Ucrania: suspendida una vez más la Marcha del Orgullo de Kiev, por no ser «el momento adecuado para una celebración»
Un año más, la Marcha del Orgullo de Kiev, la capital ucraniana, ha sido cancelada por las autoridades. Si el año pasado fueron los tribunales, a instancia de un grupo de parlamentarios, quienes prohibían la manifestación reivindicativa de los derechos LGTB, este año ha sido la administración local quien ha cercenado el derecho a la manifestación de las lesbianas, gais, transexuales y bisexuales ucranianos.
El lema del Orgullo de Madrid de 2014, “Nos manifestamos por quienes no pueden”, adquiere todo su significado cuando llegan noticias como esta. El mismo sábado día 5 de julio en que las calles de la capital española se desbordaban con su magnífica fiesta reivindicativa, debían llenarse las de Kiev con el arcoíris de las banderas de los valientes activistas ucranianos. Sin embargo, el alcalde de la ciudad, Vitali Klitschko, comunicaba con tan solo un día de anticipación que la Marcha del Orgullo quedaba cancelada.
La excusa de este año es, de nuevo, que no se podría proteger a los manifestantes de posibles agresiones de contramanifestantes LGTBfobos, y que la situación actual de confrontación bélica en el este del país hace que este no sea “el momento adecuado para una celebración”. Olena Shevchenko, miembro del comité organizador de la Marcha del Orgullo, lamentaba esta suspensión, que tenía lugar después de meses de negociaciones, y la calificaba de “gran decepción”, estimando que el alcalde Klitschko “debería tener un mejor entendimiento de lo que es la exigencia de la igualdad”. Para Shevchenko, “no puede haber una jerarquía de derechos humanos. Parece que nunca es el momento adecuado para los derechos LGTB».
Brian Dooley, miembro de la organización Human Rights First que se encuentra actualmente en Ucrania desarrollando un trabajo de investigación, opina que el país “se enfrenta a muchos desafíos: el enfrentamiento bélico en el este, la organización de un nuevo gobierno y la respuesta a la agresión rusa, pero la libertad de reunión pacífica no se puede negar, incluso en tiempos de crisis». Dooley critica la actitud de las autoridades ucranianas, pretendidamente proeuropeas, al estimar que «tras todas sus declaraciones sobre compartir los valores europeos, el nuevo gobierno de Ucrania ha fallado hoy en una prueba fundamental de respeto a los derechos humanos».
En derechos LGTB, Ucrania y Rusia sí van de la mano
La amarga paradoja es que, con esta violación de los derechos de manifestación y expresión de las reivindicaciones LGTB, las autoridades ucranianas adoptan la misma actitud que sus adversarios rusos. Los habitantes LGTB de Kiev ven cercenados sus derechos de la misma manera que sus hermanos de Moscú, o incluso sus hasta hace unos meses compatriotas de Sebastopol, en la península de Crimea, que comprobaron cómo eran prohibidas las manifestaciones del Orgullo de este año tras su anexión a Rusia, en aplicación de las leyes homófobas vigentes en ese país.
Ya el pasado 2013 los tribunales prohibían la que hubiera sido primera Marcha del Orgullo de la capital de Ucrania, a petición de un grupo de parlamentarios que esgrimían también como motivo para la prohibición los posibles disturbios que se pudieran ocasionar entre manifestantes y opositores a los derechos LGTB. Sin embargo, a pesar de la orden judicial, una cincuentena de activistas se manifestaba días después por las calles de Kiev, teniendo que ser protegidos por la policía de la violencia de los grupos de fanáticos. La amenazante presencia de esos mismos grupos obligó a suspender en 2012 todos los actos reivindicativos programados.
Las espantosas imágenes del ataque al activista LGTB Svyatoslav Sheremet cuando comunicaba esta suspensión estremecieron al mundo y se convirtieron en símbolo de la implacable homofobia social que asola a Ucrania. Y es que, cuando de los derechos de las personas LGTB se trata, pocas son las diferencias reales entre Rusia y Ucrania.