Nuevo caso de tortura atroz y probable asesinato homófobo en Brasil

 El cuerpo sin vida de Kaique Augusto Batista dos Santos, un adolescente gay, fue encontrado el sábado pasado en São Paulo, no lejos del estadio que albergará la ceremonia de apertura de la Copa Mundial de Fútbol de Brasil. El cuerpo presentaba signos de una violencia extrema, con el rostro completamente desfigurado y los dientes arrancados. Tanto la familia del joven como activistas LGTB brasileños están convencidos de que se trata de un crimen de odio, e incluso apuntan a que pudo ser cometido por un grupo de skinheads.

Kaique, de tan solo 17 años de edad (16 según otras fuentes) había asistido a una fiesta en una discoteca gay justo antes de desaparecer. Lo siguiente que se sabe de él es que su cuerpo apareció con signos de violencia extrema, lo que parece indicar que sus asesinos se ensañaron con él con una crueldad que duele imaginar. La habían arrancado los dientes, el rostro estaba desfigurado por los golpes y presentaba hematomas y fracturas por todo el cuerpo. También le robaron la cartera y el teléfono móvil. Soprendentemente, la policía registró el suicidio como causa provisional de la muerte, dado que el primer aviso que recibió fue el de que un cuerpo sin vida se encontraba junto a un viaducto. Algo que evidentemente no se sostiene. Para la familia, de hecho, no hay dudas de que se trata de un crimen de odio, posiblemente cometido por neonazis (Kaique era gay y de raza negra y São Paulo no es ajena a la violencia de estos grupos). “Estos matones disfrutan golpeando y torturando con sus propias manos y les agrada quitar la vida a los homosexuales”, asegura Tayna Chidiebere, hermana del joven fallecido.

Se da la lamentable circunstancia de que el cuerpo de Kaique, pese a ser encontrado el sábado, no fue identificado por su familia hasta el martes, y ello pese a que tanto familiares como amigos se movilizaron intensamente tras su desaparición, que tenían el convencimiento de que no podía ser voluntaria. Un policía llegó a restarle importancia, asegurando que «se encontraría con algún amigo» por ser gay, según se lamenta su hermana.

Cristiano Pacheco, organizador de la fiesta a la que acudió Kaique antes de morir, considera lo sucedido “absolutamente horrible” y ha descrito al joven como «un chico tranquilo al que todo el mundo quería”. Sobre la atrocidad del crimen, apuntó que “arrancarle los dientes, golpearlo con barras de hierro… ¿cómo puede alguien ser capaz de hacer algo así?”. No es de extrañar que el suceso haya conmocionado a los activistas LGTB de Brasil, que han convocado para este viernes un acto de protesta en São Paulo y han puesto en marcha una petición online para que el crimen no quede impune, como sucede con tantos otros asesinatos de personas LGTB en Brasil.