El gobierno extremeño anuncia de forma unilateral que considerará violencia de género el maltrato en el seno de parejas homosexuales
La Junta de Extremadura, gobernada por el PP, aviva de nuevo la vieja polémica sobre si la violencia en el seno de parejas del mismo sexo puede equipararse o no a la violencia de género. En lo que bien podría ser visto como una utilización populista del asesinato del actor Koldo Losada a manos de su marido, el Gobierno extremeño ha anunciado que incluirá como violencia de género el maltrato entre parejas del mismo sexo dentro de la futura ley de igualdad y no discriminación de las personas LGTB. Un anuncio que ha pillado con el pie cambiado al principal colectivo LGTB extremeño, Fundación Triángulo Extremadura, que considera que el tema requiere una reflexión cuidada e insiste en que la violencia en el seno de parejas del mismo sexo y la violencia de género son realidades distintas.
La noticia saltaba este viernes, cuando el gobierno extremeño anunciaba que las personas víctimas de maltrato en el seno de parejas del mismo sexo contarían con el mismo grado de protección en la región que las víctimas de violencia de género, incluyendo una ayuda de 450 euros para garantizar la independencia económica durante nueve meses. Según el presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, «los casos en los que una persona abusa con violencia psíquica o física de otro del mismo sexo o del sexo opuesto para destruir perversamente su autonomía o libertad son un ataque a toda la sociedad española, no sólo a la víctima».
Algo que no tendría por qué ser fuente de polémica, si no fuera por la intención del gobierno extremeño -al menos eso parece desprenderse del anuncio- de considerar la violencia en el seno de parejas del mismo sexo como una forma más de violencia de género y de utilizar para ello la futura ley de igualdad y no discriminación de las personas LGTB, que el gobierno regional lleva más de año y medio negociando con Fundación Triángulo Extremadura. Todo ello sin que este colectivo tuviera noticia alguna de las intenciones de Monago. Es más, el presidente extremeño instaba al gobierno de España a modificar la ley nacional de violencia de género para incluir en ella a las parejas del mismo sexo.
Triángulo, pillado a contrapié, pide no confundir los temas
En un primer comunicado a los medios, difundido inmediatamente después del anuncio del gobierno extremeño, Fundación Triángulo Extremadura hacía saber que este aspecto «no se había reflexionado en las reuniones mantenidas entre Triángulo y el gobierno para abordar los contenidos de la ley». «Triángulo Extremadura, que valora positivamente la preocupación del gobierno por este asunto y la comparte como no podía ser de otra manera, espera conocer en breve en qué términos el gobierno pretende incluir en la ley contra la homofobia y transfobia en la que se está trabajando la violencia en parejas del mismo sexo», añadía este primer comunicado.
Triángulo destacaba que «este debate es sensible y requiere una reflexión cuidada» y precisaba que no podía hacerse de espaldas a las entidades que trabajan y lideran la lucha contra la violencia de género en Extremadura.
En un segundo comunicado de prensa dado a conocer este sábado, Fundación Triángulo se extendía más a fondo, explicando que en el diálogo que viene manteniendo con el gobierno extremeño cara a una futura ley contra la discriminación de las personas LGTB «ha manifestado las demandas que considera prioritarias, entra las que no estaba esta cuestión, que hasta el momento no ha sido debatida con profundidad ni por el colectivo ni por quienes hasta hoy han venido trabajando en materia de violencia en la pareja, que fundamentalmente han sido las organizaciones feministas». Por su interés, reproducimos a continuación las argumentaciones de Triángulo:
«En primer lugar queremos manifestar que este debate debe plantearse de una manera mas sosegada y tranquila, y no a golpe de titulares de prensa. Triángulo no tenía conocimiento alguno de que esta medida se pretendía incluir en la ley, y no conoce en que términos se pretende hacer. Espera poder conocerlo en breve, pero también cree que el debate sobre este punto debe consensuarse con las organizaciones de mujeres que hasta hoy se han ocupado y han liderado todos los avances relativos a violencia de género.
En segundo lugar queremos matizar que aun agradeciendo la intención de tratar y abordar este asunto, que creemos debe plantearse porque aun no siendo elevado el número de casos debe tratarse, reconocerse y debe acompañarse a las víctimas, creemos que debe quedar claro que la posible violencia en parejas del mismo sexo no puede considerarse violencia de género, que es la que se da cuando en la pareja un rol de género abusa del otro. Por definición esa no es el origen de las situaciones de violencia que se da en aquellas parejas homoparentales en las que se produce, dado que los dos miembros de la pareja tienen el mismo género.
Es probable que haya quien estime que esto es un matiz sin relevancia, pero en nuestra opinión no es así. Todas las situaciones de violencia en la pareja deben combatirse, pero la lacra de la violencia machista debe seguir siendo combatida de manera singular y prioritaria, porque a día de hoy el número de mujeres asesinadas por sus maridos sigue siendo inaceptable.
En tercer lugar, agradeceríamos al ejecutivo que cualquier otra cuestión que pretenda plantearse como innovación en la futura posible ley sea planteada con anterioridad a quienes llevamos casi veinte años trabajando contra la discriminación LGBT en nuestra comunidad autónoma, a fin de poder evitar discrepancias públicas innecesarias.
Triángulo no avalará ni apoyará cualquier ley LGBT. Defendemos los derechos de este colectivo por encima de cualquier color político o interés de partido, y solo apoyaremos una ley que recoja todas las demandas planteadas al ejecutivo. Y las que se planteen adicionalmente las analizaremos antes de avalarlas.
Nuestra organización ha manifestado en reiteradas ocasiones al gobierno que quiere la mejor ley LGBT extremeña, que debe estar como mínimo a la altura de la aprobada por el Parlamento catalán en fechas recientes, y en materia de transexualidad a la altura de la aprobada por el parlamento andaluz. Por supuesto en el marco de nuestras competencias autonómicas.
De la misma manera hemos manifestado que queremos una ley que dé participación a todas las voces políticas, por lo que hemos demandado en reiteradas ocasiones que el trámite parlamentario de opción a ese debate, para que todos los partidos políticos puedan aportar su visión, para que sea una ley de todos y de todas.
¿Hora de afrontar el problema?
En opinión de dosmanzanas, a la luz de lo sucedido deben diferenciarse dos hechos distintos. Por un lado, parece claro que asistimos a una utilización política, a golpe de titular, de un asunto de extrema gravedad. El gobierno de Extremadura aprovecha de forma populista una tragedia para intentar apuntarse un tanto mediático, aunque ello sea a costa de una importante deslealtad hacia Fundación Triángulo Extremadura, que lleva años tendiendo puentes hacia todas las fuerzas políticas extremeñas, incluido el PP, en aras de conseguir avances en materia LGTB. Si el gobierno extremeño está de verdad preocupado por la violencia en el seno de las parejas del mismo sexo, lo deseable hubiera sido ponerlo en conocimiento de Triángulo e intentar avanzar conjuntamente propuestas en este sentido.
No acabamos de comprender, sin embargo, las reiteradas negativas de muchos colectivos LGTB a abordar desde un punto de vista legal la problemática que supone la violencia en el seno de parejas del mismo sexo. En este sentido, quizá la preocupación por respetar sensibilidades lleva a estos colectivos LGTB a manifestar posturas que pueden ser vistas como incoherentes con el que debe ser uno de sus principales empeños: asegurar un marco legal igualitario para todas las personas LGTB.
La actual legislación contra la violencia de género está concebida para combatir la violencia machista ejercida por el varón contra la mujer, una lacra de primera magnitud. Pero ello no significa que no exista la violencia en el seno de las parejas del mismo sexo, y no puede despreciarse sin más el riesgo de que esta sea silenciada, ocultada o minusvalorada en una espiral de dobles estigmatizaciones. Que el impacto cuantitativo de la violencia intragénero sea mucho menor que el de la violencia de género, o que sus raíces psicosociales sean distintas, no implica que no sea un problema real y grave para las personas LGTB que la sufren, merecedoras de atención por parte del legislador.
¿Es posible dar mayor protección a las víctimas de la violencia intragénero, si es necesario a través de medidas legislativas específicas, sin que esto suponga reforzar la descalificación demagógica que algunos sectores hacen de la legislación española contra la violencia de género? Creemos que sí, y es precisamente función de los colectivos LGTB trabajar ese equilibrio y lograr avances reales. Quizá lo sucedido en Extremadura, pese a su desafortunado arranque, pueda valer para avanzar en esta dirección y constituirse finalmente en un ejemplo a seguir en el resto del Estado, como ha ocurrido con otras cuestiones en Andalucía (ley de transexualidad) o Cataluña (ley contra la discriminación LGTBfoba). Fundación Triángulo Extremadura debería, en este sentido, sentirse respaldada para negociar y reconducir el debate a un terreno sensato. Desde dosmanzanas cuenta desde luego con todo el apoyo.
Me da asco la postura de Triángulo.
El estado debería dar la misma protección legal a las víctimas del mismo crimen (violencia doméstica/de género/etc), da igual si la victima es una mujer heterosexual, homosexual, un hombre gay o incluso un hombre heterosexual víctima de su mujer.
Hay que definir exactamente la naturaleza de la violencia de género (yo diría que violencia física y/o verbal continuada ante una persona que no puede defenderse) y ofrecer proteccion a todas las víctimas que caigan en esa categoría, da igual su sexo o sexualidad.
Lo que no puede ser es que los colectivos lgbt, abanderados en el avance de nuestros derechos, se nieguen a reconocer el problema y nosotros nos quedemos sin hacer nada, esperando a que los grupos se decidan
Una cosa es que haya que tratar específicamente la violencia machista o «de género» y no me opongo a que haya una ley específica. Es un fenómeno que tiene sustantividad propia.
Otra cosa es que, fruto de esta ley, unas víctimas de violencia en el seno del hogar (padres, hijos, abuelos, hombres víctima de su pareja hombre, hombres víctima de su pareja mujer, mujeres víctima de su pareja mujer) resulten discriminadas en relación a las mujeres víctimas de su pareja hombre, porque no gozan de las mismas garantías legales ni ayudas ni protección. Entiendo que las medidas de protección y ayudas deberían ser las mismas para toda persona que sufre violencia en el hogar. Y que las penas para los agresores y agresoras deberían ser las mismas (no así los programas de reeducación o los programas de sensibilización, que se harían en función de la casuística específica y motivación de la violencia).
¿Tan difícil es de entender? Ni el feminismo mal entendido de algunos ni el machismo de otros ayuda a resolver el principal problema, que es la protección y asistencia a la víctima, sea quien sea la víctima.