Nuevas detenciones de personas homosexuales en Kenia y Uganda
Nuevas noticias que ponen de manifiesto la difícil situación de las personas LGTB en África, y que constituyen la punta de un gigantesco iceberg. En Kenia sesenta personas fueron detenidas en una redada practicada en un local de Nairobi cuya falta no es otra que haber comenzado a admitir clientela homosexual. Y en la vecina Uganda, cinco personas han sido detenidas en aplicación de la legislación homófoba aprobada hace unos meses en ese país, acusadas de «promover la homosexualidad».
Según ha informado la página keniana de noticias Ghafla y recogido posteriormente medios LGTB internacionales, sesenta personas fueron detenidas en el Club Envy, un local que recientemente habría adquirido cierta fama por admitir a clientela homosexual. Según Joji Baro, artista y activista LGTB, las detenciones habrían estado motivadas por la homosexualidad de los clientes y no por la ley que regula las licencias para vender alcohol, como al parecer se habría justificado. Según este activista, de lo que se trata es de «anular la visibilidad de gays y lesbianas» que locales como el Envy están potenciando. Baro explica que estos locales simplemente se han dado cuenta de que las personas homosexuales gastan dinero como las demás y son por tanto fuente de ingresos, algo que no gustaría demasiado a las autoridades.
Como en buena parte de África, la situación de las personas LGTB en Kenia es complicada. Es cierto que es relativamente mejor a la de otros países, como su vecina Uganda, hasta el punto que desde ese país han emigrado a Kenia numerosas personas LGTB buscando refugio. Con todo, en Kenia sigue vigente una ley que data de la época colonial británica que penaliza las relaciones homosexuales. Hace pocas semanas, de hecho, informábamos de que un grupo de parlamentarios en ese país pretendía promover leyes semejantes a las aprobadas en Uganda o en Nigeria. Esta homofobia institucional se corresponde además con un arraigado odio popular, que por ejemplo llevó a apedrear hasta la muerte a un hombre en 2012.
Y en Uganda, cinco nuevas detenciones
Buen ejemplo de lo terrible de la situación en Uganda es precisamente la detención de cinco personas denunciadas por formar una supuesta trama para «atraer a la homosexualidad» a alumnos de primaria y secundaria en Pader, al norte del país.
Una detención que tiene lugar pocos días después de que el Gobierno de Uganda hiciera público un comunicado en el que afirmaba que la legislación aprobada recientemente en Uganda solo tiene como objetivo proteger «a los niños y a otros grupos vulnerables» y no castigar o discriminar a las personas de orientación homosexual. El Gobierno ugandés, sin duda preocupado por la repercusión que sobre la ayuda internacional pueda tener la ley (hace menos de un mes Estados Unidos anunciaba la imposición de sanciones) asegura en su comunicado que velará por el respeto al «derecho de privacidad» tal y como lo recoge la Constitución de Uganda y porque las ONG puedan seguir desarrollando sus funciones «de acuerdo a las leyes de Uganda».
Un comunicado que suena a sarcasmo si se tiene en cuenta que la ley ugandesa castiga con penas de hasta cadena perpetua a a gays y lesbianas, que criminaliza a todo aquel que les de cobertura o no los denuncie y que desde su aprobación se han producido en Uganda decenas de incidentes homófobos, que incluyen linchamientos, violencia colectiva, incendio de hogares, chantaje, pérdida de puestos de trabajo, detenciones, expulsiones y suicidios.
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