El arzobispo de San Francisco participa en una manifestación contra el matrimonio igualitario a pesar de las peticiones en contra
Salvatore Cordileone, arzobispo de San Francisco, ha causado polémica en Estados Unidos al participar activamente en una manifestación contra el matrimonio igualitario a pesar de las peticiones de que no lo hiciera por el carácter fuertemente homófobo de sus organizadores. Lo cierto es que pese a la presencia de Cordileone, la denominada «marcha por el matrimonio» celebrada el jueves en Washington quedó finalmente muy debajo de las expectativas.
El acto estaba organizado por la National Organization for Marriage (NOM), una organización bien conocida por sus posiciones extremas. No en vano ha sido calificado como “grupo de odio” por el Southern Poverty Law Center, una histórica organización de lucha por los derechos civiles en Estados Unidos. NOM, que no ha dudado en equiparar el matrimonio igualitario con la pederastia o el incesto, es por cierto la misma organización que hace unos años realizó un vídeo anunciando la terrible “tormenta” que se avecinaba con la aprobación del matrimonio igualitario, vídeo que fue objeto de parodias con conocidas figuras del cine y televisión.
El acto, que a imitación de otras históricas concentraciones fue convocado frente al Capitolio de Estados Unidos con el objeto de reunir a decenas de miles de personas, resultó finalmente muy por debajo de las expectativas, como las redes sociales se encargaron de destacar. Se calcula que solo unas 2.000 personas se acercaron a mostrar su oposición al matrimonio igualitario y a escuchar a algunas de las personalidades que allí se dieron cita, todos ellos de perfil fuertemente conservador. Entre ellos, el antiguo candidato a la nominación republicana Rick Santorum, el exgobernador de Arkansas Mike Huckabee o el senador de Nueva York Rubén Díaz (que tanto maniobró en su momento para evitar la aprobación del matrimonio igualitario en su estado).
Pero la figura cuya presencia en el acto más desconcierto causó fue sin duda la del arzobispo de San Francisco, Salvatore Cordileone, que recibió numerosas peticiones de que no asistiera. Entre ellas destaca la de Nancy Pelosi, la anterior presidenta de la Cámara de Representantes y actual líder de la minoría demócrata. En una carta dirigida a Cordileone como su obispo (Pelosi, de religión católica, es congresista precisamente por un distrito que incluye parte de San Francisco) le exhortaba a no asistir a un evento donde los participantes muestran “odio y desprecio a las personas LGTB”. El arzobispo se defendió diciendo que “no es una marcha anti-LGTB… no es anti-nada ni anti-nadie. Es una marcha a favor del matrimonio”.
Cordileone acudió finalmente al acto y pronunció un discurso en el que reafirmó su rechazo al matrimonio igualitario: “en nuestros días, tenemos que proclamar y vivir la verdad con claridad y compasión en lo que se refiere a nosotros hoy: la verdad de una familia unida en la unión en matrimonio del padre y la madre de los hijos como bien fundante de la sociedad”. En sus palabras también se refirió brevemente a las personas LGTB jóvenes, diciendo que la “verdad” debía ser proclamada “para esa persona joven que busca su rumbo en medio de problemas de identidad sexual y puede sentirse alejado de la Iglesia por ello, quizás incluso por el tipo de trato que ha recibido de quienes profesan ser creyentes”.
Uno de los promotores de la Proposición 8
Salvatore Cordileone, designado por el anterior papa, tomó posesión en octubre de 2012 como arzobispo de San Francisco, el que probablemente sea el territorio más “progay” de Estados Unidos.
Ya antes había destacado por su oposición al matrimonio igualitario: siendo obispo auxiliar de San Diego, ciudad de la que es natural, fue uno de los principales impulsores de la Proposición 8, la enmienda a la Constitución de California que prohibía el matrimonio entre personas del mismo sexo, aprobada en referéndum en noviembre de 2008, y que posteriormente fue declarada contraria a la Constitución de Estados Unidos por la justicia federal. En aquel tiempo, llegó a declarar a una radio católica que “el ataque final del demonio es el ataque al matrimonio”.