la ley).

La dureza de la nueva ley

Como ya hemos recogido en entradas anteriores, si la ley entra en vigor, las personas que mantengan relaciones homosexuales serán castigadas con 14 años de cárcel, pero la pena podrá llegar a ser de cadena perpetua en los casos calificados como de “homosexualidad agravada”. Un nuevo delito penal destinado a castigar, por ejemplo, a los homosexuales “reincidentes”; a los seropositivos que mantengan relaciones con personas de su mismo sexo; cuando las relaciones involucren a personas discapacitadas o menores de 18 años o cuando la justicia considere que ha existido “violación”. En el proyecto original, dichos supuestos estaban castigados con la muerte, castigo que finalmente ha sido sustituido por cadena perpetua (la eliminación de la pena capital ya había sido ofrecida en 2011 por el principal promotor de la ley, el diputado David Bahati, a cambio de asegurar su aprobación).

Pero, al igual que sucede con otra ley similar aprobada en Nigeria, la ley no se limita a castigar las relaciones homosexuales. En caso de entrar en vigor, quedará prohibida además la ”promoción de la homosexualidad”, lo que hará imposible la existencia de organizaciones que defiendan los derechos de las personas homosexuales, y se castigará incluso a aquellos que conociendo la existencia de una relación homosexual no la denuncien a las autoridades.