Tras su anexión a Rusia, quedan prohibidas las Marchas del Orgullo de Sebastopol en aplicación de sus leyes homófobas
Las autoridades de Sebastopol, en la península de Crimea, han prohibido la celebración de las Marchas del Orgullo programadas para los días 22 y 23 del presente mes de abril. La prohibición se ha dictaminado en base a las leyes homófobas vigentes en Rusia sobre la llamada “propaganda homosexual”. Se trata de la primera vez que se aplica esa normativa en la ciudad tras su anexión a Rusia en marzo bajo el estatus de ciudad federal.
El referéndum mediante el cual Sebastopol se separaba de Ucrania para anexionarse a Rusia como “sujeto federal” dividió a la comunidad LGTB de la ciudad. Si bien muchos se consideraban culturalmente rusos, también temían verse sometidos a las leyes vigentes en ese país, que coartan la visibilidad de las personas LGTB, impidiendo, entre otras cosas, la celebración de las Marchas del Orgullo.
Sin embargo, la secesión de Ucrania triunfó en el referéndum, con un apoyo del 97 % de los participantes, aunque los países occidentales no han reconocido el resultado por considerarlo ilegal. Tras la aprobación de la independencia de Crimea por su Parlamento, el Ayuntamiento de Sebastopol aplicó el resultado del referéndum, votando a favor de la integración de la ciudad en la Federación de Rusia como territorio federal, es decir, como una entidad diferenciada del resto de Crimea, con el mismo estatus de las ciudades de Moscú y San Petersburgo.
De la homofobia social de Ucrania…
Ciertamente, la situación de la población LGTB en Ucrania es complicada. La homosexualidad fue legalizada en 1991, pero más allá de eso no se reconoce ningún derecho. La homofobia, amparada desde ámbitos como el religioso o el policial, es generalizada. Un sondeo hecho público en noviembre de 2011 mostraba que el 78,1 % de los ucranianos condena las relaciones entre personas del mismo sexo.
Es imposible no recordar, por ejemplo, la brutal agresión que sufría en mayo de 2012 el activista LGTB Svyatoslav Sheremet con ocasión de la que iba a ser primera marcha del Orgullo en Kiev, la capital ucraniana, suspendida en el último momento ante la presión de cientos de contramanifestantes. Cuando Sheremet explicaba a un grupo de periodistas el porqué de la anulación, fue brutalmente atacado por una decena de jóvenes que se ensañaron con él, pateándole con fuerza incluso cuando ya estaba en el suelo. Un año después, en mayo de 2013, el Orgullo era prohibido por los tribunales a petición de un grupo de parlamentarios ucranianos, argumentando posibles disturbios. Aún así, la marcha se acabó celebrando, y 50 activistas se manifestaron durante algo menos de una hora.
La situación actual en Ucrania tras el conflicto con Rusia es aún menos halagüeña para el colectivo LGTB, si se tiene en cuenta que el partido de extrema derecha Svoboda (“Libertad”), algunos de cuyos miembros han atacado en el pasado a activistas LGTB, es uno de los grandes triunfadores de la “revolución ucraniana”, hasta el punto de que ha colocado en el nuevo gobierno al vice primer ministro, a tres ministros y al fiscal general, además de a varios gobernadores de provincias. Otra de las formaciones que ha crecido al calor de las revueltas es el denominado Pravy Sektor (“Sector de Derechas”), una organización neonazi de carácter paramilitar cuyo líder es Dmitri Yarosh, que en una entrevista al diario El País expresaba su actitud negativa hacia los homosexuales, indicando que no aceptaba la «propaganda homosexual» ni el matrimonio igualitario.
…a la homofobia de estado rusa
Pero, con la anexión a Rusia, esa misma población se enfrenta a una homofobia social de igual o mayor intensidad y a una legislación que impide de hecho la propia visibilidad de las personas LGTB. Cualquier celebración de las festividades del Orgullo, por ejemplo, es prohibida por ser considerada “propaganda de relaciones no tradicionales a menores”.
Quienes simplemente enarbolan una bandera arcoíris o reivindican la celebración del Orgullo son detenidos y sancionados. Aun más temible es la práctica impunidad con que actúan grupos como Occupy Pedofilyaj y similares, dedicados al acoso, tortura e incluso asesinato de personas LGTB ante la pasividad muda de autoridades y población.
En un correo electrónico dirigido a la cadena de noticias estadounidense NBC News, uno de los miembros de la comunidad LGTB de Crimea, Maxim Kornilov, resumía la situación actual de la siguiente manera: “antes de la ocupación rusa era muy complicado ser gay en Ucrania, por eso seguía en el armario y me sentía atrapado. Ahora es absolutamente insoportable».
Exelente articulo. muy bien redactado y sobretodo explica la informacion de una manera exelente.
respecto a los crimeanos, igual que el resto de rusos, ya iran cambiando las cosas y con la lucha y la cultura acabaran venciendo a la homofobia
#1 «ya irán cambiando las cosas» … cuando ? Ya llevan un atraso tremendo con respecto al resto de Europa. Como quieres que se mejoren las cosas «con lucha y cultura» si precisamente lo que prohiben sus leyes homófobas es el activismo LGTB y difundir cualquier información positiva sobre la homosexualidad ? Aparte de perversa, la ley está muy inteligentemente redactada para cerrar cualquier vía de actuacion via la información o la presentación de ejemplos positivos
¿Internet está allí restringido?
mi querido (o querida) Noctua…que habrias dicho tu de España en el año 1970? a lo mejor no habrias dicho exactamente lo mismo que dijiste en tu comentario? y echas un vistazo ahora y…tachan!!
las cosas cambian con el tiempo querido (o querida)…por lo general suelen ir a mejor, a veces pero muy pocas veces a peor, pero por lo general a mejor.
los rusos igual que los españoles de los años 70 no son imbeciles, sabran salir adelante y sacarse estas leyes estupidas de encima. como dije en mi primer tiempo, con tiempo, con lucha y con cultura.
#4 sí, lo que pasa es que la España de 1970 ya era lo suficientemente «moderna» como para iniciar de lleno un proceso de aceptación y comprensión de la homosexualidad, que continúa hasta el día de hoy (los retrocesos en derechos más globales de los últimos años es tema aparte).
Pero a diferencia de la España de los 70s, la Rusia de hoy es muy distinta a la que era hace 20 años atrás, cuando ni si quiera los templos ortodoxos eran reconstruídos y habilitados en su totalidad, a diferencia de ahora que lo que hay es una pseudodictadura, en donde la iglesia ortodoxa tiene un poder enorme, mucho más grande del que tenía en la URSS y en donde la población ortodoxa ha aumentado de una manera considerable, una pseudodictadura, como dijo alguien por acá alguna vez, «ojalá, siempre blanca, rubia, eslava, ortodoxa, heterosexual, machista, antidemocrática y antiliberal» (adjetivos que por cierto le calzan perfectamente al rubio teñido que lidera esa bananería).
Y por ponerte un ejemplo práctico, es cosa de mirar los resultados de los PGAP: mientras en el 2002 (hace más de diez años atrás) un 22% de los rusos aceptaba la homosexualidad y apenas (digo apenas porque sería un oasis si efectivamente así lo fuera) un 66% la rechazaba; hoy, repito, apenas, un 16% declara aceptarla. Menudos cambios culturales y morales no? Rusia no tiene ninguna perspectiva ni a corto ni largo plazo de cambiar, ni menos, de mejorar. Es un asco culturalmente y probablemente lo seguirá siendo. No esperes más. Saludos guapo/a 😉
Lamentablemente esto era esperable, aunque el futuro de los LGTB en Sebastopol tampoco es que fuese muy halagüeño con Ucrania, pero si ésta se acercaba a la UE… Aunque como ejemplo deprimente tenemos a Lituania o la homófoba Hungría.
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Según la asociación de defensa de los homosexuales Colegas, las declaraciones del obispo están dentro del delito tipificado por el Código Penal en el artículo 510, por lo que han acudido a la vía penal