Rusia declara a un colectivo LGTB de San Petersburgo «agente extranjero» por difundir ideas positivas sobre la homosexualidad
El acoso a los activistas LGTB rusos por parte de las autoridades de su país no cesa. Ahora le ha tocado el turno a Coming Out, colectivo LGTB de San Petersburgo, que ha sido oficialmente declarada por un juez «agente extranjero», lo que limita su capacidad legal para dirigirse a los ciudadanos rusos y permite el control estricto de sus actividades por parte del estado. La sentencia considera además que las actividades del grupo «violan los derechos de las personas con orientación sexual tradicional» y que el material que editan es propaganda peligrosa.
Coming Out lleva 15 meses luchando contra las autoridades rusas para evitar la declaración legal de «agente extranjero», que ni siquiera se basa en pruebas fehacientes de que el colectivo haya recibido financiación de otros países (algo que por otra parte sería perfectamente respetable) sino en motivos de corte ideológico. El tribunal, en este sentido, no atendió a ninguno de los argumentos de la defensa, dando la razón a Ministerio de Justicia y fiscal, según los cuales la simple información positiva sobre homosexualidad y derechos de las personas LGTB debe ser considerada como de origen extranjero y legalmente identificada como tal. «Cualquiera que lea este folleto [en referencia al material informativo sobre los derechos LGTB editado por Coming Out] puede empezar a compartir sus pensamientos con otras personas, promover un grupo y empezar actividades», razona la jueza responsable de la sentencia para argumentar la «peligrosidad» del grupo.
Ello no supone la ilegalización de Coming Out, pero si limita seriamente su margen de maniobra y sobre todo permite al estado supervisar estrechamente su funcionamiento. Coming Out recurrirá la decisión, aunque cuenta con pocas probabilidades de éxito. La catalogación de grupos de defensa de los derechos humanos en Rusia (y no solo de los de las personas LGTB) como «agentes extranjeros» es de hecho una de las armas que el régimen de Vladimir Putin está utilizando desde hace más de un año para desarmar a la ya de por sí debilitada oposición. Ayer mismo otras cinco organizaciones no LGTB recibían dicha catalogación, según ha denunciado Human Rights Watch.
Qué miedo y duro ha de ser vivir en estos momentos en un país tan fascista!
Que asco da Rusia. Cada dIa van a peor.
Por eso el boycott al vodka ruso es muy importante. ¿Sabían que el «Stoli Vodka» es -o era- el vodka más vendido entre la comunidad gay de Estados Unidos? Hipócritas, ellos obtienen millones de dólares por su veneno embotellado precisamente por parte de los consumidores gays no solo en EE.UU., sino en otros países, mientras que en Rusia los gays son perseguidos, golpeados, encarcelados, asesinados. Ni un centavo a la Rusia blanca de Putín.
Más que un boicot a la vodka rusa, tendría más efecto dejar de comprar electricidad generada con el gas ruso ya que todo el mundo consume electricidad. Por ejemplo: http://cort.as/4nyb