Un niño de once años pide al primer ministro de Australia que permita el matrimonio igualitario
Orlado Burcham, un niño australiano de 11 años, escribió al primer ministro de su país, Tony Abbott, para quejarse por su política de no permitir del matrimonio igualitario, ya que su madre es lesbiana y no ha podido casarse en su propio país. Orlando recibió respuesta del primer ministro, aunque le resultó muy «decepcionante».
Tony Abbott es conocido por ser un católico conservador y por su clara oposición al matrimonio igualitario, pese a tener una hermana abiertamente lesbiana. Su llegada al poder tras las pasadas elecciones alejaba las expectativas de una próxima aprobación del matrimonio igualitario en Australia. Su Gobierno incluso apeló contra la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en el Territorio de la Capital Australiana, ocasionando que el Tribunal Supremo australiano la derogara al dictaminar que la definición del matrimonio es competencia del gobierno federal.
Esta situación parece molestar especialmente a Orlando Burcham, un niño de 11 años que no entiende por qué tanto su madre como las otras personas LGTB no pueden casarse en su propio país. Orlando decidió escribir a quien considera responsable de esta injusticia:
Querido Tony Abbott:
Me llamo Orlando Burcham, tengo 11 años y me gustaría saber por qué no permite el “matrimonio gay” en Australia.
La mayoría de los australianos están felizmente casados, así que ¿por qué impide a todos los hombres y mujeres gais que se casen en este hermoso país?
Mi madre es gay y lo que es peor ¡su propia hermana [la del primer ministro] es gay! Y miles más también lo son. En realidad usted conoce a mi madre, la concejala Cordelia Troy, que es miembro del Partido Liberal y era regidora en ese momento.
Es tan patético que no deje que la gente gay de Australia y de otros países se casen aquí. Millones de personas de todo el mundo, cuando vienen a Australia, piensan “vaya, este sitio es genial, ¡vamos a casarnos aquí!”. Pero luego se dan cuenta de que no pueden. Así que se gastan miles de dólares en ir a otro sitio donde puedan casarse. Mi madre se casó, pero tuvo que ir a Nueva York, lo que le costó un montón de dinero.
Usted fue elegido para representar a nuestro país, no a sí mismo. Tan solo porque crea que está mal, no le da el derecho de hacer que sea ilegal. ¿Es que nuestras opiniones no son importantes para usted? Que sea el primer ministro no le da todo el poder.
Espero que cambie de opinión.
Orlando recibió una contestación del primer ministro, en la que defiende las leyes vigentes que impiden el matrimonio entre personas del mismo sexo, aunque agradece que le haya hecho llegar su punto de vista:
Querido Orlando:
Gracias por hacerme saber tu punto de vista sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Aprecio los profundos sentimientos que muchos en nuestra comunidad mantienen sobre este asunto, a uno y a otro lado.
El Gobierno apoya la actual definición del matrimonio contenida en la Ley de Matrimonio de 1961. Cualquier cambio en esta política sería un asunto a tratar dentro de la coalición de Gobierno.
Mi opinión personal es que apoyo la definición del matrimonio existente.
Aunque no estemos de acuerdo en este asunto, respeto la opinión que me has hecho llegar.
Cualquier diálogo entre el gobierno y los ciudadanos fortalece la democracia.
Gracias de nuevo por escribirme.
Orlando se ha sentido “decepcionado” por la respuesta. Su madre, sin embargo, no puede ocultar el orgullo que siente por su hijo y su sentido de la justicia. Según cuenta, Orlando se puso a escribir la carta después de ver un informe sobre el asunto en televisión. Lo único que la consultó fue cómo se escribía “hermoso” y “patético”.
No se trata de la primera vez que Abbott es interpelado sobre su oposición al matrimonio igualitario por los más jóvenes. Hace pocos meses ya tuvo dificultades para argumentarla ante un grupo de estudiantes de instituto. Ante la abrumadora evidencia de que estos estaban a favor, el primer ministro no tuvo otro remedio que tomar nota y pasar a otra pregunta.