Declaraciones comprensivas del Dalai Lama acerca de la realidad LGTB y el matrimonio igualitario
El Dalai Lama, uno de los principales líderes del budismo, ha efectuado unas declaraciones sobre la realidad LGTB que han llamado poderosamente la atención, y en las que muchos han querido ver un apoyo expreso al matrimonio igualitario. Lo cierto es que el líder budista manifestó su aprobación hacia las relaciones entre personas del mismo sexo pero siempre que estas no sean creyentes, dejando la aprobación del matrimonio igualitario a la legislación de cada estado.
Las declaraciones del Dalai Lama tuvieron lugar la semana pasada, en el contexto de una entrevista concedida al periodista Larry King, y han tenido ya un considerable recorrido. Muchos han querido ver en ellas un apoyo expreso al matrimonio igualitario, si bien una interpretación más apegada a la literalidad de sus palabras deja ver que lo que propiamente afirmó es que las relaciones homosexuales están bien para no creyentes, mientras que sobre el matrimonio igualitario considera que su aprobación o no es una decisión que corresponde a cada estado. “Si dos personas, una pareja, realmente se sienten así. Si es más práctico, hay más satisfacción y ambas partes están de acuerdo, entonces está bien”, afirmó el líder tibetano, que añadió además que la aceptación del matrimonio entre personas del mismo sexo “es competencia de cada estado”.
El Dalai Lama aclaró que la gente que tiene creencias religiosas “debe seguir su propia tradición”. Es respecto de los “no creyentes” de quienes el líder budista consideró que si están de acuerdo, está bien que tengan relaciones homosexuales.
Un reconocimiento tímido pero que en cualquier caso respeta la diferencia entre lo público y lo privado. El Dalai Lama piensa que quienes siguen una tradición religiosa deben cumplir con sus normas, lo que obviamente abre la puerta al rechazo de las relaciones homosexuales por motivos religiosos. Pero al mismo tiempo es claro al reconocer que este cumplimiento no compromete a quienes están fuera de dichas tradiciones. Todo un avance frente a la tendencia de numerosos líderes religiosos a extender sus normas al ámbito público.
Os dejamos con el vídeo de sus declaraciones:
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No podemos engañarnos a nosotros mismos.
1. La mayoría de religiones en su versión ortodoxa, que es la hegemónica, son homófobas porque defienden sólo el sexo «productivo», que es el reproductivo. Se aferran al «crecer y multiplicaos» porque así tendrán más siervos y por consiguiente creen que serán más poderosos y ricos, pues no hay que olvidar que tanto la casta religiosa como la política constituyen parte de la misma oligarquía que viene mangoneando, oprimiendo y explotando al pueblo durante milenios y detrás de la doctrina y moral religiosa no hay más que un programa político de sumisión y explotación (no olvidemos tampoco que el lamaísmo sostuvo una teocracia en el Tíbet durante siglos).
2. Por otro lado, siempre será mejor la postura más civilizada de «respeto aunque no lo comparto» (que es la que parece expresar el Dalai) que la que se suele dar, normalmente, por parte de estas organizaciones religiosas mayoritarias de condena y persecución en el otro mundo y en este (y más aún en el contexto de las grandes religiones monoteístas donde, utilizando un símil académico, para que te den un aprobado en moralidad tienes que demostrar, en la práctica, un nivel summa cum laude. Es decir, el que consideran el estereotipo de devoto-súbdito ideal lo convierten en el mínimo exigible, por eso muchos «creyentes» tienen una doble moral, porque es imposible de alcanzar ese inhumano grado de exigencia).
Es cierto que existen religiones con un perfil más democrático, progresista y liberal pero son religiones o corrientes minoritarias. De la ortodoxia religiosa no se puede esperar apoyos, sólo cuando la sociedad haya conseguido avanzar democráticamente entonces acabarán por aceptar esa realidad democrática en vez de querer constantemente volver a tiempos pasados en los que el clero era una casta privilegiada (estatus que sólo es posible en un contexto autoritario y no democrático ni liberal).