Buenas intenciones

Raro es el año que no nos llega una película turca que nos sorprende y nos emociona. Y no nos referimos a Nuri Bilge Ceylan (que también).

Esta vez se trata de Tamam miyiz? (Turquía, 2013), un canto a la amistad y a la vida que te va a dejar sin clínex, pañuelos, toallas o lo que pilles por banda.

Temmuz es un escultor y vive solo, su pareja le acaba de dejar y se refugia en el alcohol y en su perro. Pero empieza a tener unos sueños en los que se le aparece un chico que le pide ayuda. En uno de sus vagabundeos por el Bósforo, cree reconocer al ángel de sus sueños: se trata de Ihsan, un muchacho al que pasea su madre en una silla de ruedas. No tiene ni brazos ni piernas.

El director, Çagan Irmak, nos envía un mensaje hermosísimo en el que las personas diferentes, incomprendidas, marginadas, tejen redes de solidaridad que escapan a todo control. Irmak parece decirnos ¿para qué te hacen falta brazos, si tienes los míos? Pero no solo Temmuz ayuda a Ishan, claro.

Además hay un montón de personajes, como en toda película turca que se precie, uno de esos melodramas corales en los que los personajes secundarios están trazados con brocha gorda pero que aligeran la pesadísima carga de un tema principal que pronto surge, tan complejo y tan controvertido (y que no desvelamos).

El apoteósico final, si es que eres capaz de verlo entre lágrimas y mocos, es de esos que, si estás en un festival de cine, acaba poniendo al público de pie. No te la pierdas. Spielberg moriría de envidia. Y Cameron, de orgullo.

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Y ya que estamos con tragedias, nos ha llegado una novela de Manuel Mata, cuyo título no puede ser más explícito: Diario de un infortunio. Relato del cuidador en un caso de ictus cerebral.

Porque parece que las novelas de temática LGTB no tratan temas tremebundos y que todos somos felices, de fiesta en fiesta, de sauna en sauna. Ojalá. El libro, escrito en forma de diario, nos cuenta la historia de una pareja de chicos que ven cómo su vida cambia en un rato cuando uno de los dos sufre un ictus cerebral. Felizmente, el muchacho sale con vida, pero (el que lo ha vivido lo sabe) se enfrenta a un durísimo proceso de rehabilitación (y siempre, con la soga al cuello pendiente de posibles repeticiones) ante el que el enfermo y su cuidador principal se encuentran solos. Los problemas económicos y familiares, además de la situación de la pareja, que no está casada, acabarán (¿quizá?) por minar la relación.

Manuel Mata, que también es autor de Supera tus miedos y alcanza tus sueños (Ed. Círculo Rojo), y de ¡Reinvéntate! (Createspace), es experto en calidad de vida, empresas, mundo laboral, formación, coaching y recursos humanos. En el libro incide sobre la necesidad de cuidar al cuidador, de no dejar que se queme, por su propio bien y por el bien del enfermo.

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