Miguel del Arco (dramaturgo): «Nuestros políticos han normalizado la vergüenza»
Es uno de los directores de escena y autores más relevantes del panorama nacional actual. Afirma que mantiene la ilusión intacta por casi todo y que le “horroriza” estar tumbado frente al televisor durante mucho tiempo, sin hacer otra cosa. “Mi marido me dice que yo soy incapaz de no hacer nada”.
Viene de versionar El misántropo de Molière. ¿A usted qué tipo de personas le producen alergia?
Fundamentalmente, la gente falsa. En esta profesión hay muchas personas que parece que saludan por sueldos. Gente que dependiendo de lo que cobres, o bien te hace un movimiento de cabeza negándote el saludo, o bien se tira a abrazarte.
Parece que goza de la simpatía del público y de los compañeros de profesión. ¿Para tanto es lo suyo?
¡Para nada! A mí me gusta mucho el contacto con la gente. Vengo de una familia numerosa y me gusta tener jaleo a mi alrededor.
«El teatro es una actividad de elenco, de conjunto, y en mis ensayos no grita ni Dios». ¿Es un poco marimandón o se le va la fuerza por la boca?
No grito yo, porque tampoco gritan ellos. Pienso que para llevar el mando no es necesario gritar. Creo que quien se viene arriba y grita demasiado es porque no tiene muy claras las cosas, o porque no sabe mandar.
«Nuria Espert es la única estrella real que hay en este país». ¿Y dónde me deja a Amador Mohedano?
[Risas]. Lo que pasa es que habría que diferenciar entre estrellas y ‘estrellados’. Además, hablaba de Nuria como única estrella en el teatro, alguien por la que el público siente una auténtica reverencia, y es algo que forma parte de su carrera, de su coherencia, de su disciplina y de su compromiso.
Se le da bien lo de coleccionar galardones. ¿Aún le queda algún amigo en la profesión?
Hay muchos trenes a lo largo del año, y unas veces estás aquí y otras allí. Recuerdo que en una de las últimas galas de los Premios Max teníamos un montón de nominaciones y no nos llevamos ni uno. Al final de la gala, la gente me miraba como si me estuvieran dando el pésame por la muerte de alguien allegado. Que te de premios está muy bien, porque necesitas vender, pero si no te lo dan no pasa absolutamente nada. Y quien sienta envidia por este tipo de cosas, peor para él, porque demuestra un desconocimiento de esta profesión. Un premio es una guinda, pero una pequeña. Las grandes, al menos para mí, son ver cómo se llena una de tus funciones o cómo disfruta el público. Ese es el premio que yo realmente quiero.
Tiene pinta de meterse en todos los charcos. ¿Nació ya kamikaze?
Sí, la verdad que sí lo creo. Es algo genético, una mezcla de padre y madre. Además, lo de ‘meterse en todos los charcos’ es una frase que mi madre me decía ya desde pequeñito.
«Los políticos han perdido la capacidad creadora y la valentía de proponer algo diferente donde prime la dignidad del ser humano». ¿En qué lo ha notado?
¡Je, je, je! Pues mira, precisamente ayer estaba esperando a Nuria Espert en la puerta de su casa, cerca del Senado, y debía ser la hora del recreo de los senadores. Estaba fumándome un cigarro mientras ella bajaba y pasaron tres, en tres grupos y con tres conversaciones diferentes. De la primera cogí al vuelo la frase ‘es que llegan a alcaldes y se olvidan de todos’. Y de otra escuché literalmente ‘ya me gustaría a mí hacer lo que tengo que hacer, pero el partido manda’. ¿Qué se puede esperar entonces?
En su obra El Inspector hablaba de poder, corrupción y sobornos. ¿Un homenaje a la Marca España?
¡Desde luego! Ayer vi que, para que nos callásemos, decían que habían subido un 1% los presupuestos destinados a la cultura, y un 84% aquellos dirigidos a la financiación de los partidos, argumentando que el año que viene hay elecciones. Es una vergüenza, pero esa es la Marca España. Siguen legislando para mantener sus privilegios. Gallardón se retira de la política pero se mete en el Consejo Consultivo por 80 mil euros al año. Y lo peor es que ya no temen que alguien les pueda reprochar este tipo de cosas en público. Nuestros políticos han normalizado la vergüenza.
¿A qué político contrataría para hacer un spin off?
Aquí hay overbooking de candidatos. Lo que pasa es que luego, realmente, son muy malos actores. Un actor nunca puede producir vergüenza ajena. Tienes que tener la empatía para que se produzca la comedia, la tragedia o el diálogo con el público.
¿Cuál es la función por hacer del presidente Rajoy?
A mí particularmente me parece que la de dimitir. Me parece que es un horror todo lo que está haciendo, y con Cataluña ya no te quiero ni contar.
El año pasado dirigió la obra teatral Deseo. ¿Le pilló faltito de cariño?
No, yo cariño tengo mucho, para repartir y para exportar. Cariño no, pero deseo sí. El deseo es algo que nunca se satisface. En ese sentido, estoy en un estado de insatisfacción permanente.
El Mundo le incluyó entre los 50 homosexuales más influyentes de España. ¿Lo hicieron porque hay pocas celebridades fuera del armario o es que está usted montado en el dólar?
No estoy montado en el dólar ni ejerzo de homosexual poderoso, a excepción de para algunos periodistas. No te quiero ni contar la que tuve que aguantar de mi entorno personal y las risas que hicieron a consta de ese listado. Yo me lo tomo a risa, pero si esto puede ayudar, por ejemplo, a que un adolescente normalice su convivencia y su manera de asistir al hecho de algo tan absolutamente natural como el ser homosexual, bienvenido sea.
La cruzada anti-gay de la Iglesia, ¿está más cerca del drama o de la ciencia ficción?
A mí me parece que está muy cerca de la farsa. Es absolutamente ridícula, completamente injusta y va muy en contra de su fundador. Si Dios existiera, estaríais todos fulminados porque estáis traicionando absolutamente vuestro credo fundacional.