Retiran sus credenciales a un pastor menonita de 96 años por oficiar la boda de su hijo gay
A pesar de estar ya retirado y de su avanzada edad, un pastor menonita ha visto como su iglesia le retiraba sus credenciales por haber oficiado la boda de su hijo gay en junio pasado. El hecho muestra que el debate en torno a la realidad LGTB y la discrepancia de opiniones ha llegado a todo el espectro del protestantismo norteamericano.
Chester Wenger es un pastor menonita retirado de 96 años que vive en la pequeña ciudad de East Lampeter (en Pensilvania, Estados Unidos). En una publicación menonita, el pastor hizo público que había oficiado con gusto en la boda de su hijo con otro hombre el pasado 21 de junio. Lo hizo sabiendo que generaría polémica y consciente de las posibles consecuencias, pero convencido de la justicia de su decisión. “Sé que habrá quienes me acusen por mi transgresión. Pero mi acto de amor se hizo de parte de la iglesia que amo y mi conciencia está limpia”, expresó.
La decisión de Wenger ha supuesto la retirada de sus credenciales como ministro menonita. En palabras de Keith Weaver, moderador de la Conferencia Menonita de Lancaster (el condado al que pertenece East Lampeter), el pastor habría violado las directrices eclesiales, según las cuales “los pastores con credenciales en una conferencia de la Iglesia Menonita de los Estados Unidos no están autorizados a celebrar una unión entre personas del mismo sexo”. La decisión se tomó tras un proceso que, en palabras de Weaver, fue “recíprocamente lleno de gracia y respetuoso”.
“La pasión que ha dominado a mi padre ha sido hablar con sus hermanos menonitas de la Conferencia de Lancaster y hacerlo con un mensaje de amor y un deseo de compartir su perspectiva tras una larga vida de estudio de la Biblia y consideración de este asunto que supone un desafío para nuestra comunidad”, ha declarado con orgullo el hijo de Wenger, que señala no obstante que no le habría pedido a su padre oficiar su boda de haber sabido que pasaría algo así.
Un debate creciente, también entre los menonitas
Lo sucedido con Chester Wenger es una nueva muestra de cómo el debate sobre la aceptación de la homosexualidad en particular, y la diversidad sexual en general, está sacudiendo todo el espectro de las iglesias cristianas de Norteamérica. En este caso, se trata además de una iglesia tenida habitualmente por conservadora en materia LGTB. Los menonitas se encuadran dentro del movimiento anabaptista, surgido al calor de la reforma protestante. Muchas comunidades menonitas viven de acuerdo a tradiciones centenarias, son radicalmente pacifistas, rechazan la modernidad y en algunos casos conservan el uso de la lengua alemana.
En España, por cierto, la pequeña comunidad anabaptista parece compartir plenamente esta posición mayoritariamente conservadora. Ya en una entrevista al portal Religión Digital, Antonio González, representante del Consejo Mundial de las Iglesias menonitas y Hermanos de Cristo en España, señalaba que “en algunas de nuestras Asociaciones prevalecen criterios que pudiéramos llamar ‘conservadores’, que les obligan al rechazo de los homosexuales. En otras, no se les escatima el trato pastoral, pero teniendo siempre presente su repulsa”.
No obstante, y más allá del ejemplo de Chester Wegner, el hecho es que también entre los menonitas hay un creciente movimiento a favor de la inclusividad. Así es al menos en Estados Unidos. Un ejemplo ilustrativo fue el de Theda Good, una mujer lesbiana con pareja que recibió de la comunidad de Denver la licencia para ser ordenada ministra. La decisión, obviamente, causó polémica, pero en ella los hubo en ambos lados del debate. También resultan significativas posiciones de pastores o teólogos prominentes de esta iglesia, como es el caso de C. Norman Kraus y su libro On Being Human, donde aboga por un cambio de consideración de las relaciones afectivas y sexuales entre personas del mismo sexo, explicando además su propio proceso de cambio de opinión. Y no podemos olvidar como ya en 2009 gays y lesbianas menonitas de Estados Unidos pidieron ser aceptados con ocasión de una conferencia nacional que esta confesión religiosa celebró en Ohio.
Me resultó difícil comprender el logotipo,porque donde yo veía una teta había una paloma y eso me hizo recordar el test de rochard,por el que supe que mi siquiatra estaba loco.El viejo pastor no perdió nada y en cambio ahora tiene un hijo más y el cariño de muchos que ni siquiera lo conocemos, y los que le quitaron sus títulos ven una teta en lugar de una paloma…como en el test de rochard.