Pese a las llamadas al boicot de los homófobos, los rusos votaron a Conchita Wurst como la tercera mejor intérprete en Eurovisión
Mucho se ha escrito en solo dos días sobre la victoria de Conchita Wurst en Eurovisión, pero si un aspecto resulta destacado es la reacción de la clase política rusa, que ha considerado lo sucedido como una ofensa en toda regla a su país. «El resultado muestra a los partidarios de la integración europea cual es su futuro europeo: una mujer barbuda», tuiteaba el viceprimer ministro ruso, Dmitri Rogozin. «Es el fin de Europa. Ya no tienen hombres ni mujeres. Tienen ‘eso'», declaraba por su parte el líder ultranacionalista Vladimir Zhirinovski. «Hace cincuenta años el Ejército soviético ocupó Austria. Cometimos un error liberándola. Debimos habernos quedado», añadía. No era el único signo de rabia. Una rabia que sin embargo no parecieron compartir los telespectadores rusos, para los cuales Wurst fue la tercera mejor artista. Y es que una mirada desprejuiciada a los resultados de Eurovisión aporta sorpresas.
El sistema de votación que siguen casi todos los países en Eurovisión es una combinación de dos resultados: el voto de los espectadores a través de teléfono móvil y mensajes de texto (el denominado «televoto») y la valoración de un jurado. El jurado, que hacía años que había desaparecido del Festival de Eurovisión, fue reintroducido en 2009 para compensar el hecho de que los ciudadanos de un país votaran por simpatía a otro país de su órbita lingüística o cultural o que las minorías emigradas determinaran el voto (escandinavos votando a escandinavos, eslavos votando eslavos, Chipre dando sus 12 puntos a Grecia, España dando sus 12 puntos a Rumanía, etc.). Algo que supuestamente hacía «previsible» el voto y perjudicaba a los países más occidentales.
De una forma u otra, el estudio de los resultados de Eurovisión siempre ha resultado interesante desde un punto de vista geopolítico. En pocas ocasiones como esta es posible valorar «la simpatía» de unos países hacia otros o medir fenómenos específicos ligados a las particularidades de cada participante. Este año, además, la participación de Conchita Wurst y toda la polémica que había generado permitía valorar la mayor o menor aceptación de la diversidad sexual y de género. El hecho de que Wurst participara por Austria, un país que lleva años obteniendo malos resultados en Eurovisión y que habitualmente no recibe mucho voto por «simpatía», ponía más en valor el resultado, sobre todo si era muy positivo.
Y así ha sido. Austria ha ganado Eurovisión, y con independencia de la calidad vocal de Wurst, su triunfo ha sido interpretado como un espaldarazo a la diversidad. El hecho de que obtuviera mejores resultados en el oeste de Europa (con un mayor grado de aceptación de la realidad LGTB) y peores en el este (donde la homofobia social y política es por lo general más intensa) parece confirmar esta idea. Podemos ver la representación gráfica en el siguiente mapa, en los que puede verse la diversa gradación entre el azul intenso (países que otorgaron a Austria la mayor puntuación) y el rojo intenso (países que no le dieron ningún punto):
El blog del Departamento de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de Reading, en el Reino Unido, se ha preocupado sin embargo de separar el voto popular del voto de los jurados, y la conclusión resulta cuanto menos interesante. Si se analiza como hubiera sido el resultado de Austria contando solo el voto popular, el mapa se homogeniza de forma significativa. Desaparece el rojo intenso: todos los países hubieran puntuado a Wurst, y en la mayoría de los casos le hubieran dado puntuaciones altas. En el caso ruso, especialmente interesante, Conchita Wurst fue la tercera artista más votada:
Si analizamos sin embargo cual hubiera sido el resultado teniendo en cuenta solo la opinión de los jurados, vemos como el este de Europa se tiñe de rojo:
¿Son las élites las que alimentan la homofobia?
El mencionado blog de la Universidad de Reading sugiere, a la luz de este contraste, una hipótesis interesante. En contra de lo que se podría creer, la diferente sensibilidad ante la diversidad sexual y de género existente en Europa es mucho más marcada entre las «élites» sociales (de las que los jurados eurovisivos pueden considerarse en alguna medida representantes) que entre la población de la calle.
Son innumerables las objeciones que pueden hacerse a este análisis, sin duda simplista. Hay además importantes excepciones (el jurado alemán despreció a Conchita, mientras que el lituano le dio su mejor valoración, por ejemplo). Muchos lo calificarán simplemente de ocurrencia frívola. Pero creemos que muestra tendencias y obliga a repensar actitudes. Si ya desde los días anteriores a Eurovisión los sectores homófobos de Rusia se movilizaron en contra de Austria, ¿Cómo es que los telespectadores rusos la votaron masivamente, otorgándole el tercer puesto popular y obligando de hecho a Rusia a darle 5 puntos, una vez tenido en cuenta el voto del jurado? ¿Quizá los telespectadores rusos no son tan marcadamente homófobos? ¿Quizá las personas LGTB rusas se movilizaron masivamente y quisieron enviar un simbólico mensaje a Europa? Sea como sea, merece la pena tener en cuenta estos datos.
Puedes consultar el detalle de los resultados de Eurovisión (y conocer qué y cómo votó el jurado y los espectadores de cada país) en la web oficial del festival de Eurovisión.
Me parece que se equivocaron con el mapa. La peninsula de Crimea pertenece a Rusia, no a Ucrania, nos guste o no.
Es muy interesante lo que ha ocurrido, porque tengo la idea de que se ha visto un germen de identidad europea. La gente del concierto y los europeos con sus llamadas han apoyado la igualdad frente a un Gobierno totalitario y acostumbrado a la fuerza como es el de Putin. ¿Es esto una muestra de la llamada «integración» europea? Si es así, me alegro. Yo hoy quiero ser un poco más europeo que ayer. Por eso voy a votar, para que haya más Europa igualitaria, democrática, liberal y social.
Ernesto, por lo que he leído en la prensa, los crimeanos votaron con Ucrania por un tema técnico. Todavía Rusia no la ha incluido como territorio suyo en lo que a telecomunicaciones se refiere.
Eso de las élites sociales es tan claro que miren como a cambiado la opinión general de EUA luego que Obama dijera que apoya el matrimonio igualitario, lo mismo en Argentina , Uruguay mientras que países como Sudáfrica donde el matrimonio igualitario tiene mas tiempo no cambia la opinión general por que sus lideres siguen siendo los mismo homofobos.
#1Ernesto deja de ligar la mierda con la comida por favor .
Hombre, yo lo que creo es que habría que saber también qué gente llama o manda sms para votar. Porque una cosa es ver el festival y otra muy distinta gastarse los cuartos en votar, aunque en otros países las tarifas no sean las españolas.
Quienes votan son, por un lado los fans, que a estas alturas ya sabemos que somos el 99% gais. Y por otro, quien tiene morriña de su país o de su etnia, ya sea porque está en un estado en el que su etnia es minoritaria, pero es la mayoritaria del estado de al lado -lo que pasaría con los rusos de Ucrania, por ejemplo- o porque ha migrado -turcos en Alemania, rumanos en España, españoles en Suiza…-. Y estos, seguramente supongan menos votos que los del primer grupo.
En cualquier caso el estudio es interesante, sí.
#1 Ernesto
Los mapas suelen recoger las fronteras oficiales reconocidas internacionalmente, todo lo más, ocupados desde hace tiempo. Crimea no entra en ninguno de los dos supuestos.
A mi también me parece muy interesante el estudio, aunque como apunta Crasamet, el colectivo que vota es seguramente reducido (y aún más desde que la intervención de los jurados puede hacer irrelevante la votación popular, como también demuestra de paso el estudio), yo creo que requiere una cierta dosis de militancia haber votado en esta ocasión por Wurst, no todos los gays son activistas, y entre los fans eurovisivos sospecho que el índice de militancia es incluso más bajo. Muchas canciones presentadas por países abiertamente homófobos estoy convencido que ha recogido muchísimos votos de aficionados LGBT que, seguramente, no se identificaban en absoluto con el tema que presentaba Austria. Por otro lado, el voto por SMS no es precisamente secreto ni confidencial, uno puede imaginar que en ciertos países (y muy especialmente en Rusia), atreverse a votar una candidatura tan polémica en esta coyuntura implica bastante más que el costo económico de la llamada.
Y ahora pasando a otra cuestión, me ha sorprendido especialmente la enorme distancia entre el voto popular y el del jurado en el caso alemán. Podría ser un detalle irrelevante, pero yo creo que en ese país, al menos en cuestión de derechos de las personas LGBT, son ya muchos los detalles a considerar irrelevantes. Es evidente que en ese país hay una enorme distancia entre la realidad social de aceptación de la homosexualidad entre el conjunto de los ciudadanos, y la muy distinta sensibilidad que muestra la clase política en general hacia esta cuestión, y falta de interés que, aunque es más visible en la CDU-CSU, otras formaciones emplean como coartada para ocultar sus propios prejuicios, pues no pueden ser otra cosa que esos prejuicios lo que frena en ese país el avance en el reconocimiento de los derechos de las parejas del mismo sexo, muy particulamente en el acceso al matrimonio. El avance en ese terreno proviene casi en exclusiva de las sentencias del Tribunal Constitucional, y la oposición que llega a despertar esa vía ha alcanzado incluso a que ciertos políticos del principal partido de ese país han propuesto reformas legales para impedir que puedan seguir llegando más sentencias en el mismo sentido. No sé ya muy bien que pensar…
Yo me he alegrado mucho, mucho, por el triunfo rotundo de Conchita/Tom. Estoy muy contento. Me gustaría hacerle un seguimiento a su carrera profesional.
De como la cantante Conchita fue usada en Eurovisión, sorprendente analisis en…
http://www.soysanador.com/archivos/eurovision-escarnio-jesus-y-restart-anunnaki.html