Mientras el obispo de Amberes pide a la Iglesia reconocer las uniones homosexuales, el del Alcalá vuelve a cargar contra los derechos LGTB
Declaraciones de corte muy distinto en Bélgica y España ponen de manifiesto las diferentes sensibilidades de la jerarquía católica en materia LGTB. Mientras que el obispo de Amberes pide en una entrevista que la Iglesia reconozca las parejas del mismo sexo, el obispo de Alcalá de Henares vuelve a cargar contra las personas LGTB en una pastoral.
El obispo de Amberes, Johan Bonny, ha abogado porque la Iglesia católica reconozca las parejas del mismo sexo. Ha sido en una entrevista publicada en el periódico flamenco De Morgen. En palabras suyas: «Debemos buscar en el seno de la Iglesia un reconocimiento formal de la relación que también está presente en numerosas parejas bisexuales y homosexuales. Al igual que en la sociedad existe una diversidad de marcos jurídicos para las parejas, debería también haber una diversidad de formas de reconocimiento en el seno de la Iglesia«. Bonny ha afirmado también que «la ética cristiana defiende las relaciones duraderas en las que la exclusividad, la lealtad y el cuidado son centrales«. El obispo de Amberes no ha especificado si en su opinión este «reconocimiento formal» debería tener o no carácter litúrgico y, en su caso, de qué tipo sería. Parece muy poco probable, en todo caso, que abogue por el matrimonio sacramental, pero el avance que suponen estas palabras es indudable.
No es la primera vez que el obispo de Amberes se hace notar por su actitud aperturista. Como recogimos en esta página, en septiembre pasado, y antes del inicio del Sínodo extraordinario sobre la Familia, Bonny había pedido un lenguaje más matizado sobre realidades tenidas por «irregulares», entre ellas la homosexualidad. En esta ocasión ha dado un paso más al reclamar un reconocimiento formal. Además, si en septiembre pasado habló ante el inicio del Sínodo, en esta ocasión resulta plausible pensar que tiene en mente la celebración de la segunda parte del mismo. No en vano, como hemos informado, ya se ha lanzado un nuevo cuestionario de preparación de esta segunda parte que aborda de nuevo la realidad LGTB, aunque de una forma tangencial y desde luego con mucha menos audacia que Bonny.
Se da además la circunstancia de que Johan Bonny cuenta con muchas probabilidades de convertirse en el próximo presidente de la Conferencia Episcopal de Bélgica. Sustituiría precisamente a André-Joseph Léonard, fuertemente conservador y que ha protagonizado polémicas muy notorias. Destaca en especial su afirmación de que el sida era una especie de «justicia inmanente», que también recogimos en dosmanzanas.
Mientras, Reig Pla sigue con su discurso homófobo
El cambio de tono (al menos aparente) sobre la realidad LGTB que el pontificado de Francisco está suponiendo encuentra sin embargo más resistencias en España. Esta misma semana hemos conocido unas nuevas declaraciones del obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, en la que insiste por enésima vez en su línea de considerar la homosexualidad y la transexualidad patologías y prevenir contra supuestos intereses oscuros que estarían actuando detrás del activismo LGTB y sus apoyos institucionales.
Con ocasión de la fiesta de San Esteban, el 26 de diciembre, Reig Pla ha escrito una pastoral en la que acusa a Mariano Rajoy, de renunciar a la reforma del aborto «por un un plato de lentejas» en Naciones Unidas (se refiere a la reciente elección de España como miembro no permanente del Consejo de Seguridad). En palabras suyas: «Para entender bien la decisión del Presidente del Gobierno no es suficiente recurrir a análisis electoralistas. Con todo respeto a su persona, hay que decir que una decisión tan grave responde a otras exigencias como nos muestra el documento ‘Prioridades de España en Naciones Unidas. 69º Periodo de Sesiones de la Asamblea Plenaria’«. ¿Cuáles son esas exigencias, según Reig Pla? Para él, está claro: citando partes del mencionado documento señala que las exigencias que habría planteado Naciones Unidas a España habrían sido «promover» el aborto y los intereses del «lobby LGTBIQ».
En concreto, a Reig Pla molesta la frase «Continuaremos promoviendo el pleno disfrute y ejercicio de derechos por parte de personas gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI) y la eliminación de todas las formas de discriminación». Nos permitimos reproducir extensamente sus propias palabras:
«(…) También aquí, condenamos, con toda contundencia, cualquier tipo de violencia contra las personas y toda discriminación injusta; con toda la Iglesia queremos continuar prestando ayuda a todos, con verdaderas entrañas de misericordia, sin juzgar a las personas (Cf. Papa Francisco, 28-7-2013). Pero ¿qué significa en realidad ‘pleno disfrute y ejercicio de derechos por parte de personas gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI) y la eliminación de todas las formas de discriminación’? La respuesta es: promoción universal de la llamada ‘ideología de género’ y de las teorías queer, así como de su particular interpretación del concepto de ‘empoderamiento LGBTIQ’; derechos sexuales de los menores, así llamados, LGBTIQ, tal y como se definen por la IPPF y por la WAS; derecho desde los 0 años a ‘explorar’ la identidad sexual; derecho a partir de los 4 años a recibir información sobre las ‘relaciones del mismo sexo’; derechos de los menores a su propia ‘orientación de género’ (LGBTIQ); en el caso de los menores de edad con ‘deseo de cambiar de sexo’ (DCS), ‘derecho’ a que se les administren, cuanto antes, hormonas del sexo contrario y, en su caso, derecho -incluso siendo menores de edad- a la cirugía de reasignación aparente de sexo; matrimonio entre personas del mismo sexo; derecho de las parejas del mismo sexo a adoptar niños; ‘despatologización -vía legislativa- de la así llamada transexualidad’, con promoción de nuevas leyes llamadas de ‘no discriminación’ y de ‘reconocimiento de derechos a las personas con deseo de cambiar de sexo’; derecho a la ‘no discriminación e igualdad de trato’ que implica situar fuera de la ley a quienes, como la Iglesia, afirmen que la particular inclinación de la persona con atracción sexual hacia el mismo sexo, ‘debe ser considerada como objetivamente desordenada’ (Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, n. 3) o que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’ (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2357); impedir, y penalizar legalmente, que profesionales de la psiquiatría o la psicología puedan ayudar a personas con atracción sexual hacia el mismo sexo (AMS) o con deseo de cambiar de sexo (DCS), que libremente lo soliciten; sustraer a los padres de los menores la patria potestad en todo lo que se refiere a la sexualidad de sus hijos con AMS o DCS; educación sexual obligatoria (teoría y práctica) a menores, según los criterios LGBTIQ, incluso contra la voluntad expresa de los padres; disminuir la edad legal de consentimiento para tener relaciones ‘sexuales’ entre personas del mismo sexo (en España, también aquí, la edad legal de consentimiento está ya en los 13 años); imponer, por ley, a las empresas e instituciones, la contratación de un porcentaje de trabajadores llamados LGBTIQ; inversión de la carga de la prueba cuando se producen denuncias por presuntas discriminaciones a personas llamadas LGBTIQ; promoción de la sexualidad ‘intergeneracional’ LGBTIQ; etc. (…)»
Merece además destacarse el hecho de que en su pastoral el obispo de Alcalá se adhiere explícitamente a una corriente según la cual habría una acción concertada a nivel internacional con el objetivo de imponer un «Nuevo Orden Mundial». Reig Pla insiste también en renombrar los diferentes aspectos de la realidad: habla de las personas «llamadas» LGTBIQ, a la homosexualidad la denomina «atracción por el mismo sexo» y a la transexualidad «deseo de cambiar de sexo», con sus correspondientes abreviaturas («AMS» y «DCS»). El objetivo es claro: oponerse mediante el lenguaje a que la realidad LGTB forme parte esencial de las personas, y devolverla al terreno de la patología.
También llama la atención la forma en la que Reig Pla introduce las ya célebres palabras del papa Francisco sobre la homosexualidad: «¿quién soy yo para juzgar?». Y es que pocos obispos aparecen hoy día más lejanos de los cambios formales y de cuño pastoral del nuevo papa que el de Alcalá.
Los homofóbos Siempre dirán que «queremos imponer un mundo LGBT». y «pervertir a los niños» y Y no se que tantas chorradas mas . Que hablen que es buena señal que estamos avanzando par que se respeten nuestros derechos. . y Que quede claro nosotros no somo la inquisición ya que no queremos imponer queremos educar y enseñar lo que es la diversidad sexual A un mundo Heterosexista. .
¿Y por qué siguen hablando de lo que ignoran? ¿Qué saben del sufrimiento ajeno?…. ¡¡NADA!!
La ignorancia es la madre de muchos males… prueba de ellos son los berridos de Abispo de Alcalá, porque más que inocular veneno no hace.
No comprendo porqué desde Dosmanzanas dais tanta importancia a los comentarios de los representantes de una secta que viven una vida de privilegios gracias al gobierno de Madrid.
Seguro que hay muy pocos gays, lesbianas, transexuales que nos afecte a estas alturas lo que esta pandilla pueda escribir.
Lo digo todo de buen rollo.
Feliz 2015
Feliz NAVIDAD.
Si quieres hablar de estos temas visítanos en Cuáquerod Inclusivos de Madrid
anderlibre@yahoo.es
Paz y Amor para todos.
Hola Bruno, me permito responderte como redactor de la noticia. Lo primero, gracias por el comentario y sobre todo por el «buen rollo». Evidentemente, cuando hacemos noticias no esperamos que la gente tenga que ser amable. Pero está claro que es más agradable cuando las respuestas, incluso críticas, son con el tono que has manejado.
Y en ese mismo tono te comento que, nos guste o no, sí que es necesario darle relevancia a estas noticias. Por un lado, objetivamente, el discurso de la Iglesia católica tiene mucha influencia en casi todo el mundo; la tiene en Europa o Norteamérica y la tiene mucho más en otros lugares como Latinoamérica o Africa. Tiene influencia en gobiernos pero también en gente. Palabras como las del obispo de Alcalá pueden alimentar en algunas personas ideas de que oponiéndose a nuestros derechos se están oponiendo a injusticias globales; y a la inversa, palabras como las del obispo de Amberes pueden animar a algunos católicos a ver las cosas desde otro ángulo. Y esas personas luego serán familiares de gays o lesbianas, amigos, compañeros de trabajo, jefes… Por ello, lo que digan de positivo o negativo tiene consecuencias muy prácticas para las personas lgtb, sean católicas o no.
Por otro lado, hay muchas personas lgtb que sí tienen un interés personal en lo que digan. Por las razones que tengan, y que suelen cambiar de persona a persona, muchos son cristianos e incluso católicos. Muchos siguen sintiendo la Iglesia Católica como suya, y les importa «personalmente» lo que digan.
Por estos dos motivos me parece importante reflejar este tipo de noticias (aunque por cierto, no todas, te aseguro que hacemos filtrado entre todo lo que llega de medios religiosos).
Saludos y gracias de nuevo por tu comentario.
Hans, me parece correcta tu respuesta.
Tienes razón que hay continentes que el Vaticano aún tienes mucho poder sobre los gobiernos y determinados grupos sociales.
En Europa ya no. Las iglesias están vacias y solo sectores muy conservadores siguen sus normas de una manera muy hipócrita-
En Europa y muy concreto Bélgica con los escándalos de abusos a menores su perfil de influencia ha bajado mucho.
En España no. Nunca han pedido perdón por la represión y el daño causado a la nación.
Yo creo que ya es hora de dejarlos que digan lo que quiera.
Ignorarlos es la única manera que se vean obligados a renunciar a sus grandes privilegios que conservan en España.
Con un poco de suerte menos de un año.
Me gusta vuestra página. Cuando estoy en Inglaterra casi todos los dias os leo.
Casi nunca comento, pero hoy que estoy aquí, pues si,
Lo dicho, un feliz 2015 a todos.